Esther Vivas [EV] ha defendido en un artículo reciente publicado en Público.es -«¿Por qué el 11 de septiembre rodearemos La Caixa?» [1]- posiciones y observaciones de indudable interés para cualquier ciudadano/a de izquierdas. Estas por ejemplo: «Lo primero es la independencia, después ya veremos; con ésta se acabará el paro, la pobreza, el hambre». Como […]
Esther Vivas [EV] ha defendido en un artículo reciente publicado en Público.es -«¿Por qué el 11 de septiembre rodearemos La Caixa?» [1]- posiciones y observaciones de indudable interés para cualquier ciudadano/a de izquierdas. Estas por ejemplo:
«Lo primero es la independencia, después ya veremos; con ésta se acabará el paro, la pobreza, el hambre». Como si la independencia fuese un maná divino, apunta críticamente EV, es un argumento (¿argumento?) falaz. Que se lo pregunten, prosigue la activista del Procés Constituent, a Grecia, Portugal, Irlanda, Chipre o al propio Estado español (¿al Estado español? ¿Por qué no entonces al Estado griego o al portugués?). Ser independientes, señala justamente EV, «implica sacarnos de encima, también, las garras de la Troika. La Europa del poder financiero no da libertad a los pueblos». No hay independencia verdadera (es decir, no hay propiamente independencia para decirlo más llanamente) «bajo el yugo de la deuda, el chantaje de la prima de riesgo y de los ‘mercados».
Otros afirman, prosigue EV, que «Madrid nos roba», y que si decimos «Adiós a España» el problema estará resuelto. Nada más lejos de la realidad, señala. «Lo cierto es que tenemos los ladrones en casa y se llaman Millet, Montull, Fainé, Crespo, Pujol, Brufau… y tantos otros». Adónde vamos con un país en manos de las 400 familias de siempre, se pregunta EV recordando la más que informada cuantificación de don Félix Millet, el señor de Barcelona que se pasea tranquilamente, y con orgullo de clase intacto, por las calles de los barrios altos de la millor botiga del món. Avanzar hacia la independencia, en opinión de EV, «implica preguntarse: independencia para qué y para quiénes».
Por lo anteriores motivos y mucho más, señala la activista incansable, el 11 de septiembre son muchos los ciudadanos y ciudadanas que van a rodear La Caixa, Caixabank, la principal entidad financiera de Cataluña y una de las mayores del país de países («Caja de Burgos», eso sí, en Burgos). «Lo hacemos, también, porque los bancos son los máximos responsables de la crisis… Entidades financieras que para salvarse ellas, nos han hundido, a la mayoría, en la más absoluta miseria». Por si hubiera alguna duda de su posición, EV sostiene, más que razonablemente, que nunca «seremos libres, ni independientes, si estamos sometidos a sus políticas».
Asimismo, prosigue, «es vox populi que La Caixa no quiere la consulta» sobre las relaciones entre Cataluña y España. La «paz social», afirma EV, es el máximo garante de los beneficios de Caixabank y «el Estado español (¿el estado español, estrictamente hablando?) su mayor fuente de negocio». El Sr. Fainé y sus colegas no han dicho nada públicamente contra del proceso soberanista, «no fuese que se iniciara una campaña ciudadana en su contra», pero, tampoco, según EV, «se han posicionado a favor». Que nadie crea, sostiene, «que La Caixa va encabezar el camino hacia la independencia» [¿quién lo cree en estos momento… o incluso en anteriores momentos?]. Si puede, señala, lo boicoteará. «Sus lealtades se han demostrado con la familia real, al frente del Reino de España, garantizando un retiro dorado a la Infanta Cristina en Suiza, como responsable del Área Internacional de la Fundación La Caixa, y aumentándole el sueldo a 320.000 euros anuales…». Advierte, eso sí, EV que en caso de «apoyar dicho proceso» si no le quedara otro remedio, ya se encargarán «de amarrarlo [de intentar amarrarlo más precisamente] según sus intereses, contrarios a los de la mayoría.»
Qué país tendremos, prosigue por la misma senda EV, «si al frente se encuentra un banco que desahucia a familias y nos estafa mediante las preferentes?» Tú eres la estrella, nos dicen. «¿Si tanto nos quieren porqué nos roba, a los catalanes [y a otras ciudadanos y ciudadanas], anualmente millones de euros mediante las autopistas de pago?». Así, pues, en opinión de la activista del PC, «qué poca independencia tendremos, en manos de ladrones». Por eso, concluye, en la díada de este 11 de septiembre, en el marco de una movilización que ella ya llama «histórica», serán muchas las personas que rodearán La Caixa (su sede central en Diagonal, creo entender).
Algunas de las consideraciones anteriores (no digo todas ni en todos sus campases y formulaciones) son fácilmente compartibles por la gran mayoría de la ciudadanía de izquierdas. Pero hay más cosas en el escrito de EV.
El 11 de septiembre, señala, «se espera una gran movilización social en Catalunya a favor de la independencia». La ANC cuenta «con más de 300 mil personas apuntadas a La Via Catalana per la Independencia», que tiene por objetivo, comenta, «junto con la demanda de independencia, presionar a las fuerzas políticas para que la consulta del 2014 sea una realidad y se establezca, de una vez por todas, su fecha de celebración». La formulación no es exacta. La presidente de la ANC, Carme Forcadell, ha dicho por activa y por pasiva, y en numerosas declaraciones (¡no se corta ni un pelo estos días!), que el acto del 11 de septiembre es un acto independentista y la denominación elegida, inspirada en lo ocurrido en los países bálticos hace más de dos décadas, habla de vía catalana a favor de la independencia, no a favor del ejercicio del derecho de autodeterminación que, lógicamente, permite otras opciones
En el marco de esta iniciativa, señala igualmente EV, «el Procés Constituent, impulsado por Teresa Forcades y Arcadi Oliveres, ha convocado a rodear La Caixa, la máxima expresión del capital financiero catalán». Se trata, estas son sus palabras, «de una acción que se suma a La Via Catalana, con sus propias especificidades, señalando que derechos sociales y nacionales son indisociables.» Remarco: se suma la acción anti-Caixa a la convocatoria de la ANC, por supuesto con especificidades propias.
Consiguientemente, si no razono desastrosamente, se está abonando – con indudables finalidades de izquierda transformadora, no están puestas en cuestión- una vía independentista, una apuesta por la independencia de Cataluña (es decir, de ruptura y separación con el resto de Sefarad) que no pone énfasis alguno, a día de hoy, en el ejercicio democrático, informado, no sectario, fraternal y veraz del derecho de autodeterminación de todos los pueblos de España, tesis central de la izquierda comunista durante décadas y décadas, aquello que las fuerzas independentistas catalanes (no de manera ingenua ni inocente) llaman «dret a decidir».
Lo señalado y defendido por EV, ¿es también la posición de Revolta global? ¿Es tesis compartida por Izquierda Anticapitalista en su conjunto?
PS: Por si hubiera alguna duda de la situación, el pasado martes 3 de septiembre, la ANC señaló que «la Via Catalana cap a la Independència que es farà el proper 11 de setembre» no modificará su recorrido para sumarse a la propuesta «d’encerclar la seu central de La Caixa, feta pel moviment Procés Constituent». ANC dejó muy caro que no están dispuestos a cambiar el lema, el nombre y el objetivo de su iniciativa. «L’Assemblea recorda que el traçat ja està establert i, per tant, l’ANC es desmarca de la proposta #Encerclem La Caixa». ¿Está claro? ¿Está clara la composición de clase, la cosmovisión política de la Asamblea Nacional de Cataluña, una organización que toma su nombre (impropiamente) de la Asamblea de Cataluña, una agrupación antifranquista que en su 4º punto señalaba «procurar coordinar estas acciones con las organizaciones democráticas del resto del estado español» y que jamás habló de independencia sino del Estatut de 1932 y del ejercicio del derecho de autodeterminación.
Nota:
[1] http://blogs.publico.es/esther-vivas/2013/09/05/por-que-el-11-de-septiembre-rodearemos-la-caixa/
Salvador López Arnal es miembro del Front Cívic Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra, director Jordi Mir Garcia)
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