En Roma los estados miembro de la ONU definen los trazos finales de cara a la cumbre que se realizará en septiembre, mientras que las organizaciones campesinas, indígenas y ONG denuncian la cooptación de las negociaciones por parte de las multinacionales alimenticias y del agronegocio. La Argentina mantiene su postura oficial contra un cambio profundo de los sistemas alimentarios.
Este lunes comenzó en Roma, la precumbre sobre los Sistemas Alimentarios, donde los estados miembro de la ONU mantendrán las últimas conversaciones preparatorias para la cumbre convocada para septiembre, en paralelo a la asamblea general, y en la que la misión encomendada por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, es la “transformación de los sistemas alimentarios” con el objetivo de “erradicar el hambre”. La ONU aseguró que la precumbre está “abierta a todo el que quiera participar”. Sin embargo, el Mecanismo de la Sociedad Civil y Pueblos Indígenas, bajo el lema “Sistemas alimentarios para el pueblo”, lanzó una contracumbre, que reafirma la decisión de no participar del evento ante “la actual colonización corporativa de los sistemas alimentarios”.
La contracumbre convocada por las organizaciones integrantes del MSC se puede seguir de forma virtual y se desarrollará en paralelo a la precumbre de la ONU hasta este miércoles 28. Además, La Vía Campesina convocó a visibilizar a través de las redes el llamado al boicot a la cumbre de septiembre bajo la consigna “Nunca más en nuestro nombre”, mientras que la International Land Coalition (LAC) lanzó otra campaña en la que exige que la precumbre sobre los Sistemas Alimentarios se reconozca la “centralidad de los derechos a la tierra para las personas que viven en y de ella” para lo que hizo públicos una serie de documentos independientes.
Una de las mayores advertencias de las organizaciones de base y movimientos sociales es la falta de transparencia en la toma de decisiones y el intento de modificar el sistema de participación para privilegiar las voces de las corporaciones. La participación de la Argentina en el proceso de debate está a cargo de la Cancillería, encabezada por Felipe Solá, y no desentona con las denuncias del MSC, Vía Campesia y LAC.
Las conclusiones sobre los Diálogos de la Argentina para la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios no se hicieron públicas —Agencia Tierra Viva solicitó el documento desde mayo y no obtuvo respuestas desde Cancillería— y las organizaciones campesinas reconocen no haber sido convocadas para el debate. La única posición oficial que trascendió fue acordada por el Ministerio de Agricultura con sus pares del continente a través del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), que impulsa en el país el modelo “AgTech”, la actualización del modelo del paquete agroquímico, con incorporación de tecnología.
Sistemas alimentarios para los pueblos
La apertura de la contracumbre convocada por el MSC fue acompañada con una declaración de los movimientos sociales, pueblos indígenas, ONG y académicos, que participan del MSC, en el que rechazaron las decisiones que se alcancen sobre los sistemas alimentarios ignorando la voz de los pequeños productores y sentenciaron que “los sistemas alimentarios industriales y el creciente control de las cadenas alimentarias por parte de las multinacionales son responsables” de los problemas que se la ONU anuncia querer solucionar con la convocatoria.
“Pese a que entre el 70 por ciento y el 80 por ciento de los alimentos del mundo son producidos por agricultores en pequeña escala, que tienen una poderosa voz colectiva, este proceso individualizado de múltiples partes interesadas da un poder desmesurado a unos pocos poderosos que controlan los mercados alimentarios, agrícolas y de capitales”, subraya la declaración del MSC.
Y agrega: “La lucha por unos sistemas alimentarios sostenibles y justos no puede desvincularse de las realidades de los pueblos cuyos derechos, conocimientos y medios de vida no han sido reconocidos ni respetados. Conocemos las soluciones factibles para abordar los problemas sistémicos de nuestros sistemas alimentarios”.
La declaración resalta que la cumbre está viciada de origen ya que fue convocada “después de firmar un acuerdo global con el Foro Económico Mundial” y denuncian que las “1000 mayores corporaciones del mundo y sus afiliados han estado controlando el diseño, la estructura, los procesos, la gobernanza y el contenido de la Cumbre”. En ese sentido, denunciaron que:
– La presidenta de la Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA), Agnes Kalibata, es la Enviada Especial de la Cumbre
– El “Grupo Científico” está formado por agentes patrocinados por empresas que legitiman los sistemas de conocimiento y tecnología de propiedad corporativa
– Las “soluciones innovadoras” que surgen de las vías de acción de la Cumbre han sido concebidas para profundizar en el control corporativo sobre todos los aspectos de nuestros sistemas alimentarios.
La advertencia respecto de la cooptación corporativa de la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios generó reiterados comunicados por parte del MSC, integrado por organizaciones de todo el mundo, entre ellas, La Vía Campesina, que en diciembre pasado denunció públicamente “la opacidad y la falta de inclusión”, que rodeaba la organización.
En marzo pasado, durante la asamblea plenaria del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el Relator Especial sobre Derecho a la Alimentación, Michael Fakhri, se plegó a las denuncias de las organizaciones de base y denunció que “la cumbre parece estar todavía muy sesgada a favor de un tipo de enfoque de los sistemas alimentarios: las soluciones basadas en el mercado”.
El jueves pasado, durante la rueda de prensa de presentación de la contracumbre “Sistemas Alimentarios para el Pueblo”, la referente brasileña de La Vía Campesina Paula Gioia denunció que “hay una mano corporativa clara en la cumbre, a pesar de que se vende como algo inclusivo, donde cualquiera puede participar”. En ese sentido, señaló que el sistema multipartes que se impulsa “pone a todos los actores al mismo nivel, como si fueran independientes del papel que ocupan en el sistema alimentarios e ignora asimetrías de poder y recursos” de las multinacionales.
Gioia lamentó además la “falta de voluntad política” de la organización de la cumbre, encabezada por Kalibata, a pesar de los reiterados intentos del MSC de proponer líneas de debate y participación que respeten las voces de los pequeños productores, pueblos indígenas y movimientos de mujeres rurales.
En ese tono, la referenta de La Vía Campesina señaló que el único diálogo que se habilita para la cumbre es el que habla de las soluciones impuestas por el sistema del agronegocio: “buenas prácticas agrícolas”, “sostenibilidad” y programas para recuperar los alimentos desperdiciados. “En este 25 aniversario de la soberanía alimentaria, reafirmamos nuestra unidad y compromiso para impulsar estrategias radicalmente transformadoras que reconozcan las necesidades de los pueblos”, sentencia la declaración de la contracumbre del MSC.
La crítica de los movimientos sociales, campesinos e indígenas como de las ONG y sectores académicos apunta contra la continuidad del sistema agroalimentario impuesto desde fines del siglo XX con la incorporación de los transgénicos y la denominada “revolución verde”, que no logró cumplir el objetivo de erradicar el hambre, como se había prometido, e impulsan una transición hacia la agroecología.
Argentina mantiene su posición a favor del agronegocio
En las negociaciones previas a la cumbre sobre documentos relevantes, que fueron aprobados este año, como las “Directrices voluntarias sobre los sistemas de alimentación y nutrición” y las “Recomendaciones políticas sobre enfoques agroecológicos y otros enfoques innovadores”, la Cancillería y el Ministerio de Agricultura se mantuvieron firmes en la defensa de los intereses del agronegocio.
“Argentina se opuso a una transformación de los sistemas alimentarios”, reveló Magdalena Ackermann, co-facilitadora del Grupo de Trabajo de Alimentación y Nutrición del MSC, en diálogo con Tierra Viva en abril pasado. Poco después una carta pública firmada por todas las organizaciones campesinas, organizaciones sociales, cátedras universitarias y referentes del campo, la nutrición y las ciencias solicitaron a ambos ministerios que modificarán su posición y respalden la transición hacia la agroecología para “hacer realidad el imperioso derecho humano a la alimentación adecuada y la soberanía alimentaria”.
Sin embargo, hasta el momento, el único posicionamiento oficial que se hizo público y tuvo difusión a través de los medios oficiales fue el acuerdo alcanzado por los Ministerios de Agricultura de todo el continente en el marco del IICA, instituto al que se le delegó la representación de los estados miembros para la precumbre sobre los Sistemas Alimentarios y para la cumbre de septiembre. En ese acuerdo, la voz que representó al gobierno argentino fue la del Subsecretario de Coordinación Política del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina, Ariel Martínez.
El documento del IICA sostiene como principio que los productores agropecuarios “deben estar debidamente representados”, algo refutado por las denuncias de las organizaciones campesinas, indígenas y de la sociedad civil. Habla de “transformación de los sistemas alimentarios”, pero sostiene que el actual modelo ha sido “eficiente”, cuando la ONU reconoció en su reciente informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo que el objetivo 2030 de “hambre cero” quedará incumplido, con 660 millones de personas que no podrán acceder a su alimentación.
Al momento de hablar de las demandas de los consumidores y los aspectos nutricionales, el documento resalta que “las decisiones sobre qué consumir son individuales, correspondiendo a los Estados la responsabilidad de promover campañas de educación e información sobre los alimentos”.
Por último, la posición conjunta acompañada por la Argentina señala, en materia de “estrategias de producción y asuntos ambientales”, que se debe avanzar en el “aprovechamiento de las innovaciones en ciencia y tecnología, la digitalización y la bioeconomía, entre otros aspectos”, con inversiones público-privadas y financiamiento internacional.
La agroecología, cambio fundamental reclamado por las organizaciones campesinas como camino hacia una modificación radical de los sistemas alimentarios para alcanzar la soberanía alimentaria, no figura en el documento del IICA. A nivel local, los sectores de la agroecología tampoco están siendo consultados por las autoridades de Cancillería y el Ministerio de Agricultura involucrados en las negociaciones de la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios.