¿Fue razonable el apoyo a la abstención de parte de la izquierda comunista -Movimiento Comunista y Liga Comunista Revolucionaria, por ejemplo- en el referéndum constitucional del 6 de diciembre de 1978? ¿No se coincidió entonces con personajes y tendencias políticas como las que ya entonces podía representar José María Aznar? Visto lo que hemos visto […]
¿Fue razonable el apoyo a la abstención de parte de la izquierda comunista -Movimiento Comunista y Liga Comunista Revolucionaria, por ejemplo- en el referéndum constitucional del 6 de diciembre de 1978? ¿No se coincidió entonces con personajes y tendencias políticas como las que ya entonces podía representar José María Aznar? Visto lo que hemos visto posteriormente no hay apenas duda. Fue razonable. Además de las prácticas y desarrollos constitucionales conocidos, hemos sabido que algunos de los artículos fueron impuestos manu militari a la ponencia constitucional. Por ejemplo, el relativo a lo que ahora, desde entonces precisamente, llamamos nacionalidades.
Pero, mirado desde entonces, en 1978, tras la muerte del dictador golpista africanista, con masivas y comprensibles ansias ciudadanas de libertad y superación de tiempos de silencio, represión y muerte, ¿fue también razonable la posición de esas fuerzas y ciudadanos que habían combatido el franquismo en pie de acción y organización, y sin permanecer en casa en momento tan decisivos como los asesinatos de Puig Antich y los del 27 de septiembre? ¿No era sin duda razonable la posición que exigía subordinar todo a la consolidación de lo alcanzado sin perder de vista lo poco que éramos y una correlación de fuerzas años-luz alejada de toda situación similar a la toma del Palacio de invierno o a la construcción de la Comuna de París? ¿No había que dejar, como sensatamente se decía en la guerra civil, la «revolución» entre paréntesis para superar la primera etapa del combate que tanto sacrificio había exigido? ¿Podía verdaderamente el PSUC-PCE, del PSOE no es necesario hablar, defender la abstención teniendo en cuenta la situación política de aquellos momentos?
No hay respuestas conclusivas a esos interrogantes en mi opinión. Pero sí cabe señalar que las izquierdas comunistas jugaron un papel no irresponsable, y abonaron para más tarde senderos de resistencia y críticas entonces poco frecuentes, cuando denunciaron el papel que la Constitución de 1978 otorgada a la Iglesia católica, a la Monarquía borbónica, a la economía capitalista, al mismo Jefe de Estado y a los derechos de las nacionalidades históricas. Apuntar, como se apuntó, que aquella Constitución no era realmente una Constitución democrática de orientación popular sino que seguía manteniendo una parte nada marginal de las estructuras y de los centros del poder, no fueron afirmaciones alocadas ni irracionalistas. No era soñar que el mundo ya era nuestro.
El izquierdismo o la falta de cálculo quizá abonaran la tierra y las finalidades de la izquierda comunista en algunos momentos. Pero no siempre, no en este caso.
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