En 1876 se fundó la Institución Libre de Enseñanza por don Francisco Giner de los Ríos, más abierta a la formación espiritual que a las conclusiones doctrinales y las teorías escolásticas. Tras Giner le sucedió su discípulo Alberto Jiménez Fraud, quien quería cambiar la realidad española. Fue él quien fundó la Residencia que se convirtió, […]
En 1876 se fundó la Institución Libre de Enseñanza por don Francisco Giner de los Ríos, más abierta a la formación espiritual que a las conclusiones doctrinales y las teorías escolásticas. Tras Giner le sucedió su discípulo Alberto Jiménez Fraud, quien quería cambiar la realidad española. Fue él quien fundó la Residencia que se convirtió, durante más de dos decenios, en el primer centro cultural de España.
La Residencia de Estudiantes se fundó el 1ero. de octubre de 1910, en la calle Fortuny 14. Pronto se convirtió en el hogar espiritual donde se fraguó una nueva generación que iba a emprender la transformación moderna de España. De allí surgirían, muchos años después, dos de los Premios Nóbel de España: Juan Ramón Jiménez en Literatura y Severo Ochoa, en Medicina. En febrero de 1911 el pintor Joaquín Sorolla condujo al rey Alfonso XII en una visita a la institución. En 1913 Juan Ramón Jiménez se instaló como residente de honor y junto con el jardinero, Marcelino, diseñó un jardín de adelfas.
En el curso de ese año se impartieron conferencias a cargo de Azorín, Menéndez Pidal, Ortega y Gasset, Gustavo Pittaluga, Unamuno, Valle Inclán y Luis de Zulueta. Siempre que visitaba Madrid, Miguel de Unamuno vivía en la Residencia. En años sucesivos serían huéspedes, maestros y conferencistas de la Residencia figuras como Federico de Onís, Eugenio D’Ors, Henri Bergson, la condesa de Pardo Bazán, Enrique Diez Canedo, Salvador de Madariaga, Gregorio Marañón, Paul Valery, Louis Aragon, Blaise Cendrars, Max Jacob, Paul Eluard, el conde de Keyserling, Julien Benda, Ramón Gómez de la Serna y Jean Cassou.
En 1923 Albert Einstein ofreció una conferencia especial para explicar su Teoría de la Relatividad. Tras él Madame Curie habló sobre la radioactividad. En 1924, dos años después de ser descubierta la tumba de Tut Ankh Amen, su descubridor, el arqueólogo inglés Howard Carter brindó una conferencia sobre su notable hallazgo. Marinetti explicó el movimiento futurista en una charla y Le Corbusier ofreció una disertación sobre la nueva arquitectura. Walter Gropius habló del funcionalismo arquitectónico. John Maynard Keynes dió una charla sobre aspectos de la economía. En 1930 se inauguró una exposición de arte mexicano que fue presentada por Jaime Torres Bodet.
Se efectuaron conciertos de guitarra de Andrés Segovia, de clavicémbalo por Wanda Lansowska, de composiciones de Darius Milhaud. Maurice Ravel interpretó al piano sus obras /La Hora Española y Pavana para una Infanta Difunta./ Falla presentó /El Retablo de Maese Pedro/. Francis Poulenc y Ernesto Halffter dirigieron conciertos con obras suyas. En 1931, tras la proclamación de la República, se estrenó en España, en la propia Residencia de Estudiantes, /La Historia de un Soldado/ de Igor Stravinsky.
En 1933 se inauguró el auditorio de la Residencia con un concierto de canciones populares por La Argentinita, acompañada al piano por García Lorca. Se representó /El Amor Brujo/ de Falla con La Argentinita, La Malena, La Macarrona y La Fernanda. Alexander Calder ofreció una representación de circo en miniatura. A partir de 1927 se exhibieron filmes comentados por Luis Buñuel: /Entreacto/ de René Clair y obras de Jean Renoir y Cavalcanti, y la /Juana de Arco/ de Karl Dreyer, entre otros muchos.
Al estallar la Guerra Civil, tras la rebelión de Franco, se dotó de inmunidad diplomática a la Residencia y se desplegaron banderas de Estados Unidos y Gran Bretaña en su fachada. Ortega y Gasset se refugió allí con su familia. Después se convirtió en un hospital de guerra y al triunfar Franco se disolvió aquel centro de saber para convertirlo en el Instituto Hispano Marroquí. El auditorio fue convertido en capilla. Tras la muerte del dictador comenzó un período de recuperación.
Fue en ese entorno de inteligencia y creatividad, en aquel vivero de talentos, en esa universidad abierta, ávida de experimentación y vida, donde se instaló Federico García Lorca en 1916. Poco después ingresaron Luis Buñuel y Salvador Dalí, integrando una notable e inseparable tríada de genios en el instante de su despertar.
Buñuel recordaba que la habitación de Federico era uno de los centros de reunión más concurridos de la Residencia. Se conservan fotos de aquella pieza que tenía por mobiliario una mesa sencilla y pequeña ante un cómodo y mullido butacón donde leía, paredes empapeladas con decorados algo orientales. Aun se conserva su piano en la sala principal. Cuando tocaba salían a oírlo hasta los cocineros, llenaba el salón de alegría. Siempre mantenía una jarra de flores sobre el piano, y así se conserva hasta hoy. Alberti recordaba la habitación muy austera, algo así como una celda monacal, nada colgaba en las paredes excepto un dibujo de Dalí.
La Residencia de Estudiantes fue uno de los centros culturales más importantes de Europa durante la primera mitad del siglo XX y en sus habitaciones se fraguó la creatividad de manera mayúscula y se regaló talento a España y al mundo.