Cuba celebró ayer, 14 de marzo, el Día de la Prensa, establecido después del triunfo de la Revolución Cubana teniendo en consideración al legado revolucionario que representó el periódico Patria, fundado por José Martí en esa fecha en el año 1892. Todo el mundo en estos tiempos conoce la influencia de la prensa en las […]
Cuba celebró ayer, 14 de marzo, el Día de la Prensa, establecido después del triunfo de la Revolución Cubana teniendo en consideración al legado revolucionario que representó el periódico Patria, fundado por José Martí en esa fecha en el año 1892.
Todo el mundo en estos tiempos conoce la influencia de la prensa en las sociedades contemporáneas, y desde hace tiempo se le confirió un lugar preeminente como el cuarto poder de las instituciones representativas de los estados. Puede decirse, sin embargo, que si bien se mantiene vigente el papel esencial de la prensa, concebida como un instrumento del desarrollo social y como una esfera desarrolladora de la conciencia de la humanidad, se ha producido, sin embargo, un fenómeno gigantesco de apropiación por parte de las oligarquías y la plutocracia nacionales e internacionales, por una parte, y de enajenación o despojo de la representación de las grandes masas de los pueblos, por otra.
Este fenómeno contemporáneo se ha venido produciendo con mayor dimensión desde el siglo pasado, como parte de un proceso en que, como parte de los monopolios nacionales e internacionales, la prensa radial, televisiva, periódica, y ahora digital, se ha convertido en sí misma en un monopolio publicitario o ha venido a formar parte del monopolio financiero integrado al empresarial en distintas ramas, y ligado indisolublemente al poder político de las clases dominantes. Ha surgido así un modelo mediático que está diseñado para mantener el dominio político y económico de los pueblos, y procurar extenderlo a la mayor parte de la humanidad. Desde hace mucho tiempo ha formado parte de la preparación artillera y del desarrollo de las pasadas y actuales guerras de conquistas, y ha llegado a constituir hasta una forma especial de guerra denominada guerra mediática.
Cuba celebró ayer, 14 de marzo, el Día de la Prensa, establecido después del triunfo de la Revolución Cubana teniendo en consideración al legado revolucionario que representó el periódico Patria, fundado por José Martí en esa fecha en el año 1892. Nacía este periódico para juntar y amar, y para vivir en la pasión por la verdad. Nacía en medio de los preparativos de la guerra necesaria por la independencia y a la hora del peligro, para velar por la libertad, para contribuir a que sus fuerzas sean invencibles por la unión, y para evitar que el enemigo nos vuelva a vencer por los errores de los desordenes durante la primera guerra.
Se definía por Martí, su fundador y periodista estratega, que una es la prensa, y mayor su libertad, cuando en la república segura se contiende, sin más escudo que ella, por defender las libertades de los que las invocan para violarlas, de los que hacen de ellas mercancía, y de los que las persiguen como enemigas de sus privilegios y de su autoridad. Pero como revolucionario estaba consciente que la prensa debía ser otra cuando se tiene enfrente el enemigo. Entonces, en voz baja se pasa la señal. Lo que el enemigo ha de oír, no es más que la voz de ataque. Eso debía ser «Patria» como la prensa de aquellos días de los preparativos insurgentes. Es, decir, un soldado. Para el adversario mismo será parco de respuestas, y en vano se le querrá atraer a escaramuzas inútiles, porque cada línea de los periódicos de la libertad es indispensable para fundarla; aun el adversario hallará en nosotros más bálsamo que acero. El arma es para herir, y la palabra para curar las heridas.
Ese fue el papel del periódico Patria, devenido órgano del Partido Revolucionario Cubano fundado por Martí, con una vida expresada en 522 números que abarcó el periodo histórico de 14 de marzo de 1992 a 31 de diciembre de 1898. Fue el instrumento formidable de la Revolución Cubana en esa etapa de preparación y desarrollo de la guerra de independencia iniciada en 1895.
Pero la Revolución Cubana, cuyo acto originario ocurrió el 10 de octubre de 1868, bajo la guía de Carlos Manuel de Céspedes, que al año siguiente ocupó el cargo de Presidente de la República de Cuba en Armas, también contó en esa etapa con su órgano periodístico. Se llamó El Cubano Libre y se publicó por primera vez en Bayamo, sede del Gobierno Provisional de la República, el 17 de octubre de 1868 por iniciativa de Céspedes y desapareció en 1871.
Resulta interesante la importancia que Céspedes confería a la prensa, que se refleja no sólo en la fundación del órgano de la Revolución sino también en el seguimiento que daba a la prensa de su tiempo de la más variada procedencia. Su valoración al respecto quedó expresado en una carta a su esposa Ana de Quesada, a la que expresa: «De las supresiones que ha hecho la agencia, todas me parecen bien, menos la de los periódicos; porque esa es hoy la lengua de los pueblos. El que no tiene periódicos está mudo: nadie lo conoce; nadie lo procura. Es preciso hablar al mundo por la imprenta, o morir solo en un rincón.»
Es significativo que este primer periódico de la Revolución Cubana, El Cubano Libre, fundado durante la primera guerra de independencia de 1868, tuvo su continuación en el campo insurrecto durante la guerra de 1895. Empezó a publicarse el 3 de agosto de ese año promovido por el Mayor General Antonio Maceo, quien llegó a afirmar que » El Cubano Libre es un cuerpo de ejército compuesto de doce columnas, que se bate, se bate bien, diariamente por la causa de Cuba.» Se continuó publicando hasta el fin de la guerra.
Y para una continuidad y concatenación indiscutible entre los hechos históricos, durante la Revolución Cubana actual, en la etapa guerrillera en la Sierra Maestra, volvió a iniciarse la publicación de El Cubano Libre, esta vez por iniciativa del Comandante Ernesto Guevara.
El primer número se publicó en octubre de 1957, o sea, 89 años después del fundado por Céspedes. En el mismo se afirmaba que «Cuando nuestra Patria estaba en los albores de su existencia como nación independiente, surgió de la manigua la voz magnífica del periódico mambí. Su título era una profesión de fe en el futuro: EL CUBANO LIBRE. ¿Y qué mejor lema para este momento angustiado de nuestra historia? Por eso cuadra una vez más el nombre elegido y desde la manigua redentora se oye la voz que llama a vencer o morir: EL CUBANO LIBRE.»
Pero la Revolución tuvo otros dos órganos escritos y que circularon en la clandestinidad: los periódicos Revolución y Sierra Maestra.
Y tuvo, además, su órgano de mayor significación, Radio Rebelde, fundado por el Che y luego adscrito a la Comandancia General que estaba a cargo de Fidel.
Por estas y muchas otras razones propias del nacimiento y desarrollo de la prensa de la Revolución Cubana en todas las etapas de la historia, la prensa de la Cuba de hoy es heredera y representante de aquellos instrumentos de liberación y combate desde el campo de las letras y las ideas, y asume el compromiso que toda la prensa, de cualquier naturaleza, debe hacerse: ser defensora de los intereses legítimos de su pueblo y expresarse como la lengua y voz del mismo, ya que es preciso que el mundo la escuche con su timbre y mensaje inconfundible y autóctono; pero, a la vez, debe sentirse comprometida con las aspiraciones, los sueños y las verdades de su pueblo y la humanidad.
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