La emancipación de la mujer ha sido una de las grandes revoluciones silenciosas que han marcado el perfil del siglo que terminó. Hillary Clinton, actual senadora por el estado de Nueva York, es mucho más inteligente que su esposo y le ha guiado en su carrera. Se conocieron en Yale cuando estudiaban Leyes y al […]
La emancipación de la mujer ha sido una de las grandes revoluciones silenciosas que han marcado el perfil del siglo que terminó. Hillary Clinton, actual senadora por el estado de Nueva York, es mucho más inteligente que su esposo y le ha guiado en su carrera. Se conocieron en Yale cuando estudiaban Leyes y al establecerse en Arkansas ella se destacó como un brillante abogado dotada de una dinámica presencia en la vida social. Durante su campaña por la presidencia Clinton dijo en varias comparecencias, imitando los anuncios comerciales, «compre un presidente y obtenga dos», aludiendo a las bien conocidas capacidades de su esposa. Ahora, se habla de la posibilidad de postular a Hillary para los próximos comicios presidenciales.
Las Primeras Damas han sido, en algunos casos, factores determinantes en la Casa Blanca. Edith Wilson fue la verdadera dirigente de la nación después que su esposo, el presidente Woodrow Wilson, quedó inhabilitado para el oficio gobernante y se le ocultó a la nación su verdadero estado de salud. Eleanor Roosevelt fue una abanderada del liberalismo y de las causas tercermundistas, llegando a ser embajadora ante las Naciones Unidas. Jacqueline Bouvier inauguró un período de elegancia, distinción y auge cultural en la sede presidencial durante el mandato de su esposo John F. Kennedy. Sin embargo cuando Rosalyn Carter se sentó en una sesión del gabinete entre los secretarios de Estado de su esposo, el presidente Carter, para observar el curso de los acontecimientos, una ola de protestas indignadas siguió a esta audacia.
Evita Perón ha sido una figura paradójica: una señora filantrópica que protegió a los pobres mientras adquiría joyas fabulosas y vestía pieles de gran ostentación. La limosna en gran escala nunca ha sido una solución para los problemas sociales. No se extrae a los miserables de sus aflicciones aliviando temporalmente, con una efímera dádiva, sus penurias. No obstante, Eva Perón creó una mística entre los desvalidos de su país que aún subsiste.
En un inicio las sufragistas fueron a la cárcel pero en 1915 –debido a la falta de mano de obra provocada por la guerra–, las mujeres fueron admitidas como obreras en las fábricas. Rosa Luxemburgo fue una visionaria de las revoluciones. Nadiejda Krupskaya le imprimió un serio impulso a la educación en el experimento ruso. Marie Stoppes creó la primera clínica de control de la natalidad en 1921. Alejandra Kollontai impulsó el amor libre en la nueva sociedad rusa de los bolcheviques y fue una adelantada de la diplomacia moderna. Simone de Beauvoir y Simone Weil han sido grandes pensadoras de nuestro tiempo. Golda Meir y Margaret Thatcher guiaron a sus naciones respectivas con mano de hierro y criterios retardatarios en tiempos de crisis. María Callas llegó a la cumbre en el arte operático. Frida Kahlo creó un rico arte surreal sobreponiéndose a sus martirios.
Josephine Baker fue el símbolo de la era despreocupada y frívola que sobrevino tras la Primera Guerra Mundial. Amelia Earhart atravesó sola el Atlántico en una avioneta. Virginia Woolf demostró hasta donde podía llegar el talento literario de las mujeres. Anna Frank fue la marca mayor de la sensibilidad adolescente. Cocó Chanel impuso un estilo a su generación. Indira Gandhi continuó una tradición familiar y fue una estadista de gran vuelo.
Entre las monstruosidades de los talibanes una de las más repulsivas fue su discriminación de la mujer. Les fue negado el acceso a los cargos públicos, a la educación, a deambular libremente sin una compañía masculina. Fueron relegadas como animales en un establo, destinadas solamente a la reproducción de la especie.
Pese a todo ello persisten las desigualdades. Las mujeres ganan 20% menos salarios que los hombres por igual trabajo. Pero a inicios del siglo XX no podían votar ni tenían acceso a la enseñanza superior. En Estados Unidos las mujeres tienen el 14% de los puestos de dirección política y social. En Europa uno de cada tres puestos de gobierno es ocupado por una mujer. La vieja fórmula alemana de condenarlas a la cocina, los niños y la iglesia (kuche, kinder, kirche) está desapareciendo.