El sur de Brasil, Paraguay y el noreste de Argentina atraviesan un período de sequía severa que afecta la producción de soja y maíz
Argentina y Paraguay, los tres grandes países productores agrícolas de Sudamérica, atraviesan un prolongado período de sequía y de bajante de sus principales ríos. Esto golpea tanto las cosechas como el transporte fluvial de los cultivos de verano más importantes, con el maíz y la soja a la cabeza.
Si bien todavía el escenario puede cambiar, el ciclo de granos gruesos del año 2021 y el 2022 en los tres países podrían terminar con pérdidas que impactarán en sus economías con una magnitud aún difícil de prever, coinciden especialistas.
Para la soja, el grano estrella sudamericano, las pérdidas ocasionadas por el mal clima van desde las previsiones más conservadores, del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, que espera 9.5 millones de toneladas menos en los tres países, a otras más acentuadas, como los de la agencia brasileña AgRural, que estima que se producirán 20 millones de toneladas menos en los tres países.
Para el maíz, según explicó la consultora en agronegocios Marianela de Emilio en un informe, será difícil que Argentina y Brasil lleguen a lo que esperaban hasta hace pocas semanas atrás. “El clima sigue poniendo a las proyecciones productivas de Sudamérica en la cuerda floja, con ajustes de área de siembra y rendimientos potenciales a la baja”, explicó.
20 millones menos de toneladas de soja se producirán en Brasil, Paraguay y Argentina, según la agencia brasileña AgRural.
Las proyecciones meteorológicas, al menos hasta el final de marzo o principios de abril, no son demasiado alentadoras para toda la región, ya que el fenómeno climático de La Niña continúa afectando el clima de América del Sur y contribuye a la sequía en los tres países.
“Mientras la tendencia de La Niña siga activa estos patrones seguirán y las proyecciones no son optimistas para el corto plazo, ya que seguimos bajo la influencia de un patrón de circulación que inhibe las precipitaciones en la zona de la cuenca del Paraná”, dijo Cindy Fernández, del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de Argentina.
Un trío en problemas
Brasil es el principal productor y exportador de soja del mundo y el tercer mayor productor mundial de maíz. Los dos granos sufren en esta campaña por la falta de lluvias en los estados del sur y tendrán cosechas más reducidas de las esperadas hasta hace un mes, en volúmenes que aún están por definirse.
Ya hay previsiones que grafican lo que se perdió. La Compañía Nacional de Abastecimiento de Brasil (Conab) recortó sus estimaciones de cosecha para granos gruesos respecto a lo que se esperaba en diciembre pasado por la sequía. Se pasó de 142.8 millones de toneladas de soja a 140.5, mientras que para el maíz se esperan 112,9 millones de toneladas en vez de 117,2.
En Argentina, la falta de lluvias en la región del centro-este durante el ciclo agrícola obligó a recortar en ocho millones de toneladas las estimaciones para la cosecha de maíz, que pasó de 56 millones a 48 millones, y la de la soja, de 45 millones a 40 millones. Una ola de calor afectó a la parte más fértil del país en las primeras semanas de enero.
En Paraguay la situación no es mejor, según explicó el ministro de Agricultura de ese país, Moisés Bertoni. “Veníamos bien hasta las últimas semanas de noviembre, pero diciembre fue muy seco y en enero llegaron muy altas temperaturas que impactaron en la soja, que es el principal rubro de exportación de Paraguay”, sostuvo.
Desde el gobierno paraguayo estiman que la sequía recortó un 30% la producción esperada de soja, lo que significa una pérdida de ingresos de unos 2.500 millones de dólares. En el maíz la situación también es problemática. “Muchos productores han optado por darle el maíz al ganado, aunque aún esperamos que las condiciones mejoren”, agregó Bertoni.
Clima crítico
Sin embargo, las dificultades de esta temporada no son del todo nuevas. Tanto Paraguay como el sur de Brasil y el noreste argentino, una amplísima región de Sudamérica atravesada por los ríos que componen la cuenca del Plata, atraviesan desde hace casi tres años una situación de déficit hídrico severa con dos veranos consecutivos bajo la influencia de La Niña.
De acuerdo a Fernández, del SMN de Argentina, hace más de 20 años que no se registran lluvias normales o superiores a lo normal en el sur de Brasil, salvo excepciones, por lo que esa región arrastra un largo déficit de agua. En Argentina, la región del Litoral registra lluvias debajo de lo normal hace dos años, especialmente en el verano.
En parte esta intensidad y duración sobre la media son atribuibles al cambio climático, y la tendencia para el futuro es que estos eventos se repitan con mayor frecuencia
Según el ingeniero agrónomo paraguayo Luis Recalde no se trata de un fenómeno completamente desconocido o nuevo, pero sí inusual en su magnitud y duración. “En parte esta intensidad y duración sobre la media son atribuibles al cambio climático, y la tendencia para el futuro es que estos eventos se repitan con mayor frecuencia”, sostuvo.
Para Recalde los problemas de la sequía van más allá de lo productivo y son socioambientales, desde las pérdidas de productividad agrícola y pecuaria “que tendrán efectos duraderos en los precios de productos de la canasta básica” hasta la multiplicación de los incendios forestales, que generan “gran pérdida de biodiversidad y daño a la salud en calidad de aire”.
Bajante de los ríos
Los ríos que componen la cuenca del Plata, que tiene unos tres millones de kilómetros cuadrados de superficie, registran una bajante extraordinaria que comenzó en el invierno austral de 2019 y que aún persiste. Este fenómeno provoca diversas consecuencias para el uso humano de los ríos y sus funciones productivas.
“Los impactos de la falta de caudal en los ríos son enormes y muy diversos, pero los más evidentes para las personas son la escasez de agua para consumo y el alza en los precios de la energía eléctrica, mercaderías y combustibles que son movidos a través de los ríos o de la energía que se generada en represas” apuntó Recalde.
Para Paraguay, que “baja” parte de su producción de granos en barcazas hasta los puertos agroexportadores del gran Rosario en Argentina, el escaso nivel de agua del río se volvió un problema de Estado. “Las barcazas van sin la carga completa y eso significa un doble costo para las exportaciones”, dijo Bertoni, a cargo de la cartera de Agricultura de ese país.
El sector agroindustrial argentino también padece millonarias pérdidas por la bajante del Paraná. Según la Bolsa de Comercio de Rosario solo en 2021 se perdieron unos 620 millones de dólares al no poder los busques completar sus cargas a tope por problemas de calado.
Impactos económicos
La actual sequía tiene y tendrá severos impactos económicos. El impacto sobre la economía argentina será de al menos US$4.800 millones, el equivalente al 1% del PBI del país, de acuerdo a la Bolsa de Comercio de Rosario.
“Incluso con la recuperación de los precios, la pérdida de ingresos netos del sector productor ya asciende a US$2.930 millones, lo que redundará en menos fletes, menos servicios financieros y de intermediación y menos consumo. En total, el impacto sobre la economía argentina se estima en US$4.800 millones” explica ese trabajo.
Pero el clima no afecta a todos por igual. Desde la Bolsa argumentaron que la sequía afecta sobre todo a los productores pequeños y medianos, muchos de ellos arrendatarios que ya no tienen campos propios. En campos alquilados, el resultado de la actual campaña agrícola ya es negativo.
«Hay muchas posibilidades que con los costos actuales el productor que siga con la actividad vuelva a hacer más soja y vuelva al monocultivo», advirtió la BCR.
Carlos Achetoni, el presidente de la Federación Agraria Argentina, que representa a productores medianos y pequeños de todo el país, dijo que muchos ya están endeudados. “Una mala cosecha deja a muchos en situación de quebranto, y esto puede forzar a que más productores salgan del circuito productivo si no llega ayuda desde el Estado”, consideró.
En Paraguay, según detalló Bertoni, la agricultura explica el 25% del PBI de manera directa, un porcentaje que trepa hasta el 50% si se considera la actividad que genera de manera indirecta con servicios como el transporte o la maquinaria agrícola. “El impacto de la sequía en Paraguay es brutal y más todavía si hablamos de la soja, que corresponde a un 40% de nuestras exportaciones totales”, explicó.
En Brasil, solo el año pasado la sequía y la crisis energética que generó provocó pérdidas por unos US$1.464 millones de dólares, según la Confederación Nacional de la Industria (CNI).
Pronósticos
Las expectativas no son buenas para el clima en la región agrícola de Sudamérica, de acuerdo al pronóstico trimestral enero/marzo 2022 del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de Argentina.
“Se observa una mayor probabilidad de que la temperatura media sea más cálida que lo habitual en gran parte del país. Las regiones con las mayores probabilidades de esta categoría son el sur del Litoral, centro-sur de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y La Pampa”, que es la región agrícola por excelencia, se sostiene en el informe.
Una mala cosecha deja a muchos en situación de quebranto, y esto puede forzar a que más productores salgan del circuito productivo si no llega ayuda desde el Estado
En cuanto a las lluvias, el pronóstico muestra que en el Litoral es más probable (45%-50%) tener un trimestre con lluvias inferiores a las normales para esta parte del año.
Esto, dijo la experta Cindy Fernández, es extensivo a todo el sur de Sudamérica, la amplia zona de producción agrícola que comparten el sur de Brasil, Paraguay y el noreste argentino: “Es una zona que comparte patrones de clima y que está bajo la influencia de la Niña por segundo verano consecutivo. Las proyecciones no son buenas, al menos hasta el final del verano”, señaló.
Jorgelina Hiba. Periodista especializada en temas ambientales de Argentina.