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La solidaridad vence a las prohibiciones en Gasteiz

Fuentes: Askapena

Mensaje enviado por Etxerat de Gasteiz que difunde el texto del militante internacionalista Walter Wendelin, que él mismo leyó después de la concentración en la Catedral Nueva, ayer viernes 5, en el brindis por las y los presos politicos vascos durante las fiestas de la Blanca, a pesar de las prohibiciones de la viceconsejeria de […]

Mensaje enviado por Etxerat de Gasteiz que difunde el texto del militante internacionalista Walter Wendelin, que él mismo leyó después de la concentración en la Catedral Nueva, ayer viernes 5, en el brindis por las y los presos politicos vascos durante las fiestas de la Blanca, a pesar de las prohibiciones de la viceconsejeria de Interior del Gobierno Vasco.

Ver crónica de la concentración

Leer la carta de Walter

Brindis Presos Fiesta de la Blanca 2011 2011-08-05

Estamos en fiestas, pero algunos, para dejar la ciudad pulcra y a su gusto nos quieren barrer bajo la alfombra como barren todas sus injusticias y demás feas suciedades bajo la alfombra para que no se vean.

Pero no pueden, porque están aquí con nosotros, todos y todas aquellas que están dispersadas a cientos de kilómetros, los y las enfermas que siguen encerradas, los que han cumplido y siguen encarcelados, incluso todos aquellos y aquellas que están a una distancia que ya no se mide ni en kilómetros ni en tiempo siquiera.

Y porque estamos orgullosos y orgullosas de nuestras madres, hermanos, tíos, amigas, compañeros, padres, hijas e hijos porque estamos orgullosas de su compromiso, de sus intenciones, de sus sueños, por eso nos llaman «asesinos» y «terroristas», nos insultan y tratan de «alimañas», nos barren y provocan, nos reprimen y prohíben.

En este último año en Gasteiz hemos salido 9 de las mazmorras del reino a respirar el aire de Gasteiz, a pisar sus calles y plazas, el último -por ahora- Jagoba. Pero hemos sido detenidos y encarcelados 10: es mal cociente, y están todavía 43 presos y presas políticos y muchos compañeros y compañeras huidas.

En realidad son muchos más, son cientos de miles de presos y presas políticos encarcelados en las cárceles del mundo. En realidad son millones.

En realidad el mundo entero estamos presos de unos perturbados mentales, «demócratas de toda la vida», y aseguran que su «módulo» es el menos malo de los «modelos» y el único posible.

Dicen que nos van a pacificar y a re-socializar. Pretenden hacerlo atándonos a su modelo y a la miseria con su cadena perpetua. Y luego nos prometen el Paraíso, el vergel de la felicidad divina donde en sus brotes verdes están brotando libremente los dólares y euros -casi- listos para cobrar.

Mientras tanto en Somalia y Kenia y tantos otros lugares, entre vastos campos de soja y trigo asignado para cerdos y coches (necro-combustible biológico para su economía), están abriendo gigantescas fosas comunes: cunas y lechos para millones de niños y adultos. (Y no les tiembla el pulso ni la voz al enviarnos a cavar.)

Las cámaras de gas que utilizan actualmente no requieren ya de paredes. Son libres. Usan los desiertos de Irak, de Libia, del Sahara como crematorios de pueblos enteros y los mares internacionales como enormes ollas para hacer jabón con los migrantes (de forma natural, ecológica, y apto hasta para el comercio justo).

Barrios de txabolas, favelas, villas y ciudades enteras son campos de concentración. Es la propia miseria y su «fin de la historia» la que mantiene encerrados a millones de muertos vivientes excluidos de la magia de su «libre mercado».

Ya no gastan alambre de púas ni vallas eléctricas para los campos de trabajos forzados. Los cercan con sus constituciones, leyes, decretos, normativas, acuerdos, hipotecas, créditos… Así mantienen endeudadas y cercadas a personas, a pueblos y continentes enteros. Así nos mantienen para garantizarse sus lujos y vicios: diamantes para sus amantes, yates para sus orgías y miles de millones para su casino financiero. Esto es la «sacrificada» vida de la jet-set de estos carceleros.

Y todas las mujeres y hombres que no solo sentimos «cualquier injusticia contra cualquiera (en cualquier barrio o pueblo) en cualquier parte del mundo» sino que tomamos la decisión y el compromiso de hacer algo, de trabajar a favor de todos los derechos de todas las personas, acabamos siendo por ello objetivo de sus insultos, de la represión, de tortura, acabamos siendo carne de cárcel y fosas para ellos.

Y es porque molestamos en las cuentas de su crecimiento económico y de su presuntuosa geoestrategia de la Srta. Pepis y hasta en «sus» fiestas.

Y nosotros y nosotras sólo queremos vivir respetados y disfrutar libremente la vida, el trabajo y las fiestas con nuestros seres queridos.

A veces nos resignamos y creemos que es imposible luchar contra semejante poderío criminal, que nos supera. Sin embargo cuenta un cabo anónimo cuando le preguntaron porqué hacía de cartero para Julián, el cantautor colombiano, secuestrado y desaparecido por razón de Estado, cuenta este cabo que: una vez «en la selva había un enorme incendio forestal».

Muchos animales corrieron al lecho del río y quedaron atrapados entre el fuego y el feroz caudal. En la disyuntiva de quemarse o ahogarse, el pequeño colibrí recogía gotitas de agua de la orilla del río y las echaba, con su diminuto pico, al pertinaz fuego. El león, los elefantes, jirafas y todos los animales se burlaban del colibrí, y hasta que le gritaron: «Imbécil, ¿qué crees que haces? ¿acaso vas a apagar el incendio con tus gotitas? y el colibrí les respondió: «Yo hago lo mío ¿qué hacen ustedes?»

Qué este vino sirva para apagar nuestra sed y el incendio del mundo. (Pero no nos confundamos: no vale que los elefantes lleven gotitas de colibrí con sus trompas.)

Viva los sueños de independencia y socialismo de elefantes, hormigas, tigres, colibríes y todas las alimañas del Mundo.

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Fuente: http://www.askapena.org/?q=eu/node/1621#brindis