El reloj marcaba las 6:54 de la mañana cuando el último discurso, a cargo de la diputada Nacional del Frente de Todxs Gabriela Cerruti, comenzaba: “Lo que venimos a pedirles hoy es que dejen de hacer del cuerpo de las mujeres el territorio de disputa de aquello que no puede solucionar la economía o la política. El mundo es injusto, pero la respuesta no está en nuestro útero. El mundo es injusto porque está construido hace 500 años sobre un sistema basado en la explotación de las mujeres y de la naturaleza”.
En la plaza el clima oscilaba entre tensión y alegría. Lxs cuerpxs cansadxs después de horas de vigilia, el calor de un diciembre en la ciudad, y la esperanza de miles y miles de pibis, que habitaban las calles entre bailes y sentadas, abogando por la sensatez de una cámara, que hacía 18 horas, estaba discutiendo si sus derechos valían lo suficiente como para que el aborto sea ley.
A las 7:23 de la mañana, se leen los resultados, y con 131 votos a favor conseguimos la media sanción. El congreso estalla, por dentro y por fuera. Entre barbijos y alcohol en gel, lágrimas y abrazos festejamos, una vez más, que estamos un poquito más cerca de conquistar nuestros derechos, y que el Estado y la sociedad dejen de decidir sobre nuestrxs cuerpxs.
Sin embargo, no todo fue tan fácil y calmo al interior del palacio. La sesión comenzó con el pedido de la diputada María Lucía Lehmann, Coalición Cívica por Santa Fe, de postergar la votación para después del 6 de Enero del 2021, por el momento especial que atraviesan lxs ciudadanxs católicxs en esta etapa del año. Ya desde el comienzo se vislumbraba el tinte religioso que teñiría la mayoría de los discursos anti-derechos.
De lxs 117 diputadxs que votaron en contra de la legalización del aborto y a favor de que sea clandestino, se encontraban: Enrique Allende, Jorge Enríquez y Alicia Terada, entre tantxs otrxs. Los discursos se servían de argumentaciones basadas en la “moral” y el “sentido común”, alegando que no es ético matar a una persona. Parece mentira que en el año 2020 muchas de las posiciones del sector anti-derechos, mal llamado pro-vida, se sigan sosteniendo en argumentaciones tan arcaicas y conservadoras.
La diputada Lehmann decía: “La mayor dignidad que tiene el pobre o el que tiene poco, son sus hijos, son su familia” “Se trata de la imposición de una ideología que pretende que las mujeres somos igual que los hombres y en consecuencia que desperdiciemos esa hermosa capacidad de dar vida”.
Este tipo de discursos, además de esconder un tono discriminatorio y meritocrático, reflejan el mito de la mujer = madre. Ana María Fernandez, en su libro “La mujer de la ilusión”, refiere a que por el simple hecho de poder gestar, nos convertimos en madres. Ya no somos consideradas personas, sino que se reduce la singularidad de cada unx al hecho de estar gestando. No muy alejado de lo que se plantea en “El cuento de la criada”. En esta novela, de Margaret Atwood, el valor de las mujeres depende de su capacidad reproductiva,y obviamente el valor del producto aumenta si la mujer está en el proceso mismo de gestación.
La protagonista es, al igual que muchas mujeres, secuestrada, violada y obligada a gestar y parir. Las escenas son crudas y fuertes, generando un gran impacto al espectadorx, sin embargo, esta crueldad no se encuentra muy alejada de la realidad. En esta ficción se plantea a las mujeres como máquinas reproductoras, generando una total desubjetivación que afecta directamente su autonomía.
El aborto clandestino puede pensarse como un componente social, histórico y político que atenta contra la salud mental de las mujeres y personas útero portantes. No hablamos solo de los peligros biológicos que acarrea un aborto en condiciones de clandestinidad, hablamos también de otros riesgos y efectos que van más allá de la salud desde el punto de vista orgánico. Nos referimos a consecuencias a nivel psíquico. El hecho de abortar no tiene por qué ser traumático per se, sino que la mayoría de las veces lo traumático radica en las condiciones en el que el mismo se lleva a cabo: inseguridad, falta de acompañamiento, estigmatización, prejuicios sociales, maltrato, entre muchos otros.
Otro de los argumentos furor en el lado celeste, giró en torno a los derechos del hombre. ¿Por qué aparece la figura del hombre como protagonista, en una discusión en donde no tienen lugar, ni opinión? ¿Por qué hablamos de los derechos del padre? ¿Por qué la figura del varón blanco hetero-cis nunca puede faltar? Toda la historia que conocemos fue escrita y contada por los hombres, dejando el papel de la mujer relegado a lo privado y las tareas de cuidado, e invisibilizando totalmente a las identidades disidentes, sin siquiera nombrarlas.
Esto se ve reflejado directamente en la licencia por paternidad, que habilita solo 48 horas para los varones; o en la responsabilidad que adoptan en la crianza, en donde la lucha por la cuota alimentaria atraviesa a más de una situación.
¿Por qué no hablamos de la vasectomía? ¿Por qué los hombres nunca tienen que sacrificar sus cuerpos, pero imponen como mandato irrefrenable que nosotrxs lo hagamos? Resulta hasta irónico que las personas SIN capacidad de gestar opinen tan libre y livianamente sobre estos temas, creyendo además que pueden hablar de sus derechos en esta discusión. La realidad indica que si este derecho estuviera relacionado con el cuerpo del hombre, sería ley hace tiempo.
Se discutió, también, sobre el término “interrupción”, alegando que interrumpir implicaría en un segundo momento retomar esa acción. Lo que no se tiene en cuenta es que lo que se interrumpe en este caso son los deseos y proyectos vitales de las personas gestantes. Nuestras vidas pueden quedar interrumpidas por un embarazo no deseado, teniendo que pasar por una transformación a nivel corporal y psíquica que nos limita y restringe en nuestra vida cotidiana, obligándonos a ser madres cuando no lo deseamos o no es nuestro momento.
Ya no importa lo que queremos o proyectamos, ni nuestras condiciones y posibilidades materiales actuales y futuras. Se empatiza más con un conjunto de células que tiene el mismo tamaño que un grano de arroz, que con una persona que tiene una vida, proyectos, sentimientos, ideas, convicciones y vínculos. “La empatía se construye con el feto y no con la persona gestante.” , dice Florencia Alcaraz.
Si gestar/maternar no son una opción más entre otras y son destino… ¿Qué lugar hay para el deseo? ¿Si deseamos otra cosa? ¿Si elegimos: estudiar, trabajar, viajar o simplemente maternar en otro momento de nuestras vidas? Parece que para algunos sectores no se nos está permitido elegir otros caminos. Si no queremos maternar, estamos fallando a un mandato machista, patriarcal y reduccionista. La maternidad será deseada o no será, porque maternar sin deseo es tortura.
Está en juego la capacidad de decidir sobre nuestras corporalidades y sobre nuestros proyectos de vida, atentando contra nuestra autonomía como sujetxs de derecho. Débora Tájer, plantea que la autonomía es la base de la salud mental. Estamos en una sociedad hetero-cis-patriarcal que lo que hace justamente es cercenar la autonomía de las mujeres y de todo el colectivo LGBTIQ+, atentando contra nuestro derecho a tener vidas dignas y libres ¿Se puede hablar de salud mental sin aborto legal, seguro y gratuito?
Otro de los argumentos utilizados por el sector celeste refería a la Educación Sexual Integral, alegando que la solución no es abortar sino educar. Resulta paradójico que estas mismas personas son las que impulsaron el movimiento “Con mi hijos no te metas” frente a los intentos de implementación de la ESI, refiriéndose a la misma como una incitación a lo “degenerado”. Esta clase de argumentos invisibiliza muchas de las consignas propuestas por la Campaña Nacional por el Derecho a Decidir.
La legalización del aborto genera tantas controversias porque en ella convergen diferentes cuestiones que no solo tienen que ver con la interrupción de un embarazo. El aborto legal, seguro y gratuito, además de ser un tema de salud pública y justicia social, implica tener la posibilidad y libertad de decisión. Esta lucha implica un cuestionamiento a la sociedad toda, replanteando la familia tradicional-heterosexual como único tipo de crianza; interpelando la conceptualización de sexo, incluyendo en el proyecto no solo a las mujeres sino a todas las personas gestantes. Amplía derechos y apunta al acceso a una educación digna e integral de la sexualidad, implementando políticas públicas que garanticen una salud para todxs. Educación sexual para descubrir, anticonceptivos para disfrutar y aborto legal para decidir.
Ahora bien, ¿y senadores? No olvidemos que nos falta una media sanción, y que está a cargo de una cámara mucho más conservadora, que en 2018, decidió que el aborto siga siendo clandestino.
En el senado perdimos la batalla, pero en las calles ganamos. Hace dos años la discusión quedó saldada. La votación del 2018 fue un momento bisagra en la historia feminista para sacar el aborto del silencio y visibilizar que el mismo ocurre en la clandestinidad, donde lo traumático no es el hecho en sí, sino las condiciones en las cuales sucede.
Las versiones son muchas y las certezas muy pocas. En twitter, algunas periodistas verdes, nos tranquilizan y nos dicen que los votos están asegurados, otras versiones aseguran que hay empate y que la presidenta de la cámara, Cristina Fernández de Kirchner, debería decidir.
“Sale si salís” fue la consigna que circuló para que habitemos las calles en la votación de diputadxs. Este 29 de diciembre, el Senado volverá a debatir si el aborto es ley, y nuestrxs cuerpxs van a estar allí sosteniendo una lucha que lleva más de 15 años y que no terminará. Será nuestro trabajo que se garantice nuestro derecho, cumpliendo la ley, y no será tarea fácil, pero nuestrxs cuerpxs tienen la fortaleza y el deseo necesario para seguir.
El 29 nos vemos en el Senado, hermanadxs y sororxs. La lucha se transforma y se fogonea conforme las coordenadas históricas-sociales, se gesta en esos lugares en donde el Estado no está presente. En su momento fue la Ley del voto femenino, la Ley del Matrimonio Igualitario y la Ley de Identidad de Género. Hoy es por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, mañana serán otros derechos por conquistar.
Ya se acerca noche buena, ya se acerca navidad, para todxs lxs pibxs que el ABORTO SEA LEGAL!
(LA OPINIÓN DE LA AUTORAS NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN Y LOS TEXTOS ESTÁN AUTOEDITADOS POR LOS PROPIOS BLOGUEROS)
Fuente: https://www.larazon.cl/2020/12/19/por-camila-marco-del-pont-la-solucion-no-esta-en-nuestros-uteros/