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La transición de Cuba a la democracia y los hijos del sheriff de chocolate

Fuentes: Rebelión

A lo largo de los años nos hemos acostumbrado a escuchar por los medios de comunicación mundiales que Cuba necesita una transición a la democracia. La enfermedad de Presidente Fidel Castro y su renuncia a la presidencia del país ha aumentado más el debate. Hasta Estados Unidos adoptando el papel ya conocido de Sheriff y […]

A lo largo de los años nos hemos acostumbrado a escuchar por los medios de comunicación mundiales que Cuba necesita una transición a la democracia. La enfermedad de Presidente Fidel Castro y su renuncia a la presidencia del país ha aumentado más el debate. Hasta Estados Unidos adoptando el papel ya conocido de Sheriff y Juez mundial exige igualmente democracia a la Isla de Cuba, una paradoja tan risible como cuando el ladrón quita a punta de pistola un botín, y le exige al ofendido que le pida perdón a la pistola. Pero lo que resulta más paradójico es que países de Europa y algunos de América latina aliados de Estados Unidos, sumidos en la pobreza, en la corrupción pública más oprobiosa y en comportamientos fácticos antidemocráticos le hagan igual exigencia a la Isla. Que más ataque a la democracia que un embargo limitador de la práctica de la libertad, y el intercambio económico que pregona el capitalismo mundial como premisa ineludible de una democracia que desean instaurar en la Isla.

Es que en realidad no han entendido a Cuba, y quizás una explicación a mi ingenuidad geopolítica es que no quieren entenderla, no conviene entender la austeridad moral de un sistema que ha ganado carta de ciudadanía en un país con tradición de lucha por la dominación extranjera, y con la tentación un tanto lejana de disiparse en la primera mitad del siglo XX en el paraíso tropical de la vida fácil al calor del azar y de la maña, como tampoco aceptan las reglas de juego aprobadas en instrumentos legales de trascendencia internacional como la convivencia armónica al margen de posiciones ideológicas, y el respeto por la autonomía y la autodeterminación de los pueblos, y a que en las olimpiadas mundiales les pasen por encima en béisbol y en boxeo cuando la islita de tercer mundo no tiene ni con que comer. Por eso es necesario crear a tantos Rockys, Robocots y Rambos anticomunistas en las pantallas del celuloide y en los rectángulos de los televisores para vencer en la imaginación lo que no pueden hacer en la realidad, incluso más de algún héroe se ha salido de la pantalla y ha irrumpido en la escena política para ver si así resulta la cosa.

Como campaña publicitaria de la bonanza de su sistema democrático recurren al imaginario idílico del American Way of Life. Sin embargo es lógico pensar que la emigración a los Estados Unidos no solo se suscita en Cuba sino también en la mayoría de países del mundo, porque la gente en un proceso colectivo inconsciente de reminiscencias atávicas al sentirse despojada llega a esas tierras a recuperar lo que le han quitado a punta de compras de materias primas baratas, salarios inhumanos, exención de impuestos fiscales millonarios en los países de su procedencia para que las multinacionales financien salarios altísimos, sistemas sociales inigualables, niveles de vida envidiables y el aura de vivir en un primer mundo poblado de celebridades, Hollywoods de ensueños, dietas crapulosas, nieves de navidades falsamente añoradas, modas de Tommys, Versache, old Navy no vistas en los tallercitos insignificantes y anónimos de Honduras y Guatemala donde se violan los derechos laborales mas elementales, y palacios fastuosos construidos sobre los despojos del tercer mundo.

Pero partamos de la hipótesis de que los cubanos al fin de tanta insistencia deciden hacer una transición hacia esa democracia que ya se vive en otros países amigos. Para el caso al imitar a la democracia española se tendría que crear un renglón en el presupuesto para pagar los salarios del rey y de todos los miembros de la monarquía, y hacer carrozas con lo gabazos de caña y de paso añorar las preñeces de princesas reacias a las descendencia, y de príncipes que entre tanta mujer bonita no hayan a la princesa de sangre azul y se conforman con plebeyas de ojos azules. Vivir entre la alternancia falangista y los remedos de socialismo con un concepto de patriotismo de forma tal que se respeten las explotaciones siempre que se hagan en otros lugares. La democracia de Honduras donde hay niños que mueren comiendo hongos envenenados a falta de alimentos. La democracia de México donde hay un presidente ilegitimo impuesto por una elite minoritaria que se ríe de los de Abajo mientras la expresión de su poder público da tumbos en un laberinto de soledad. La democracia del mundo occidental de pagar campañas millonarias en publicidad montadas por el narcotráfico y el crimen organizado, y por empresarios que después exigirán contrataciones millonarias sin que se efectúen licitaciones Públicas. La democracia en donde mueres del corazón de tanto consumir, y de cáncer en el estomago por no comer. La democracia en que tener una enfermedad mas allá de un resfriado es una sentencia de muerte. La democracia en la que los jóvenes se mueren de hastío y de exclusión social, y para figurar en una sociedad que te ofrece celebridad sin espacios en los rectángulos matan a decenas de niños y niñas que inocentemente caen al estallido de un sistema al que le importan muy poco las explicaciones. La democracia en que es lícito matar millares de personas sin ningún atisbo de culpabilidad, y suicidarte ante la presión moral y social por haber gozado dulcemente del amor con una prostituta. La democracia en que te cansas de tanto tener y te entregas a las drogas porque las cosas del espíritu no existen. La democracia en que la corrupción señorea en todos los estratos sociales porque te ofrecieron un mundo en el que si no tienes nada vales, y si llegas a tener ya se olvidarán la caja estatal que tuviste que saquear y los ciudadanos porque igual las noticias judiciales efímeras no salen ni se reproducen en las paginas sociales en donde ya te ganaste la categoría de ciudadano de primera. La democracia en que la explotación industrial inmediata borra el sentido de la culpa con la emisión de gases y sustancias toxicas que dejarán ver sus efectos cuando hayan muerto nuestros hijos. La democracia en que cambian las caras de los gobernantes pero no sus intenciones, cambian los jueces pero sigue igual la injusticia, cambian los colores pero no la mancha de sus negocios sucios. Una democracia en que se mantiene por sadomasoquismo la esperanza de la vida pero continúa ganando la muerte. Si esa es la democracia que le ofrecemos a la Cuba Tropical es mejor invitarla a las orgías que hace el Sheriff de Chocolate.