– Un análisis publicado hoy por ClientEarth y la Oficina Europea de Medio Ambiente muestra que Europa está incumpliendo la hoja de ruta con la que se comprometió a prohibir las sustancias químicas más tóxicas presentes en los productos de consumo.
– Las organizaciones culpan del incumplimiento a la Comisión Europea por permitir una regulación lenta y débil y a la presión de la industria química.
– Ecologistas en Acción insiste en que todas las sustancias más tóxicas pueden y deben prohibirse de inmediato, sin necesidad de esperar a la modificación del Reglamento REACH.
Hace exactamente un año, la Comisión Europea anunció que prohibiría miles de las sustancias químicas nocivas que aún se encuentran en los productos de consumo y que contribuyen al aumento de la infertilidad humana, enfermedades graves y daños medioambientales.
La hoja de ruta que publicó la Comisión Europea prometía prohibir sustancias como los retardantes de llama nocivos, sustancias relacionados con el cáncer pero presentes en la mayoría de los hogares; todos los bisfenoles, que pueden afectar gravemente a la fertilidad humana; y los usos no esenciales de las llamadas «sustancias químicas eternas» o PFAS. Entre el resto de sustancias propuestas se encontraban unos 2.000 tóxicos que todavía contaminan pañales, chupetes y productos de puericultura.
Como importante mejora normativa, la mayoría de las restricciones se harían por grupos de sustancias, poniendo así fin a la táctica de la industria que consiste en sustituir una sustancia regulada por otra de su mismo grupo químico, pero no regulada.
En total, la hoja de ruta podría prohibir hasta 7.000 sustancias químicas de aquí a 2030, lo que supondría un enorme avance respecto a las aproximadamente 2.000 que la UE, puntera en estas restricciones, ha regulado en los últimos 14 años.
A pesar de estos objetivos, un análisis publicado por los grupos ecologistas ClientEarth y la Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB, por sus siglas en inglés) muestra que la Comisión ha incumplido los compromisos de su hoja de ruta. Aunque las autoridades han presentado prohibiciones para 14 grupos de sustancias químicas, según lo previsto, solo dos de ellos son lo suficientemente fuertes y amplios como para impedir que se produzcan daños. Otros once grupos cubren solo un pequeño número de sustancias químicas o sus usos, lo que permite que continúe la gran mayoría de la contaminación y sus impactos, y el último grupo es redundante. La mayoría de los expedientes son borradores que deberían reforzar porque, en su estado actual, dejan escapar de las prohibiciones cientos de miles de toneladas de sustancias tóxicas al año.
Estos son algunos de los fallos más notables que señalan las organizaciones:
– Solo se van a restringir cinco de los 148 bisfenoles, lo que deja sin controlar docenas de sustancias que perjudican a los seres humanos. La mayoría de los usos del controvertido BPA van a continuar. La semana pasada la Agencia de Seguridad Alimentaria de la UE advirtió que la población europea está expuesta a cantidades inseguras de este tóxico tras reducir 20.000 veces el límite de ingesta diaria considerado seguro.
– Una laguna legal puede permitir que los cazadores sigan disparando miles de toneladas de munición de plomo altamente tóxica al medio ambiente.
– La amenaza de sustancias químicas con peligros «muy graves» en pañales para bebés continuará después de que la Comisión rechazara una prohibición, en contra del consejo de sus expertos.
– En general, los avances han sido lentos, con plazos legales incumplidos en casi todos los casos, a veces durante años, y exenciones propuestas de hasta 12 años, lo que resulta en «vacaciones normativas» .
– Las autoridades adolecen de falta de recursos y los malgasta elaborando restricciones que se solapan o centrándose en sustancias marginales.
Las ONG culpan del incumplimiento a la industria química, uno de los sectores más contaminantes y con mayor consumo de recursos, que levantó una «tormenta de protestas» contra los primeros borradores de la hoja de ruta. Pero la mayor parte de la responsabilidad es achacada a las autoridades, especialmente la Comisión Europea, que tiene la obligación y el poder para garantizar prohibiciones amplias y rápidas, pero que permite, e incluso contribuye, a una regulación lenta y débil.
Según Koldo Hernández, coordinador del Área de Tóxicos de Ecologistas en Acción, “nuestro planeta y nuestros cuerpos necesitan urgentemente que la Comisión Europea prohíba los tóxicos más nocivos, recogidos en la hoja de ruta de restricción que hoy cumple un año. Todos esas sustancias deben y pueden restringirse ya, sin necesidad de esperar a la revisión de la normativa REACH”.
Dolores Romano, subdirectora de política de sustancias químicas de la EEB y miembro de Ecologistas en Acción, ha declarado: «Hemos sobrepasado los límites de la contaminación química. Nuestro medio ambiente, el agua potable, los alimentos, nuestros hogares incluyen volúmenes cada vez mayores de sustancias químicas sintéticas peligrosas relacionadas con alergias, enfermedades e infertilidad, tanto en los seres humanos como en el mundo natural. Europa tiene una visión inspiradora de un futuro sin tóxicos. ¿Son palabras vacías?»
La producción de sustancias químicas se ha multiplicado en Europa por 50 desde 1950 y se prevé que vuelva a triplicarse en 2050 en todo el mundo. Cada vez hay más pruebas de que la ciudadanía europea está sufriendo impactos en la salud por la contaminación de los productos químicos, tal y como advirtió recientemente la Agencia Europea de Medio Ambiente. Según una encuesta oficial realizada en 2019, casi toda la población en Europa está preocupada por el impacto en el medio ambiente de las sustancias químicas presentes en los productos de uso cotidiano.