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Sales y soles

La última palabra

Fuentes: Gara

Aceña, bodoque, capacha, dril… una a una, resucitar todas las palabras. Devolverles la vida. Aunque sea sólo durante unos instantes, aunque sea al final de nuestros días. El escritor argentino Eduardo Berti convirtió en relato este sueño, esta gesta, de las mil y una letras. «Un hombre está gravemente enfermo y pide que le traigan […]

Aceña, bodoque, capacha, dril… una a una, resucitar todas las palabras. Devolverles la vida. Aunque sea sólo durante unos instantes, aunque sea al final de nuestros días. El escritor argentino Eduardo Berti convirtió en relato este sueño, esta gesta, de las mil y una letras. «Un hombre está gravemente enfermo y pide que le traigan a la cama un diccionario. Lo recorre con la ayuda de un nieto que lo sostiene. Lee en voz alta, cada tanto, una palabra de infrecuente empleo. Como se siente morir, no desea dejar el mundo sin haber pronunciado previamente todas las palabras disponibles en su lengua natal».

¿A dónde van las palabras cuando fallecen? ¿Y lo que significan? La mitad de las 7.000 lenguas que se hablan en el planeta perecerán en este recién parido siglo. No tienen quien las diga. Estirarán la boca. Hoy cada dos semanas desaparece un idioma tras morir las últimas personas que lo hablan. Cada dos semanas se extingue un mundo. «Si no respiras, no hay aire. Si no caminas, no hay tierra, si no hablas, no hay mundo», alertan los indios navajos.

Las lenguas de arriba. Sólo Europa no tiene idiomas en peligro de extinción. En Madrid acaba de presentarse la tercera edición del Diccionario de uso del español, de María Moliner. Dos volúmenes, 3.700 páginas y 90.045 entradas. Cerca de 12.000 nuevas palabras. Blog, chat, burka, pilates, batzoki, batasuno, farlopa, euribor, cayuco, bífidus… Las cinco regiones del mundo con más lenguas en peligro han sido colonizadas por potencias europeas.

Las lenguas de abajo. Sólo Bolivia, con sus 37 lenguas y ocho familias lingüísticas, posee el doble de diversidad que toda Europa. De las 154 diferentes lenguas indígenas existentes en Brasil, 36 están amenazadas de extinción inmediata. En guaraní, ñe’e significa «palabra» y también «alma». Para los indios guaraníes quienes mienten la palabra, o la dilapidan, son traidores del alma.

No sobran palabras. Valientes. Que llaman a las cosas por su nombre. Verdaderas. Que amanecen mundos. Palabras sin fronteras. Palabras mayores. En siete mil y una lenguas.