La Conferencia Episcopal Española se siente segura y fortalecida con el actual gobierno del Partido Popular. Tras conseguir imponer la enseñanza de la religión en la escuela, ahora esta a punto de lograr, si no lo impide la movilización ciudadana, la prohibición y penalización del aborto, que para ellos no se trata de un derecho […]
La Conferencia Episcopal Española se siente segura y fortalecida con el actual gobierno del Partido Popular. Tras conseguir imponer la enseñanza de la religión en la escuela, ahora esta a punto de lograr, si no lo impide la movilización ciudadana, la prohibición y penalización del aborto, que para ellos no se trata de un derecho sino de un delito.
No deja de sorprender la defensa que hacen de la vida de los no-nacidos quienes a lo largo de los siglos han despreciado la vida, fomentado crueles guerras de religión, perseguido a quienes no profesaban su misma fe o sencillamente discrepaban de algunos aspectos de su dogma religioso, condenando a la tortura o a la hoguera a los discrepantes; quienes en tiempos recientes bendecían las condenas a muerte del dictador Franco; quienes no se opusieron a la ejecuciones del nazismo o fueron cómplices pasivos del mismo; quienes condenaron el conocimiento científico y con ello la practica de la medicina, impidiendo de esta forma que miles de personas pudieran permanecer con vida.
A los obispos españoles les preocupa sobremanera la enseñanza de la religión (el adoctrinamiento religioso), la perversidad homosexual (cuando no son ellos quienes la practican), la familia cristiana (cuando son ellos los menos indicados, pues no tienen ni idea de que significa tener hijos, salvo los no reconocidos) o el nacimiento fruto de embarazos no deseados por múltiples razones (mucha hipocresía). ¿Algo más les interesa a los obispos españoles? Sí, la riqueza. La Iglesia Católica es la sociedad económica más poderosa de nuestro país, acumula más patrimonio que ninguna otra, salvo el propio Estado, que además ha concedido a la Iglesia el poder de inmatricular o apropiarse «legalmente» de inmuebles de nadie, iglesias, edificios o solares rústicos y urbanos (modificación de la ley hipotecaria llevada a cabo por el ex-presidente Aznar). Por no mencionar su innumerables negocios y participaciones en el accionariado de grandes empresas y naturalmente dejando a un lado los sucios negocios del Vaticano S.
A. La Iglesia Católica Española es poderosa y privilegiada del Estado de quien recibe múltiples ayudas directas con cargo a los presupuestos generales e indirectas mediante la exención de multitud de impuestos; todo ello en virtud de los Acuerdos del Estado Español con la Santa Sede, que los gobiernos socialistas, los únicos que podrían haberlo denunciado, nunca se atrevieron o quisieron hacerlo.
No está, sin embargo, entre los intereses de los obispos españoles el sufrimiento ajeno, la penuria en la que viven muchas familias españolas, el paro, los desahucios, la escasez de recursos, el hambre, la disminución de los derechos sociales o la desigualdad creciente. Y que decir de las miles de personas inocentes (como ellos llaman a los no-nacidos, a los que los obispos conceden naturaleza plena) que mueren diariamente por diferentes motivos, victimas de conflictos bélicos, del hambre, del narcotráfico, de la trata de personas, de la enfermedad, sin que a los obispos españoles se les escuche la más minina protesta. Miles de niños y niñas pasan hambre y enfermedad y mueren por desnutrición crónica al no disponer de alimentos ni de medicinas, pero los obispos españoles no emiten ningún comunicado de denuncia al respecto, en última instancia les preocupa que no puedan alcanzar el paraíso.
No, los obispos españoles no se pronuncian ante la injusticia, no hacen declaraciones, ni ruedas de prensa, ni mucho menos se manifiestan, pero si lo hacen para defender sus intereses o para ocultar sus miserias.
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