Un proyecto impulsado por el actual secretario de Agricultura Ganadería y Pesca de la nación argentina, Ing. Miguel Campos, promueve el cobro de regalías sobre semillas. Dentro de los denominados derechos de propiedad intelectual (DPI), las regalías suponen una compensación a terceros por la utilización, explotación, reproducción de esos derechos de propiedad, en este caso, […]
Un proyecto impulsado por el actual secretario de Agricultura Ganadería y Pesca de la nación argentina, Ing. Miguel Campos, promueve el cobro de regalías sobre semillas.
Dentro de los denominados derechos de propiedad intelectual (DPI), las regalías suponen una compensación a terceros por la utilización, explotación, reproducción de esos derechos de propiedad, en este caso, semillas transgénicas creadas por empresas de biotecnología.
No caben dudas de que este proyecto responde a exigencias de las empresas multinacionales, en particular Monsanto, el principal gigante de las semillas transgenicas en nuestro país.
La promulgación del proyecto, significará otra brutal injerencia de las empresas privadas en cuestiones que conciernen al estado en forma exclusiva. Además, los pequeños agricultores serán los principales perjudicados ya que no podrán volver a utilizar las semillas sin pagar la tasa al obtentor.
Alberto Lapolla, Ingeniero agrónomo genetista y miembro del Grupo de Reflexión Rural, lo explica de la siguiente manera: «… la semilla es propiedad del semillero multinacional que lo tiene patentado y exige que se lo compre año a año, destruyendo la soberanía nacional sobre la producción de alimentos».
El estado, de esta forma, legitima, favorece y financia los intereses de Monsanto y otras, a través de los bolsillos de los agricultores.
Siendo este un problema importante, no es para nada, el problema central.
Lapolla sostiene que, desde 1968 hasta la fecha, se eliminaron 260.000 propiedades de 10 a 40 hectáreas. El 49,5 por ciento de la tierra de todo el país está en manos de 6.900 productores como Grobokopatel y el actual senador nacional Carlos Reutemann (ex gobernador de la provincia de Santa Fe).
Por su parte, Jorge Rulli (otro especialista del GRR) dijo que, «… el tema de la alimentación está muy menoscabado en la Argentina». Los alimentos constituyen un gran negocio donde empresas privadas deciden unilateralmente, sin considerar las necesidades de la población. Estamos en manos de mercaderes inescrupulosos que utilizan al estado para perpetuar su modelo. Si el estado argentino no asume el compromiso de diagramar y ejecutar las políticas vinculadas a la alimentación, salud, medio ambiente y trabajo, los agentes transnacionales son la clase que en verdad gobierna este país y el resto de Latinoamérica.
Según Rulli, la soberanía alimentaría consiste, por un lado, en el reordenamiento territorial, es decir, «…una vuelta al campo de mucha gente que se fue a la ciudad en busca de trabajo» y por el otro, la existencia de «…alimentos sanos, a precios baratos» como factor de seguridad alimentaría.
Las semillas como patrimonio de la humanidad
Desde tiempos inmemoriales, los agricultores han sido los verdaderos creadores de las múltiples especies y/o variedades que sirven para la alimentación. La notable interacción entre el hombre y la naturaleza produjo un patrimonio para la humanidad que se transmitió de generación en generación. Durante el siglo XX, la agricultura experimento una importante transformación, fruto de las nuevas técnicas y procedimientos tecnológicos. Inicialmente, la agricultura industrializada fue sinónimo de «progreso», «mayor producción» y «prosperidad económica». El advenimiento de la biotecnología configuró un sombrío porvenir en la intangibilidad de las semillas.
Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación , FAO, que data de 1996, «… la principal causa contemporánea de pérdida de diversidad genética ha sido la generalización de la agricultura comercial moderna». La imposición del monocultivo (1), los organismos, semillas y variedades genéticamente modificados (transgenicos), el surgimiento de los denominados «derechos del obtentor» y la penetración libre e irrestricta de las empresas multinacionales, sin ningún control por parte del estado, pone en riesgo el futuro de nuestra soberanía alimentaría. Y esto es grave
En relación a esto, Rulli opina que «…la apropiación sistemática de los patrimonios genéticos nos ha transformado en dependientes de las semillas transnacionales que nos obligan a tributar a quienes hacen una industria de patentar la vida». El comentario define con vehemencia, el modelo impuesto por las multinacionales.
Veamos a continuación, cual es la relación entre Mosanto y el estado argentino.
Republica Monsanto
El entonces Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca Ing. Felipe Solá, aprobó el cultivo comercial de la Soja Round up Ready (2). La superficie cultivada con soja paso de 1.000.000 Ha. en 1996 a 14.000.000 en 2004. Los 37 millones de toneladas de soja transgénica representan más de la mitad de la producción de granos. Esta producción tiene como principal objeto, satisfacer la demanda de forraje que existe en Europa y China.
El principal distribuidor de soja RR, es la multinacional Monsanto, (la misma empresa que creo el «agente naranja» (3) utilizado durante la guerra de Vietnam). Monsanto forma parte del aparato militar industrial de Estados Unidos. Además se destaca en las ramas de la química y la biotecnología. Hoy en día en una de las principales productoras de semillas transgenicas y herbicidas.
El Ing. Lapolla, sostiene que, inicialmente Monsanto permitía la libre reproducción de semilla de soja transgénica a los productores…» pues el negocio estaba en la producción de (herbicida) Glifosato» cuyas ventas llegan a los 150 millones de litros por año en nuestro país. Según especialistas, este agrotóxico es la principal causa (junto la implementación del sistema de siembra directa) de la desertificación biológica de la tierra. La desertificación es, en pocas palabras, el debilitamiento de la capacidad productiva del suelo. La tierra pierde sus microorganismos: lombrices, bacterias benignas; desaparece toda la macrofauna viviente (patos, liebres, perdices, aves y gaviotas). Esto produce un desierto verde – según Lapolla -, un lugar «…donde hay un montón de plantas, pero sin campesinos y sobre un suelo inerte».
Tiempo después, Monsanto patentó las semillas de soja RR para obligar a los productores a comprarla año tras año. La pregunta es: ¿Porque no lo hizo antes? Según el Ing Adolfo Boy (también del GRR) la soja RR «…debía correr, debía expandirse». En el año 2000, a Monsanto, le vence la patente del Glifosato: » los chinos comienzan a producirlo y este llega a la Argentina a la mitad de precio de Monsanto «.
Soja y dólares: continuidad del modelo
El ingreso que reportó la producción de soja en el último año fue de 7.500 millones de dólares. El estado argentino obtuvo ingresos por casi 2000 millones de dólares en concepto de retención a las exportaciones. Esto explica porque el ministro de economía Roberto Lavagna mantiene el dólar cercano a los $3. Al estado le conviene la paridad 3 a 1 ya que los 2000 millones se dólares representan 6.000 millones de pesos. Así, se pueden financiar por ejemplo, el pago de los planes jefes y jefas de hogar. Si no fuera por la devaluación, que concertaron unos pocos políticos y unos pocos empresarios y la imposición de la retención, el país probablemente hubiera estallado socialmente. Obviamente, primero desapareció el dinero de los préstamos externos y luego, tras las medidas concertadas, devaluación y retenciones, se transfirió brutalmente la carga pública sobre las espaldas de la inmensa mayoría de los ciudadanos argentinos
Es sabido que Monsanto vienen presionando al gobierno desde hace mucho tiempo con el fin de lograr el cobro de regalías. En el año 2004, Monsanto publicó una solicitada en el diario La Nación diciendo «Nos salimos del mercado de soja en la Argentina porque para nosotros no es rentable». Pocas semanas después, el Secretario Campos anuncio que el estado nacional estaba estudiando un nuevo proyecto sobre «regalías globales» y la creación de un «fondo de compensación tecnológica».
De aquí deducimos que el gobierno nacional cedió ante las prácticas extorsivas características de la multinacional agroquímica. La Secretaria de Agricultura, Ganadería y Pesca pasó a formar parte, poco más o menos, de las oficinas de Monsanto en Argentina.
Lo mismo podríamos decir del Ministerio de Economía. El Ingeniero Boy sostuvo que Monsanto es cliente de «Ecolatina», la consultora fundada por Roberto Lavagna. Meses atrás, Lavagna aprobó la entrada de maíz transgénico resistente al Glifosato. Según un comunicado de «Greenpeace» estas semillas fueron liberadas ilegalmente en nuestro país, a comienzo del año 2001. Lo que en su momento fue un delito, hoy es legitimado en forma retroactiva. El insoportable dualismo de Lavagna es producto de sus vínculos con el poder financiero.
Regalías: Compendio jurídico.
En la legislación vigente de la Republica Argentina, la ley 20.247 de Semillas y creaciones fitogenéticas, protege en su articulo 27 los derechos del agricultor diciendo que » No lesiona el derecho de propiedad sobre un cultivar quien entrega a cualquier título semilla del mismo mediando autorización del propietario, quien reserva y siembra semilla para su propio uso, o usa o vende como materia prima o alimento el producto obtenido del cultivo de tal creación citogenética». Podemos decir entonces, que el derecho del agricultor de multiplicar semillas para «uso propio», esta protegido por la presente ley.
En el derecho internacional existe el Convenio UPOV (Unión para la Protección de los Obtentores Vegetales). UPOV es una organización internacional con sede en Suiza. El objeto del convenio, consagrado en el artículo 1, es reconocer, proteger y garantizar el derecho de propiedad intelectual de los obtentores de variedades vegetales nuevas. El convenio fue adoptado en París en el año 1961 y fue revisado en 1972, 1978 y 1991.
Mediante la sanción de la ley 24.376 en el año 1994, Argentina adhiere al convenio UPOV Acta 1978. A pesar de que este convenio no ampara el fitomejoramiento realizado por el pequeño agricultor, no existe conflicto entre la normativa de éste y el artículo 27 de la ley de Semillas. Se debe a que UPOV 78 ofrece mayor flexibilidad para la protección de los derechos de los agricultores.
El actual proyecto impulsado por el Secretario Miguel Campos, pretende que Argentina adhiera al convenio UPOV Acta de 1991. Esta última revisión del convenio difiere sustancialmente de la anterior. En el acto de 1978, el agricultor que guardaba la semilla reproducida, quedaba exento del pago de la tasa del obtentor. En el acta de 1991, la protección llega hasta el grano. Por lo tanto, si el agricultor desea guardar la semilla, debe pagarle al propietario de su creación. Nunca el tráfico de los alimentos humanos significó tanto desprecio por la vida, tanta avaricia y tanta desesperación por ganancias desmedidas.
Agronegocios K
Según Rulli, es necesario nacionalizar el comercio exterior, recuperar la Junta Nacional de Granos y reactivar el Instituto Argentino de Promoción en Intercambio (IAPI). Estas medidas son base para la generación de un nuevo modelo de agricultura alternativa. De persistir el modelo fijado por las multinacionales, las consecuencias pueden llegar a ser irreversibles.
El gobierno del presidente Kirchner debe instrumentar estrategias que devuelvan al estado su rol de principal operador y coordinador de políticas sociales. Todo país demanda la igualdad y la autodeterminación como principales factores que definen la soberanía de un pueblo.
Si el presidente argentino fuera un estadista, terminaría con este modelo.
Por el momento, no hay síntomas de cambio.
- Monocultivo – Plantaciones de gran extensión con árboles u otro tipo de plantas de una sola especie. Por ejemplo con eucaliptus o pino insignis, en el caso de árboles, o grandes plantaciones de cereal.
- Round Up Ready – «Round-up Ready» o «RR» es la semilla que resiste la aplicación del herbicida Round-up (glifosato) fabricado por Monsanto quien también desarrolla y vende las semillas de soya RR. El uso del tóxico glifosato ha aumentado 4-5 veces, pues se aplica durante todo el ciclo del cultivo. En consecuencia, aumentan los residuos del herbicida glifosato en los alimentos
La difusión de los cultivos Round Up Ready socava las funciones de conservación del suelo que proporcionan los cultivos de cobertura y los cultivos mixtos, produciendo una erosión acelerada del suelo. Contrariamente a lo que afirman los mitos de Monsanto, los cultivos Round Up Ready son una receta para la erosión y no un método para la conservación del suelo. - Agente Naranja – Se trata de un desfoliador, un herbicida desarrollado para uso militar, principalmente en zonas de densa vegetación y selváticas.
Aunque su creación fue a mediados de los años 40, su uso militar no comenzó hasta los años 60.
La finalidad de su utilización por el ejército, radicaba en un intento de privar al enemigo de ocultarse en la maleza y en la profunda vegetación selvática. Pero además, contaminaba todos los cultivos destinados a la alimentación animal y humana
Este poderoso tóxico fabricado por Monsanto, se usó intensamente en Vietnam durante los 60