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La contaminación del Manzanares, un riesgo sanitario para los madrileños

Las aguas fecales del río Manzanares están siendo utilizadas para regar los cultivos del Jarama

Fuentes:

La cloaca en la que se ha convertido el río Manzanares sirve para regar los cultivos hortícolas que se producen en toda la rica vega del Jarama. La ineficiente depuración de las aguas fecales e industriales de la capital y del cinturón metropolitano, hacen que estemos ante un doble problema, ambiental y sanitario. Este hecho, […]

La cloaca en la que se ha convertido el río Manzanares sirve para regar los cultivos hortícolas que se producen en toda la rica vega del Jarama. La ineficiente depuración de las aguas fecales e industriales de la capital y del cinturón metropolitano, hacen que estemos ante un doble problema, ambiental y sanitario. Este hecho, conocido desde hace años, es consentido por las distintas administraciones locales, regional y nacional.

El reciente anuncio de la Ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, sobre la utilización de aguas fecales para el riego de cultivos de la vega del Segura no supone una excepción a lo que se viene produciendo en la vega del Jarama en la Comunidad de Madrid. Desde hace años son utilizadas aguas con una gran carga contaminante para el riego de los productos agrícolas que se consumen en la Región.

Tras juntarse el Manzanares con el Jarama, en el término municipal de Rivas-Vaciamadrid, unos pocos cientos de metros más abajo sus aguas son recogidas por la Presa del Rey. Se trata de un azud que recoge las aguas cargadas de contaminantes de ambos ríos y las deriva al Canal del Jarama. Este Canal tiene la misión de servir agua para riego a todos los campos de cultivo de la rica vega del Jarama, y de la cual procede un número significativo de los productos hortícolas que se consumen en la región. Municipios como San Martín de la Vega, Ciempozuelos, Titulcia o Aranjuez se ven afectados por esta situación de riego con aguas fecales.

La situación se vuelve más preocupante en años de sequía como el actual, cuando el caudal propio del Jarama se ve mermado por la situación hídrica escasa y por las captaciones producidas a lo largo del tramo medio del río. Así, apenas hay agua para diluir los contaminantes y las aguas del Manzanares y el Jarama se convierten en el suma y sigue de los vertidos de las depuradoras de los municipios de la ribera.

Entre los agricultores de la zona se ha popularizado el dicho de que a sus cultivos no hace falta añadirles fertilizantes, debido a que la alta carga orgánica del agua que usan para riego suple el uso de estos productos. Pero donde realmente radica el problema sanitario es en la alta carga de metales pesados. Al derivarse desde Madrid los excesos de aguas urbanas junto con las industriales, el porcentaje de metales pesados sobrepasa los límites exigidos por la legislación y los tolerables por el organismo. El Plan Hidrológico Nacional no establecía ningún uso para las aguas de los cursos bajos del Manzanares y el Jarama por precaución sanitaria. Los metales pesados son sustancias que se acumulan en los tejidos de los seres vivos, con lo que no pueden eliminarse. Una alta concentración, prolongada por la acumulación durante años, puede ser cancerígena.

Para solucionar esta grave situación sanitaria, son necesarias medidas urgentes en toda la red de alcantarillado y depuración, así como erradicar todas las captaciones abusivas que sufren los ríos en sus tramos superiores (agricultura, campos de golf, urbanizaciones…). En este sentido, es imprescindible una doble red de alcantarillado que recoja las aguas pluviales y las pueda servir limpias al río, aumentando además su capacidad de diluir contaminantes.

Más información: Antonio Martínez (616 179 442) o Raúl Urquiaga (675 569 118)