Fue el 11 de mayo, tres días después de las celebraciones del fin de la II Guerra Mundial y de la derrota del nazismo y el fascismo. El acto se celebró en Sant Andreu de la Barca, una población cercana a Barcelona, la ciudad de Durruti, Companys y Montseny, El escenario: el patio interior central […]
Fue el 11 de mayo, tres días después de las celebraciones del fin de la II Guerra Mundial y de la derrota del nazismo y el fascismo. El acto se celebró en Sant Andreu de la Barca, una población cercana a Barcelona, la ciudad de Durruti, Companys y Montseny, El escenario: el patio interior central del cuartel principal de la Benemérita en Catalunya.
Se programó aquel día una celebración que tuvo a la Guardia Civil -la del II Duque de Ahumada, la que en tiempos del antifranquismo se solía conocer como uno de los cuerpos represivos del régimen- como protagonista. Fue un homenaje, el primer homenaje que la guardia civil recibió en Catalunya con motivo de su aniversario.
El Instituto Armado de naturaleza militar programó en el acto un reconocimiento -¿de quién partiría la idea?- de la División Azul. Nada menos, la que se organizó en 1941, bajo el mando del general fascista Agustín Muñoz Grandes y quedó integrada como división 250 del ejército nazi-alemán. Trasladada a la Unión Soviética, la DA colaboró, entre otros muchos horrores, en el cerco de Leningrado (murieron de hambre y frío más de un millón de ciudadanos rusos). La División fue cómplice de algunos de los episodios más sangrientos e inhumanos de la historia contemporánea. En el frente soviético combatieron durante dos años más de 47.000 soldados españoles, no todos voluntarios (sin olvidar, además, las deserciones posteriores). Más de 4.000 perdieron la vida (¿España fue realmente neutral en la II Guerra Mundial?).
Ni corta ni perezosa ni demócrata, la delegada del Gobierno central en Catalunya, doña María de los Llanos de Luna, la de los pijos, los ricos y el consumo, entregó -entre otras condecoraciones que sería bueno conocer- diplomas de reconocimiento a la División azulada. Concretamente, a Carlos Oliva y Joan Garriga (vestido éste, según creo, con la camisa azul joseantoniana y tocado con la boina roja carlista, el uniforme de la Falange Española Tradicionalista de las JONS). Los fascistas en cuestión son militantes de Plataforma por Catalunya (PxC), una fuerza política de derecha extrema xenófoba catalana. Uno de ellos es un ex PP [1]. Todo parece consistente.
En una de las fotografías, un hombre estrecha la mano derecha de la delegada del gobierno. Ella sostiene en su mano izquierda el diploma que se dispone a entregar al representante de la entidad de excombatientes y nostálgicos de la División. Le flaquean el alcalde de Sant Andreu de la Barca, Enric Llorca, del PSC, un militar y Ángel Gozalo Martín, general jefe de la guardia civil en Catalunya. Entre los que entregaban diplomas el día de marras, sin que supieran de qué iba la cosa según dicen y dice él mismo, estaba el alcalde de Sant Andreu de la Barca.
¿Algún gesto de rebeldía? ¿Alguna muestra de oposición ante el desaguisado que supuestamente desconocía? Ningún gesto, impasible el ademán. Esas cosas parece que no van con él. Su partido ha declarado lo esperado «ni sabía ni pudo evitar el lamentable homenaje». De acuerdo, de acuerdo. Pero, ¿no podía hacer nada? ¿Un gesto tal vez?
Un comunicado del Ministerio del Interior se felicitaba posteriormente de que unas mil personas homenajearon a la guardia civil en el 169 aniversario de su creación. No es la primera vez que Llanos de Luna se fotografía compartiendo escenario y halagos con ultraderechistas catalanes. Según varias informaciones contrastadas, Gerard Bellalta, condenado por el Tribunal Supremo por falsificar contratos de trabajo para inmigrantes, ex candidato de PxC en Vilanova i la Geltrú (actual dirigente del grupúsculo «Catalunya Desperta!»), y Armando Robles, director del panfleto ultra «Alerta Digital», acompañaban a una sonriente delegada en una foto publicada el pasado 20 (+2) de noviembre.
¿Hay nada de ilegal en el homenaje que el Gobierno dedicó a la Hermandad de Combatientes de la División Azul recientemente? No, según dicen, todo fue perfectamente legal [2]. ¿El homenaje y el reconocimiento al fascismo es legal en España? ¿Se celebró alguna misa militar? ¿Quién la ofició?
El PSC pidió el pasado 17 de mayo la comparecencia en el Parlament catalán de la delegada del Gobierno «para dar explicaciones sobre su participación en un homenaje en el que se entregó un diploma a la Hermandad de Combatientes de la División Azul» [3]. El diputado socialista Ferran Pedret ha comentado que se trata de un acto «absolutamente deplorable e injustificado y que representa un grave atentado contra la memoria democrática y contra la dignidad de las víctimas de la barbarie nazi y fascista» del que el alcalde de la población, de su propio partido, no sabía nada.
La vicepresidenta del Gobierno catalán, la democristiana Joana Ortega, la misma que ha ubicado el Memorial Democràtic en los márgenes, aprovechando que el Ebro pasa por Sevilla, ha pedido la destitución de Llanos de Luna. La ha acusado de «tener la virtud de herir constantemente el sentimiento de los catalanes». Se equivoca y sabe que se equivoca. Doña Llanos de Luna hiere, usualmente, el sentimiento de todos los catalanes antifascistas, no de todos los catalanes. Algunos están encantados y entusiasmados con la delegada. No es cuestión de «catalanes» y «españoles». No es de nuevo, diga lo que diga la vicepresidente del gobierno neoliberal y privatizador, la España fascistoide versus la Catalunya democrática. De eso nada (Por cierto, ¿por qué su partido que gobierna en la ciudad de Barcelona sigue permitiendo que una estatua de Francesc Cambó, al lado de la entrada principal del edificio de CaixaBank de via Laeitana, siga ubicada en una arteria principal de la ciudad, muy cercana por cierto a una avenida que lleva el nombre del prohombre de la Liga que, al igual que don Artur Mas, prefería «el orden» por encima de cualquier otra consideración?)
El PSC trabaja, además, en otras iniciativas parlamentarias sobre la cuestión. Entre ellas, la presentación de una propuesta de resolución conjunta con otros partidos de la Cámara que han cargado contra la actuación política de Llanos de Luna. PP y Ciutadans se han opuesto y no se sumarán a la iniciativa.
Lo del PP estaba cantado. Más consistencia imposible: el neofranquismo es el neofranquismo. Lo de Ciutadans, bien mirado, tampoco puede sorprender: sólo en mentes olvidadizas, excesivamente generosas o que no quieren reparar en lo evidente puede dudarse del rancio españolismo y la ultramontanada cosmovisión de la historia de España del partido de los «Ciudadanos». Definitivamente, Ciutadans tiene muy poco que ver -nada más bien- con la izquierda, sea cual sea nuestro concepto de izquierda que manejemos o deseemos considerar, por demediado que éste sea..
Por lo demás, ¿de qué iba el acto? De un homenaje a la Guardia Civil. No soy nadie que esté en condiciones de decir nada objetivo sobre el cuerpo heroico de la benemérita -mi abuelo fue asesinado en Barcelona por un pelotón «importado» de guardias civiles-, pero, más allá de mi biografía y del fusilamiento-asesinato de José Arnal Cerezuela, ¿de verdad qué es pertinente un homenaje al cuerpo de la Guardia Civil, a uno de los cuerpos represivos más sanguinarios de nuestra historia y, más concretamente, del fascismo español? ¿Podemos imaginarnos una cosa así en Francia, Italia, Grecia o incluso en Chile o Alemania?
PS: Es posible, sin que esté asegurado, que el titular de Interior, Jorge Fernández Díaz, responda en el Congreso a quienes piden explicaciones por lo sucedido. El ministro opusdeísta ignora por el momento a quienes denunciaron que la delegada atentó contra la dignidad de las víctimas de la barbarie nazi. Nada puede extrañar. Fuentes del Gobierno han equiparado esta asociación, subvencionada en parte con dinero público, con cualquier otro colectivo legalmente registrado. Con la de los Aviadores de la República, por ejemplo. Todo es uno y lo mismo; la guerra fue una barbarie de los hunos y de los otros. Recuerdan -y tiene razón en este punto- que no es la primera vez que, en los últimos años, veteranos de la DA han participado en actos oficiales. José Bono, por ejemplo, reclamó su asistencia a un acto militar hace unos años. Corolarios de la Inmaculada Transición-Transacción y de la cosmovisión dominante en una parte más que sustantiva de la «clase política institucional» del Régimen español.
Notas:
[1] En otras imágenes puede apreciarse que los miembros de la DA eran una docena, vestidos todos de falangistas. Algunos nombres: Carlos Oliva, dirigente de las juventudes de PxC; Joan Garriga. Garriga, un ex militante del PP que apoyó a Montserrat Nebrera, una tertuliana de 8TV, cuando la ex diputada del PP quiso tomar el control del partido en Catalunya. Nacho Mulleras Vinzia, portavoz del PxC en el ayuntamiento de Olot, hermano de Javier, portavoz adjunto de los ultra-conservadores en el ayuntamiento de Barcelona, saludó la acción de sus compañeros al «ritmo alegre de la paz»: «¡¡Viva la ‘Hermandad de la División Azul’ de Barcelona!!! Excelente vuestro desfile del sábado».
[3] http://blogs.publico.es/david-bollero/2013/05/17/la-division-azul-suma-y-sigue/
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/05/16/catalunya/1368708685_692728.html
http://www.publico.es/455630/la-complicidad-con-los-nazis-no-se-premia
Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona; director Jordi Mir Garcia)