El hecho de que haya grupos de personas que, en el ejercicio de su libertad para manifestarse, aclamen a Felipe VI y su familia cada vez que salen a la calle, no significa que la monarquía sea la forma de Estado preferida por la mayoría.
Esas expresiones colectivas, aunque son de menor cuantía, seguirán incluso cuando finalice su reinado, tal como ocurrió con su padre cuando volvió el año pasado, lo que se repetirá, según cuentan, este mismo mes de abril, y no para celebrar el aniversario de la II República. Felipe VI tampoco.
Deduzco que, entre que Froilán le habrá leído a su abuelo el artículo de Ruíz Mantilla titulado “La maldición del exilio de los Borbones”, recordando que tres de los seis últimos fallecieron fuera del Reino, y que, además, acaba de morir Sánchez Dragó a los 86, y él tiene 85, nadie podrá oponerse a que el emérito regrese cuando le dé la real gana: está más que amortizado y el único miedo que tienen los que quieren verlo amortajado es a que tenga por ahí unas memorias que, si alguien las abre, es probable que nos cuenten lo que los políticos que elegimos en las urnas llevan cuatro décadas ocultándonos.
Pero esto va de Felipe VI y, por tanto, tras recordar a Ortega y aquello de “yo soy yo y mi circunstancia”, y todas las del Reino son también las de su rey porque ”si no la salvo a ella no me salvo yo” que añadió el famoso pensador, coincidiremos en que las buenas circunstancias producen buenas vibraciones y, las malas, pues eso. Vayamos por partes.
Circunstancia 1. La Memoria pendiente. Contra Felipe VI.
Ningún gesto jamás de Felipe VI para con las víctimas perdedoras, pero la prensa, con las excepciones habituales, se hace eco, cada día, de los nuevos cadáveres de asesinados por los franquistas que podrán, por fin, ser enterrados por sus familiares.
Circunstancia 2. Aniversario de la II República. Contra Felipe VI.
Cuando pase este 14 de abril alguien contará el número de eventos que se habrán convocado para conmemorar la II República y se podrá comprobar que, desde 1939, ningún año anterior habrá celebrado tanto lo que nació tras la huida de España del bisabuelo de Felipe VI.
Circunstancia 3. La estafa de la Transición. Contra Felipe VI.
A pesar de que aún no se ha abierto la caja de los truenos que esconde la Ley de Secretos del Estado, cada cierto tiempo alguien sostiene desde los medios la NO legitimidad esencial de la monarquía. Al hecho de que la forma de Estado no se sometiera a un referéndum por separado, imprescindible porque la peor violencia fue lo que acabó con la legalidad vigente, se suma la revelación de V. Prego en noviembre de 2016, cuando nos enseñó por primera vez el vídeo de Adolfo Suárez confesando el resultado, a favor de restaurar una república, de las encuestas que había encargado y que nos ocultaron.
Atención: en breve aparecerá información en los medios sobre aquellas encuestas, tras la solicitud presentada por el Grupo Parlamentario de la Izquierda Confederal.
Circunstancia 4. El privilegio de la impunidad. Contra Felipe VI.
Al igual que en el caso de la NO legitimidad de la monarquía, una revelación decisiva, que no ha sido desmentida, constituye la principal prueba de cargo contra Felipe VI, pues no es tan grave que él haya heredado el mismo privilegio de poder delinquir, sin miedo a la Justicia, que disfrutó su padre, como que se le planteara la reforma para acabar con esa situación, que humilla a toda la sociedad española, y él la rechazara. Fue lo que informó la ex vicepresidenta Carmen Calvo el 9 de mayo de 2022, aunque ella dijo “la Casa Real”. Solo faltaría que le acusara con su nombre y su título.
Atención de nuevo: en breve aparecerá información en los medios sobre una iniciativa ante las Cortes solicitando acabar ya con ese privilegio.
Además de estas primeras cuatro “circunstancias”, y si hay que seguir escribiendo porque Felipe VI se sigue negando a abandonar La Zarzuela, me referiré a otras cuatro, también adversas: las más graves a corto plazo son Catalunya, desde la pasada década, y el País Vasco, que ya está pidiendo el mismo derecho a decidir y una República. Y a largo plazo, la Educación, por una parte, donde muchos profesores de Historia, por fin, comienzan a contar la verdad del siglo XX a adolescentes que, si no llegan a las de 2023, si se estrenarán en las elecciones de 2027, y, por otra, el aumento imparable de quienes que, a diferencia de lo que hace su rey, dejan de asistir a misa.
Todo son “circunstancias”. O noticias malas.
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