Las granjas industriales son responsables del estallido del actual brote de gripe aviar, y no los pequeños corrales instalados en viviendas particulares, según el ambientalista Instituto Worldwatch. Sesenta por ciento de la producción animal, incluidas las explotaciones concentradas de cebado de animales (granjas de animales que no cultivan su forraje, conocidas como CAFO, por sus […]
Las granjas industriales son responsables del estallido del actual brote de gripe aviar, y no los pequeños corrales instalados en viviendas particulares, según el ambientalista Instituto Worldwatch.
Sesenta por ciento de la producción animal, incluidas las explotaciones concentradas de cebado de animales (granjas de animales que no cultivan su forraje, conocidas como CAFO, por sus siglas en inglés), se registra en el mundo en desarrollo.
La desregulación y los subsidios que impulsan esos CAFO o granjas industriales acercan esos establecimientos a áreas urbanas de Bangladesh, China, India y muchos países de África, según el informe «Signos vitales 2007-2008», publicado por el Instituto Worldwatch el 19 de este mes.
Aunque no hay una prueba científica concluyente al respecto, esas granjas industriales son muy probablemente el lugar donde el virus de la gripe aviar logró mutó hacia una cepa que enferma a los seres humanos y serán responsables de próximas epidemias, dijo la investigadora Danielle Nierenberg, autora del informe.
Cuarenta y dos de los 45 brotes de gripe aviar que estallaron en Laos en la primavera boreal de 2004 se registraron en granjas industriales, y 38 de ellos fueron en la capital, Vientiane.
En Nigeria, los primeros casos se detectaron también en una granja industrial que poseía 46.000 aves. Se propagaron a otros 30 establecimientos y luego a corrales domésticos vecinos, lo que obligó a avicultores pobres a sacrificar sus pollos, destacó Nierenberg.
«El crecimiento de las granjas industriales en el mundo en desarrollo es alentado por el aumento de la población de las ciudades, donde hay más dinero para comprar carne», dijo la experta entrevistada por IPS.
Nierenberg atribuyó a ese fenómeno la cuadruplicación de los corrales mundiales desde los años 60, hasta alcanzar 18.000 millones de aves.
La mayor parte de la avicultura correspondía antes a establecimientos modestos o viviendas particulares. Hoy, la mayoría de las aves de corral esperan el degüello en lugares donde conviven con varios miles.
Aglomerar 100.000 pollos en una única instalación para producir carne barata crea la atmósfera perfecta para la propagación de enfermedades.
Por esa razón, la crianza intensiva de animales en Europa y América del Norte incluye la administración de grandes volúmenes de antibióticos a pollos y cerdos y al ganado vacuno.
El uso generalizado de antibióticos derivó en el surgimiento de bacterias resistentes a esos medicamentos, lo que supone un riesgo adicional para la salud humana.
El virus de la gripe aviar ha estado presente durante cientos de años en aves silvestres y de corral, y era inofensivo para los seres humanos hasta 2003.
Ese año, la cepa H5N1 del virus logró contagiar a hombres y mujeres en contacto directo con las aves y sus excrementos, y hasta ahora murieron 167, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El mes pasado, se registró en Gran Bretaña el primer brote del virus H5N1 en una granja industrial con 160.000 pavos y una procesadora de carne. Funcionarios del gobierno británico explicaron el contagio por la importación de carne desde granjas industriales de Hungría.
Las autoridades sanitarias de Rusia confirmaron el lunes un brote del virus H5N1 en cinco regiones diferentes alrededor de Moscú, que fue atribuido al sobrevuelo de aves silvestres, a pesar de que en esta estación no hay movimientos migratorios.
La agencia de noticias rusa Novosti aseguró que científicos rastrearon la cepa del virus y localizaron su origen en un mercado de mascotas de la capital.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la OMS también han atribuido la mutación del virus de la gripe aviar a la migración de aves y a los corrales domésticos.
Como consecuencia de estas declaraciones, al menos 15 países prohibieron la crianza de aves en viviendas particulares y en pequeños corrales comerciales.
Eso fue más dañino que beneficioso, según Nierenberg.
«Muchos de los 800 millones de granjeros urbanos del mundo, dedicados a cultivar y a criar animales para alimentación, transporte y obtención de ingresos en general en los patios traseros y en los techos de las casas, han sido injustamente tomados como blancos», anotó la experta.
Cada vez hay más evidencia de que existen otros vectores de la enfermedad. Este invierno no se detectó ningún pájaro silvestre con el virus en Europa o África, aunque hubo brotes en Nigeria, Egipto y Europa, que han sido atribuidos por expertos al tráfico ilegal e inadecuado de aves.
«Nuestra investigación muestra que el comercio global de aves de corral y los pájaros migratorios están involucrados en la propagación del H5N1», dijo Peter Daszak, director ejecutivo del Consorcio para la Medicina de la Conservación en Nueva York y estudioso de la enfermedad.
La combinación de corrales inmensos y superpobladoss, el comercio internacional de sus animales y la migración de aves silvestres constituye la receta perfecta para propagar la enfermedad en todo el mundo, señaló Daszak en una entrevista.
Sin embargo, hay «un poco de juego de culpas» entre quienes responsabilizan del surgimiento del virus H5N1 a las granjas industriales y los que acusan a las aves migratorias.
«Las nuevas enfermedades son uno de los costos del desarrollo y el crecimiento», opinó.
Daszak y sus colegas evaluaron el aumento de la incidencia de dolencias humanas o animales como la fiebre de Ébola, la encefalopatía espongiforme bovina (mal de las vacas locas), la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (enfermedad neurodegenerativa sufrida por humanos que ingieren carne de reses afectadas por la anterior), el sida y la gripe aviar.
El equipo de Daszak creen que ese aumento es consecuencia de cambios ambientales, casi siempre ocasionados por la acción humana.
Como los seres humanos comparten muchos agentes patógenos con animales, el impacto de sus acciones en las enfermedades animales constituyen una amenaza a la salud pública, agregó.
«El sector avícola es el más globalizado de la agricultura. Hay un movimiento increíble de pollos y otros productos», dijo la semana pasada al International Herald Tribune Samuel Jutzi, director de Producción Animal y Salud en la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
«Antes, muchos de nosotros subestimábamos el rol del comercio» en el surgimiento o propagación de las enfermedades humanas, agregó.
El virus H5N1 de la gripe aviar habitualmente no se desarrolla en aves silvestres o criadas en corrales domésticos, porque sus poblaciones están demasiado dispersas y son muy variadas, explicó Cathy Holtslander, de la no gubernamental Coalición Más Allá de las Granjas Industriales, de Canadá.
Concentrar enormes cantidades de animales en espacios pequeños, alimentarlos con la comida más barata posible, centralizar y acelerar el procesamiento y distribuir el producto en todo el planeta del mundo contribuye a la expansión de la influenza aviar, dijo Holtslander a IPS.
«Los pobres del mundo probablemente necesitarán más carne, pero nosotros, en América del Norte y Europa, deberíamos comer mucho menos», afirmó Nierenberg.
Y sería mejor y más saludable obtener carne en sistemas de pequeña escala y producción localizada. Las granjas industriales proporcionan carne barata porque no consideran los costos reales en términos de contaminación del aire y del agua y la aparición de enfermedades terribles en trabajadores y animales.
«La infraestructura de Estados Unidos apenas puede manejar los problemas causados por las granjas industriales», dijo Nierenberg. «No sé cómo pueden abordar esto en el mundo en desarrollo.»