Cuando un estudioso extranjero se enfrenta al hecho histórico de que Cuba y Puerto Rico, dos países con similares antecedentes hasta el momento en que Estados Unidos le declaró la guerra a España y tras derrotarla se hizo de todos los territorios de su vasto sistema colonial, ineludiblemente compara la actual situación de ambos pueblos […]
Cuando un estudioso extranjero se enfrenta al hecho histórico de que Cuba y Puerto Rico, dos países con similares antecedentes hasta el momento en que Estados Unidos le declaró la guerra a España y tras derrotarla se hizo de todos los territorios de su vasto sistema colonial, ineludiblemente compara la actual situación de ambos pueblos poco más de un siglo después.
Cuba es hoy una nación absolutamente independiente pero aun asediada y amenazada por la superpotencia norteamericana que pretende reincorporarla al redil.
Puerto Rico es un territorio que, sin estar incorporado ni formar parte de Estados Unidos, le pertenece. Es un estado libre asociado. En el derecho internacional, la doctrina que establezca que un país puede tener como propiedad suya a otro país es una doctrina irracional, ya que tal relación solo puede definirse como colonial. Y el derecho internacional define al coloniaje como un delito contra naciones que debe ser combatido por todos los medios disponibles. Para analizar la realidad puertorriqueña debe partirse de la premisa esencial de que la organización del estado político vigente en Puerto Rico es resultado de la forma en que se ha estructurado en esa isla la dominación colonial.
Desde la ilegal cesión de Puerto Rico a Estados Unidos por España mediante el Tratado de París, la isla quedó sometida a la autoridad conferida por la Constitución de Estados Unidos al Congreso de ese país sobre sus territorios y los habitantes de éstos.
La forma en que se ha estructurado el estado político colonial en Puerto Rico ha sufrido muchas modificaciones a lo largo de los años, pero siempre han sido alternativas para disimular el carácter colonial de la relación entre Washington y San Juan.
Las corrientes que han orientado el proceso político de Puerto Rico han ido, desde aquellas que propulsan la independencia hasta las que reclaman la incorporación o anexión de Puerto Rico, ya sea como provincia, estado o departamento de la potencia colonial.
La fuerte resistencia de los puertorriqueños a la renuncia a su identidad y soberanía ha determinado algún grado de desarrollo de los poderes políticos soberanos sobre ciertos asuntos internos del país, aunque siempre en una encubierta relación directa, más o menos estrecha, con la subordinación al poder colonial.
El acontecer político en Cuba, aunque partió de momentos similares, ha sido bien distinto.
En marzo de 1901, cuando los representantes cubanos en la Convención Constituyente concluyeron sus deliberaciones para la redacción del proyecto de una nueva Constitución contentiva de las estipulaciones respecto a las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, el Congreso de estadounidense impuso una enmienda al proyecto con un conjunto de condiciones exigidas por Estados Unidos como requisito para traspasar el gobierno de la Isla a los cubanos.
Por medio de esta enmienda, Estados Unidos limitaba la soberanía del país y lo convertía en un enclave neocolonial. Legalizaba la intervención militar norteamericana y estipulaba el derecho de apropiarse de parte del territorio cubano. Limitaba los derechos de Cuba a firmar tratados con otros países y forzaba al país a venderle o arrendarle parte de su territorio para establecer estaciones navales. A la Convención Constituyente cubana se le amenazó contra cualquier modificación a la Enmienda y se le previno que las tropas de Estados Unidos no abandonarían la Isla hasta tanto fueran aceptados los términos contenidos en la Enmienda. Expresamente se les comunicó que, si la Enmienda no fuere aceptada, no habría una República de Cuba. Tardó 59 largos años a los cubanos lograr su independencia verdadera que, sin embargo, ha tenido que defender con sudor y sangre hasta la actualidad.
Tres mil quinientos cubanos han muerto como resultado de tales acciones en tanto más de dos mil han quedado mutiladas. Los actos terroristas han incluido cruentos atentados con explosivos y sabotajes, asesinato de diplomáticos cubanos en varios países, el hundimiento de buques mercantes, explosión de bombas en fábricas y hoteles; sabotajes contra objetivos económicos, acciones de guerra bacteriológica y repetidos atentados contra la vida de Fidel Castro y otros dirigentes.
Y un bloqueo económico que ha tenido para Cuba un costo aproximado de mil billones de dólares al cambio actual del dólar. Todo ello no ha impedido que Cuba se sitúe hoy, por su desarrollo social, su atención de la salud y su sistema educativo a la cabeza de los países del tercer mundo. Son datos que subrayan los fuertes lazos de hermandad entre Cuba y Puerto Rico, y avalan plenamente la validez del propósito histórico cubano de defender la independencia por encima de todo y a cualquier precio.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.