Los países de África subsahariana albergan casi dos tercios de las personas infectadas con VIH en todo el mundo, según Onusida. Pero en el norte del continente las estadísticas no causaban alarma, hasta ahora. El problema es que no parecen reflejar la realidad. En Argelia, por ejemplo, aunque a primera vista las cifras dan pocas […]
Los países de África subsahariana albergan casi dos tercios de las personas infectadas con VIH en todo el mundo, según Onusida. Pero en el norte del continente las estadísticas no causaban alarma, hasta ahora. El problema es que no parecen reflejar la realidad.
En Argelia, por ejemplo, aunque a primera vista las cifras dan pocas razones para preocuparse, la alerta en relación a la pandemia va en aumento.
Las cifras publicadas desde fines de 2003 en el sitio web del Onusida (Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida) ubican la prevalencia de VIH (virus de inmunodeficiencia humana) entre adultos en 0,1 por ciento. Según datos del Ministerio de Salud, Población y Reforma Hospitalaria, la cantidad de casos positivos fue estimado el mes pasado en 20.000, en una población de casi 33 millones.
Sin embargo, la última Actualización de la Epidemia del Sida, publicada por Onusida y la Organización Mundial de la Salud (OMS), señaló que en 2004 Argelia registró el doble de nuevos casos de VIH (266 diagnósticos) que el año anterior. «Esto podría anunciar un brote en la hasta ahora pequeña epidemia del país, que todavía es controlada de manera inadecuada», afirmó.
Esta declaración coincide con la percepción de Ouzariad Boualem, un médico que trabaja para el Comité Nacional de Lucha Contra el Sida, para quien las estadísticas del VIH «no reflejan con precisión lo que realmente está ocurriendo», dado que las personas infectadas raramente visitan las instalaciones sanitarias apropiadas. Los números reales, agregó, pueden ser 10 veces mayores.
En parte, la reticencia de los argelinos a mirar de frente el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) ha sido atribuida al miedo a ser condenados por el Islam, la principal religión del país.
«Un joven con sida es muy mal visto, porque la sociedad argelina cree que ha transgredido las enseñanzas del Islam, que prohíbe las relaciones sexuales antes del matrimonio», dijo Mouloud Muadhan, un predicador islámico de la septentrional región costera de Tizi Ouzou.
El alcance del estigma fue destacado aún más por un hombre seropositivo entrevistado por IPS. «Cuando oí hablar por primera vez del sida, pensé que era simplemente una broma. Ahora que tengo el virus vivo constantemente con miedo, y conozco a muchas personas que se niegan incluso a hablar sobre él», dijo.
Las cosas han mejorado poco, según funcionarios del gobierno, por la confusión derivada de las cifras contradictorias sobre el VIH brindadas por varios departamentos del gobierno que tratan con la epidemia y de la escasa coordinación de las organizaciones dedicadas a combatir la enfermedad.
Como señala la Actualización de la Epidemia del Sida, «se ignoran los modos de transmisión de casi tres cuartos de los 1.721 diagnósticos de VIH hechos hasta fines de 2004, lo cual dificulta determinar las rutas de contagio».
Además, el gobierno se lamenta de la falta de asistencia internacional para detener la propagación del VIH.
Está en marcha un estudio detallado de todos los casos de sida conocidos, que debería brindar un panorama más confiable del grado en que el virus se ha arraigado en Argelia.
Mientras están pendientes los resultados de ese estudio, aparece claro el vínculo entre VIH y prostitución, particularmente en el sur del país, donde las infecciones parecen ser sustancialmente más elevadas que en cualquier otra parte.
Según la Actualización de la Epidemia del Sida, «los mayores registros de infección hasta la fecha son entre trabajadoras sexuales: 1,7 por ciento en Oran, en el norte, y nueve por ciento en Tamanrasset, en el sur, donde aumentó mucho desde el dos por ciento hallado en 2000».
Una joven prostituta de Argel dijo a IPS que «muchos clientes prefieren tener relaciones sin protección, simplemente como una ‘cuestión de gustos’, según dicen. Esas demandas a veces nos obligan a cumplir sus deseos, exponiéndonos a la enfermedad».
Palabras similares salieron de boca de una colega. «A veces (los clientes) no quieren escuchar. Llegan sobreexcitados y quieren ser satisfechos como sea», relató.
El uso de condones también está relacionado con las tarifas que los clientes están dispuestos a pagar.
La Actualización de la Epidemia del Sida»agregó que «el personal militar y los migrantes» también parecen más propensos a contraer el virus en Tamanrasset. Por sobre todo, la mayoría de las infecciones parecen tener lugar en relaciones heterosexuales.
El ministro de Salud, Población y Reforma Hospitalaria, Amar Tou, anunció el mes pasado que 42 nuevos centros de análisis serían abiertos en Argelia durante los primeros cuatro meses de 2006. Seis centros ya fueron inaugurados y brindan el servicio de análisis voluntario, anónimo y gratuito.
«Vamos a asegurarnos de que cada ‘wilaya’ (prefectura) tenga su propio centro de análisis», dijo Tou. En Argelia hay 48 wilayas.
La atención a personas que padecen infecciones vinculadas con el sida también se brinda sin cargo, en hospitales públicos.
Ali Ibrir, vicepresidente de Izuran Tmurt, una organización que lucha contra el sida, estima que hay casi 2.000 personas que necesitan tratamiento. Según el Ministerio de Salud, unas 20 personas por año desarrollan la enfermedad.
Una campaña de prevención y educación sobre el sida se llevó a cabo en noviembre y diciembre, con afiches y folletos informativos distribuidos en todo el país. (FIN/2006)