«Para maximizar la producción de este bien (madera, pasta de celulosa) el ecosistema se transforma, se modifica su estructura y su funcionamiento y, como consecuencia, disminuye su capacidad de proveer otros servicios y bienes.»
El Paranaense (EP): – Es inminente el desembarco de más pasteras y papeleras en toda la región (sur de Brasil, norte de la Argentina y Uruguay, toda la Cuenca del Plata). ¿Cómo analiza este escenario en términos ambientales / científicos? ¿Es posible producir pasta de papel y papel con bajo o nulo impacto ambiental?
José Paruelo (JP): La contaminación puntual de las plantas y de los procesos industriales no es el tema en el cual trabajo y tengo experiencia. Las evidencias indicarían que sin impacto ambiental no es posible producir celulosa. Queda por resolver cual es el impacto que la sociedad como un todo está dispuesta a tolerar. Eso dependerá de una cantidad de factores (procesos industriales a utilizar, localización, tamaño de las plantas, número de plantas totales, etc) que será necesario analizar en cada caso. Una alternativa que entendemos puedo ayudar a resolver el conflicto es la cuantificación de los costos ambientales a «socializar» a partir del impacto que tendrán la operación de las plantas sobre los servicios ecosistémicos. Adicionalmente se debería evaluar como esos costos se reparten entre los distintos actores sociales. Esta evaluación debe necesariamente incluir el análisis de los impactos de las plantas per se y de las forestaciones que las abastecerán.
EP- Las ciencias ambientales han desarrollado ideas que permiten resolver estos conflictos -como el corte de ruta por papeleras- de modo racional. ¿Cuáles son y cómo pueden ser aplicados a nuestra realidad? ¿Puede explicarlo?
JP – Las sociedades humanas están continuamente enfrentándose a nuevos problemas ambientales. En general estos problemas resultan de decisiones tomadas por grupos pequeños que impactan en la calidad de vida de la mayoría de la sociedad. El caso de la expansión de la forestación en Uruguay o la instalación de las plantas de celulosa en las proximidades de Fray Bentos son buenos ejemplos. La plantación de eucaliptos está motivada fundamentalmente por el interés privado en producir un bien con un elevado valor de mercado. Para maximizar la producción de este bien (madera, pasta de celulosa) el ecosistema se transforma, se modifica su estructura y su funcionamiento y, como consecuencia, disminuye su capacidad de proveer otros servicios y bienes. Varios de estos servicios y bienes tienen a su vez mercado y su renta es también de apropiación privada (turismo, granos o carne). El criterio más frecuentemente usado para decidir cuál bien o servicio se produce es el de maximizar el beneficio económico.
Sin embargo muchos bienes y servicios que producen los ecosistemas no se comercializan y por lo tanto no tienen precio (aunque si valor). Estos bienes y servicios ecosistémicos son esenciales para el mantenimiento de la vida en el planeta (particularmente la de los humanos) e incluyen, entre otros, la regulación de la concentración de gases atmosféricos, el ciclado de nutrientes, el procesamiento de residuos, el mantenimiento de la biodiversidad, la recreación y la regulación hídrica. Muchos de estos servicios se usufructúan lejos del lugar donde se generan. Por ejemplo, la regulación del flujo de agua que el ecosistema realiza en la parte alta de una cuenca y que «goza» una población ubicada aguas abajo.
EP – ¿Esto quiere decir que la ciencia puede medir y poner precios a los impactos ambientales?
JP- La identificación y cuantificación de los servicios y bienes que provee un ecosistema es un tema eminentemente técnico, para el cual los profesionales en ciencias ambientales disponen de diversas alternativas metodológicas. La producción de un bien (madera) implica dejar de «producir» otros servicios: recreación, regulación climática y atmosférica, ciclado de nutrientes, regulación de cuencas, etc. La asignación de un precio a estos servicios o bienes es una cuestión que trasciende lo técnico y depende de cuestiones ideológicas y de los intereses particulares y colectivos de los grupos involucrados. En esto no difiere de otros bienes y servicios que consumimos a diario.
Listar todos los bienes y servicios que se van a ver afectados es un primer paso ineludible. De hecho hace unos años científicos ambientales hicieron el ejercicio de valuar los servicios ecosistémcos del planeta. El resultado indicaba que el valor de esos servicios era equivalente a 3 veces el producto bruto mundial. Más aún, para regular una actividad no es necesario asignarle valor a un servicio y caer en un análisis costo-beneficio, la sociedad puede decidir que independientemente del «precio» no tolera una merma de un servicio ecosistémico por debajo de un dado nivel. La autoridad política debería reglamentar las actividades teniendo en cuenta que no se superen esos límites y previendo sanciones.
EP – ¿Conoce ejemplos donde se apliquen estos métodos? ¿Es un proceso de alto costo?
JP- En Jalapa, México, la factura del servicio de agua potable incluye el costo de mantener forestadas las cuencas de donde se toma el agua para la ciudad. El dinero recaudado financia el mantenimeinto de la cubierta vegetal en las partes altas y medias de la cuenca.
EP- ¿Es cierto que los monocultivos de eucaliptos disminuyen la disponibilidad de agua y frenan la recarga de acuíferos? ¿Por qué? ¿De qué forma?
JP – Las investigaciones científicas regionales proveen datos acerca de cómo se modifican los servicios ecosistémicos en plantaciones forestales. Las forestaciones en el litoral del Río Uruguay evapotranspiran un 80% más que los pastizales naturales que reemplazan. Esto reduce la escorrentía en cuencas forestadas un promedio de 38% y afecta la recarga de los acuíferos . Los suelos de las plantaciones de eucaliptos se acidicaron en el mismo grado que suelos de áreas de Europa fuertemente industrializadas afectadas por la lluvia ácida en la década de 1960 . Esto se debería a las altas tasas de absorción de calcio por parte de los árboles (los árboles usan más calcio que las pasturas). Muchos de los cambios químicos (acidificación, salinización, pérdida de nutrientes) son irreversibles y comprometen seriamente la fertilidad y, por lo tanto, el potencial productivo de los suelos.
EP- ¿Cuál es el rol del Estado en este escenario?
JP – Los conflictos se plantean cuando distintos actores sociales o políticos difieren en cuanto a qué bienes y servicios producir, en los criterios para su apropiación, en el valor que se les asigna o sobre quién se hace cargo de los costos derivados de su merma. Los intereses privados entran en conflicto con los de otros privados y con los de la sociedad toda. El Estado debería arbitrar en estos casos evitando que se violen derechos e intereses de personas físicas, grupos sociales y generaciones futuras. Más allá de la conciencia conservacionista de un individuo o un grupo empresario, la «lógica del mercado» inducirá a asignar recursos de manera de maximizar beneficios económicos independientemente de sus consecuencias ambientales, particularmente si éstas pueden «externalizarse».
El Paranaense
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