Los problemas político-electorales de IU siempre han sido un problema de IU y de ella dependen sus soluciones. Las primarias de Madrid así lo prueban. Ha bastado un procedimiento adecuado e innovador, ideas claras y personas solventes para suscitar atención y entusiasmo en una Izquierda Unida, justo es reconocerlo, que pasa por dificultades electorales no […]
Los problemas político-electorales de IU siempre han sido un problema de IU y de ella dependen sus soluciones. Las primarias de Madrid así lo prueban. Ha bastado un procedimiento adecuado e innovador, ideas claras y personas solventes para suscitar atención y entusiasmo en una Izquierda Unida, justo es reconocerlo, que pasa por dificultades electorales no pequeñas. Hay que subrayar que los ataques a las candidatura, especialmente a Tania, han sido infames y que se notaba muy fuertemente el «fuego amigo». Atrás han quedado las teorías conspiratorias, el recurso a los enemigos internos y externos y lo que ahora queda como lección fundamental es que Izquierda Unida tiene futuro, un enorme potencial político y electoral si, y solo si, es capaz de autorreformarse y realizar los deberes que se vienen posponiendo desde hace mucho tiempo.
Para que IU tenga futuro, a mi juicio, es necesario tener algunas ideas claras, transformarlas en propuestas y llevarlas a cabo con eficacia. IU tiene capacidad sobrada para ello y hay una amplísima demanda en su base social y en su base electoral. El objetivo es claro: convertirse en una fuerza política determinante en el cambio histórico que se ha abierto en España. Como lo diría Anguita: convertir la brecha que ha abierto Podemos en un inmenso agujero donde quepa un proyecto autónomo de izquierdas.
Quizás, la primera idea tiene que ver con el tono vital y con el estilo de hacer política. IU debe de sintonizar con los deseos de cambio que hay en la sociedad y con las nuevas generaciones que están haciendo su propia experiencia política. Desde las elecciones europeas IU aparece replegada y a la defensiva, fabulando conspiraciones y buscando a la quinta columna interna. Este lenguaje no lo entiende la gente y no le interesa, no solo porque se evita la autocrítica y la necesidad de profundas reformas internas, sino porque impide intervenir en el debate real, es decir, qué tipo de cambio necesitamos, como hacerlo posible y cuáles son los actores sociales fundamentales para llevarlo a cabo. Sintonizar es ser parte de la gente y hacer que IU, sus miles de hombres y mujeres estén satisfechos y contentos con el protagonismo colectivo que emerge en nuestra sociedad.
Una cuestión importante es tener ideas claras y saberlas defender. Hay que tener un discurso solvente, anclado en la realidad y, a la vez, transformador. Un discurso en positivo, que defina con claridad a los enemigos y que apueste por la unidad desde la propia autonomía de nuestro proyecto. El «sí se puede» que todos gritamos desde hace meses requiere ser convertido en política. La clave es crear un «nosotros» colectivo, un sujeto «nacional-popular» que se considere a sí mismo portador de un proyecto de cambio de régimen y de conquista de una nueva democracia. Esto requiere organización, mucha organización, ligarse a la gente y ser parte de ella y aportar lucidez estratégica y táctica.
Personas y equipos solventes. Los tenemos, están ahí. Que Alberto Garzón se proponga como candidato a la Presidencia del Gobierno del país no es poca cosa. En un momento donde muchos se repliegan y arrugan, él da la cara y lo hace desde un discurso republicano y socialista que recoge las mejores tradiciones del comunismo español. Y equipo. Tenemos equipos, hombres y mujeres jóvenes y veteranos, gentes con experiencia y gentes que nunca se rinden. Se puede decir que somos especialistas en travesías del desierto. Ahora que el desierto terminó y que vemos la «nueva ciudad» en el horizonte, no vamos a perder la oportunidad de vencer y transformar el país.
La dialéctica unitaria no será fácil, en esto tenemos mucha experiencia, positiva y negativa. No estaremos en ningún frente anti Podemos, pero nunca seremos aliados subalternos de otro proyecto. La unidad es una lucha y se forja construyéndola, haciéndose fuerte y ganando voluntades. Las gentes, nuestras gentes nos miran, nos observan muchas veces con desconfianza porque nos ven parte del pasado y no nos creen capaces de ganar el futuro. Tenemos que demostrar una y otra vez, con una paciencia infinita y con una enorme pedagogía de masas que somos confiables, que nuestro partido son ellos y sus aspiraciones y que lucharemos hasta el final, como siempre hemos hecho, para que no nos roben el cambio.
Lo que tenemos es precioso y debemos convertirlo en acción política consciente. Tenemos memoria de aciertos y de fracasos, capacidad infinita para la lucha y para superar derrotas, raíces sociales profundas e ideas claras para un futuro que construimos día a día y desde abajo. Es nuestra hora. Tania y Mauricio, en las peores condiciones posibles, han demostrado que IU está viva y que IU es necesaria como lo que siempre ha sido: un proyecto de transformación social de nuestro país desde un punto de vista que tiene en su centro las clases trabajadoras, los sectores populares, los jóvenes, las mujeres. Unir al pueblo, crear un sujeto político para transformar la sociedad y hacerlo con ilusión y optimismo.
Manolo Monereo es politólogo y miembro del Consejo Político Federal de IU.
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