En febrero del 2007, más de 200 lesbianas latinas se darán cita en Santiago de Chile para el VII Encuentro Lésbico Feminista de Latinoamérica y el Caribe (ELFLAC). Una de las integrantes del EKIPA, organismo que prepara el evento, dice que marcará un antes y después para el activismo lésbico chileno.
A Angelina Marín parece no quedarle tiempo para nada. Entre su taller de Tango que dicta a mujeres lesbianas, la coletiva lésbica «Las Moiras» de la cual forma parte y las últimas reuniones en que organiza el VII Encuentro Lésbico Feminista de Latinoamérica y el Caribe (ELFLAC) 2007, esta socióloga de profesión, no da respiro.
El Encuentro proviene de una serie de otros eventos similares que se han realizado en distintos países sudamericanos. El último de ellos fue en México el año 2004 y fue ahí, donde un grupo de activistas lésbicas chilenas propuso a nuestro país como sede del encuentro en el 2007, argumentando que, ahora sí, nuestro país estaba preparado para albergar una actividad de esta envergadura. Las mexicanas y latinas aceptaron gustosas y dieron su voto mayoritario a favor de las chilenas.
Hoy, quedan menos de dos meses para que se concrete este encuentro – desde el 7 de febrero en el ex Hospital de San José-, y las integrantes de la EKIPA, no dan tregua. Este organismo – cuyo nombre es la feminización de «el equipo» -, se formó desde el Bloque Lésbico con representaciones individuales y está dividido en una serie de comisiones, entre las que se incluyen, el área de cultura, logistica y talleres, entre otras. La Ekipa estuvo durante dos años integrando a lesbianas que quisieran colaborar y hoy en día, son 20 personas que esperan recibir a más de 200 mujeres lesbianas incritas de toda Latinoamérica. ¿Cómo lo harán? «Tenemos mucha unidad y mistica, y eso nos da fuerzas para no desfallecer», aclara Angelina.
¿Cuáles fueron las principales dificultades en este tiempo para organizar este Encuentro?
Encontrar un lugar, fue una de las mayores dificultades. Porque esta actividad requiere de ciertos requisitos especiales como infraestructura. Al fin conseguimos uno, que es el ex Hóspital de San José el cual ahora es un centro cultural. Claro, ahi no podemos alojar a toda la cantidad de personas que llegarán, pero ya hemos hecho convenios con algunas hostales para solucionarlo.
¿Costó organizar a las integrantes de la EKIPA?
No fue difícil, aunque ahora se viene el evento encima y hay mucho trabajo. Lo importante es que el compromiso que han asumido las personas, son compromisos profundos, más allá de lo político. Hay un compromiso emotivo y muy importante. Lo otro, es que no solamente están colaborando lesbianas chilenas, sino también muchas extranjeras que se han ofrecido, por ejemplo, de traductoras, ya que viene un buen número de activistas brasileñas.
Entonces no hubo diferencias…
¡Siiii! diferencias siempre van haber, pero hemos tenido mucha unidad y mística, y eso nos da fuerzas para no desfallecer.
Dentro de las comisiones, hay uno encargado de preparar los talleres, ¿qué temas se abordarán?
Todavía no está definido el número total de los talleres, aunque por ejemplo unas compañeras de Brasil están desarrollando uno sobre violencia al interior de las parejas lesbianas y la manera de afrontarlo. También tendremos temáticas políticas, de la contingencia política activista chilena y las que tienen relación en lo cultural y artístico.
Hubo muchos intentos fallidos para que Chile fuera sede de este encuentro, hasta que el año 2004 lo consiguieron, ¿representa un momento histórico entonces para las activistas lésbicas chilenas?
Sin duda, es un evento importante y también un gran potenciador, porque potenciará – valga la redundancia-, mucho el trabajo político que se está haciendo en el ámbito lésbico feminista en Chile. Con esto habrá un antes y después, porque hay una imagen generalizada de que la participación lésbica en el activismo, es casi sombría; sin embargo, no es así, existe el Bloque Lésbico, existen organizaciones, existen medios de comunicación como éste. Estoy segura que el impacto comunicacional y mediático que tendrá el encuentro, será muy fuerte. Y sin duda, eso nos va a fortalecer, y lógico, nos dejará muy cansadas también (risas).
¿Cómo hicieron frente a esos momentos de «cansancio» durante la preparación del evento?
Con muchas jornadas para generar mayores confianzas, ¡no es que haya desconfianza!, pero durante la presión que significa organizar un evento de esta magnitud, se generan crisis. Por eso la Ekipa, no se ha abocado solamente a lo político activista, sino que también ha generado un espacio personal y también afectivo, que nos permita contenernos. Y en un encuentro, y tú lo sabes porque organizas el ELTA, una queda muy desgastada.
«Hay temor a la palabra «feminista»
Hay muchas lesbianas que reniegan del feminismo, y de hecho, tienen una mirada bastante prejuiciada de esta corriente, ¿cómo lo harán para motivar, sobretodo a las lesbianas más jóvenes a este encuentro?
La Ekipa y el Bloque Lésbico ha generado un trabajo importante de talleres de lesbofeminismo a lo largo de Chile, hablamos de Concepción, Valdivia, La Serena…hemos generado la inquietud por aprender del lesbofeminismo. Hay mucho temor todavía. Si hay temor a la palabra «lesbiana», ¡más temor a la palabra «feminista»!.
Como si fueran «las malas»…
Claro. Lo importante es «desatanizar» el feminismo porque es una mirada consecuente a nuestra propia existencia. No es una ideologia cualquiera, es una consistente con tu existencia como lesbiana y mujer. El feminismo te hace ver que tu existencia como lesbiana es una existencia política, y eso es lo que hemos tratado de desarrollar en los talleres regionales. La mirada que se tiene del feminismo es la que te impone el sistema: ésa de un grupo de mujeres «malvadas» que quieren eliminar la existencia masculina…aunque podría ser (risas)
¿Y cómo ha sido la respuesta de convocatoria a esos talleres? ¿Van mujeres que tiene una idea del tema o van mujeres que no tienen idea de nada?
De las dos cosas. Han llegado chicas que no tienen conocimiento de lo que es ser lesbiana y están, incluso, en su etapa de descubrimiento y el saber de lesbofeminismo, les ha permitido un crecimiento personal, donde han podido fortalecer y tener una mirada mejor de ellas mismas. Pero también, han llegado chicas que tienen experiencia y se han formado en esa materia. Ellas han sido un gran aporte en estos talleres.
¿Qué representa el encuentro para ti?
Es un desafío. Mi deseo particular es aprendizaje, estoy profundamente emocionada de aprender de las experiencias de las compañeras latinas. Será fundamental para nuestro trabajo, que con hartos años en Chile, ha tenido altos y bajos.
En el último Encuentro, en México, hubo mucha polémica por el debate que se generó al proponer que transexuales que se identifican con el feminismo, pudieran asistir a estos talleres, ¿acá se está visualizando lo mismo?
Para nada, no se ha presentado ninguna inscripción de alguna transexual, porque nosotras hemos sido muy claras de la perspectiva que tiene el encuentro, eso ha sido muy decidor. No se ha presentado esa inquietud. Tienen que ser mujeres, lesbianas feministas, o también, mujeres que tengan la inquietud de aprender sobre lesbofeminismo.
¿Qué esperan con este Séptimo Encuentro?
Un cambio social. Es que el Encuentro no termina acá, sino que sigue hasta el próximo que viene después de Chile. No termina con la realización de «las memorias del él, hay una responsabilidad de mantener los lazos que se crean y ampliar la mirada lesbofeminista en nuestro país.
Costos, marcha y cultura
Hay costos para asistir al encuentro, ¿serán muy altos?
Estamos hablando de alrededor de 50 y 60 mil pesos chilenos. Eso incluye todo, como alojamiento y comida. Estoy hablando de lesbianas que vienen de regiones. Ahora, para las santiaguinas, se está evaluando a las que no necesitan alojamiento, aminorar el costo o también, que deseen asistir sólo un día. Todo esa información la pueden encontrar en el sitio oficial del Encuentro.
¿Qué actividades culturales tienen planeadas para esos días?
Tenemos varias, comenzando con una marcha por las calles de Santiago y cerrando con una gran fiesta de clausura en el mismo lugar. También tenemos distintas expresiones como exposiciones de fotografía, pintura, teatro, audiovisual. Hay incluso un taller de danza gitana que impartirán unas compañeras brasileñas. Por mi parte, presentaremos la experiencia del taller de tango que imparto actualmente.
Tengo entendido que vienen activistas muy importantes dentro del movimiento lésbico internacional…
Sí, vienen «pesos pesados» como se dice. Por ejemplo la teórica peruana-mexicana Norma Mogrovejo, la francesa Julies Falquet, Mariana Pessah, Ochy Curiel, quien también estuvo en el ELTA. Y muchas más.