Las precipitaciones de las últimas semanas han propiciado una leve recuperación de las reservas de agua acumulada en los embalses peninsulares, pero no palían la sequía que padece España, la más grave en lo que va de siglo.
En la imagen, vista del embalse de Vilasouto (Lugo) el pasado mes de noviembre. EFE/Archivo/Eliseo Trigo
Los embalses peninsulares van a cerrar el año con sus reservas al 38,15 por ciento, después de tres semanas consecutivas de subidas que han dejado el agua acumulada en 21.391 hectómetros cúbicos, una cantidad muy alejada de la media de los últimos diez años (31.691 hectómetros cúbicos).
Los pantanos no se encontraban en niveles tan bajos en estas fechas desde el año 1995, cuando estaban al 34,71 por ciento de su capacidad, aunque la situación es especialmente llamativa en algunas cuencas del noroeste, como la del Duero, que se encuentra ahora al 31,38 por ciento, un nivel no conocido en los últimos treinta años.
Las precipitaciones de las últimas semanas sí han propiciado que se recuperen algunas cuencas del norte peninsular que estaban también en una situación muy precaria, como las del Cantábrico Oriental, que se encuentra ya al 90,41 por ciento, la del Cantábrico Occidental, que está ya al 61,20 por ciento, o la del Miño-Sil, al 44,22 por ciento.
Los datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente revelan que las cuencas con más déficit hídrico siguen siendo las del Segura, que está al 14,11 por ciento; la del Júcar, al 25 por ciento; la cuenca mediterránea andaluza, al 30,58 por ciento; Duero, al 31,38 por ciento; y Guadalquivir, al 31,69 por ciento.