Las chicas jóvenes son uno de los sectores sociales, junto con las migrantes, que más tardan en interrumpir el embarazo. Con la ley actual, el deber de informar a representantes legales agrava esta situación. Las interrupciones de embarazos en menores de 20 años son casi el 19% del total de los abortos producidos después de […]
Las chicas jóvenes son uno de los sectores sociales, junto con las migrantes, que más tardan en interrumpir el embarazo. Con la ley actual, el deber de informar a representantes legales agrava esta situación. Las interrupciones de embarazos en menores de 20 años son casi el 19% del total de los abortos producidos después de las 14 semanas (único plazo legal). La prohibición de abortar sin conocimiento de sus representantes legales provoca, por miedo a su reacción, retraso en la decisión y abortos clandestinos.
En Suiza, uno de los países con menor número de abortos, no se necesita consentimiento ni notificación a padres/madres. Ni siquiera en menores de 16 años. En Finlandia, las menores pueden abortar hasta las 20 semanas, un plazo más amplio que para las adultas. Saben que las menores tardan más en tomar la decisión. ¿Por qué? La regla a edades tempranas suele ser irregular, es fácil que se retrase de un periodo a otro e incluso que no aparezca durante dos meses. Si a esto sumamos el tiempo para meditar la decisión, los tres días de reflexión que impone la ley, más el tiempo para que padres/madres acudan al centro a entregar el documento de que lo saben, más el tiempo que tarden los informes médicos en decidir por ti, ¿no sería fácil que trascurran las 14 semanas legales?
A esas edades existe un gran desconocimiento sobre nuestro cuerpo y nuestra sexualidad. El tabú se disfraza de prevención, cuando es el mayor factor de riesgo. Conocemos casos de mujeres que daban a luz sin saber que estaban embarazadas. Es minoritario pero ocurre.
La ausencia de recursos económicos -en especial si se mantiene la cifra del 2% de abortos practicados por la sanidad pública- provoca que las jóvenes empleen tiempo en conseguir dinero para interrumpir el embarazo.
La Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo (ACAI) realizó un estudio en el que se concluyó que el 30% de las chicas de 16 y17 años que abortaban habría preferido no comunicarlo a sus representantes legales. Además, de las jóvenes de más de 18 años que abortaban, menos del 50% se lo comunicaba a su familia. Esto mismo reflejaba un estudio con menores de 21 años de la clínica ginecológica Dator. De las jóvenes mayores de edad que abortaban, un 59% no informaba a padres/madres y sólo un 12% acudía con ellas/os.
Unas carencias desapercibidas
Estas carencias han pasado desapercibidas por un riesgo aún mayor: que algunas Comunidades Autónomas no cumplan los mínimos legales. La Ley establece que las chicas de 16 y 17 años podrán tomar la decisión de abortar sólo informando a sus representantes legales. Podrán no comunicárselo cuando aleguen que «provocará un conflicto grave (…), peligro cierto de violencia intrafamiliar, amenazas, coacciones, malos tratos, o se produzca una situación de desarraigo o desamparo». Anteriormente, con esta edad no podían abortar sin consentimiento de padres/madres, pese a que en el resto de intervenciones quirúrgicas sí se les permitía decidir.
El decreto que desarrolla la Ley establece que serán los/as representantes legales de las chicas de 16 y 17 años quienes entreguen el documento que acredite que han sido informados… en el propio centro. ¿Qué diferencia hay con pedirles permiso? ¿No coartará igualmente la decisión? ¿Qué ocurre si la tutela la ejerce una Comunidad Autónoma con políticas de represión sexual que financia asociaciones antielección o que no aplica la Ley? Por ejemplo, en 2008 se denunció al Instituto del Menor y la Familia madrileño por impedir que menores bajo su tutela pudieran abortar.
El contexto familiar
Otro problema es demostrar la violencia familiar que eximiría de contarlo. ¿Debe denunciar? ¿Acaso no se van a enterar igual? Si ha sufrido incesto, ¿podrá desvelar en unos días ese hecho tan doloroso? En el caso de alegar un «conflicto grave», que impide comunicar la decisión a progenitores/as, será el personal médico quien decida. Deberá apreciar que las alegaciones de la mujer son «fundadas». Para ello podrá pedir informes psicológicos o de profesionales del trabajo social. ¿Cuánto tiempo puede llevar ese proceso? ¿Podremos acudir a otro centro si nuestro médico conservador se niega a aceptar que esta decisión puede suponer un maltrato?
La decisión de si la menor tiene razones fundadas para no contárselo a su representación legal quedará en manos del personal médico, que podrá realizar un test, solicitar informes y decidir, entre otras «banalidades», si hay peligro de maltrato. Seguimos sin ser dueñas de nuestro propio cuerpo si las/os profesionales médicos deciden por nosotras.
LA ARBITRARIEDAD DE LA MAYORÍA DE EDAD
El concepto de la mayoría de edad no es objetivo y universal sino que es fijado arbitrariamente. La franja para la mayoría de edad en otros países va de 14 a 23 años. ¿Cuándo se es adulta y para qué? La psicología del desarrollo demuestra que en cada persona varía la toma de conciencia de ciertas responsabilidades y la capacidad para tomar decisiones y asumir consecuencias. En 1973, la Academia Americana de Pediatría afirmaba: «Un menor puede dar su consentimiento para recibir asistencia médica cuando es capaz de tomar decisiones racionales y dicha asistencia puede verse comprometida por el hecho de informar a sus padres». Con 12 años podemos testificar.
Anteriormente, era la edad legal para mantener relaciones sexuales. Con 13 años podemos mantener relaciones sexuales sin que sea delito, según el Código Penal. Con 14 años tenemos responsabilidad penal.
Podemos hacer testamento, casarnos y tener la guarda y custodia de hijas/os. Con 16 años podemos adquirir cualquier medicamento. Según el Instituto de la Juventud, 16 años es la edad media de inicio de relaciones sexuales.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Las-menores-casi-forzadas-a-pedir.html