Cientos de mujeres convergen en la capital japonesa esta semana exigiendo una mayor atención a los 30.000 niños y niñas expuestos a la radiación nuclear por la crisis en el nororiental complejo atómico de Fukushima
«Las políticas oficiales de recuperación se concentran en la descontaminación en vez de que proteger la salud de los más vulnerables: los niños y las mujeres embarazadas», dijo a IPS la activista Aileen Mioko Smith.
«Nuestras reuniones con funcionarios para pedir más rápidos programas de evacuación de los grupos en alto riesgo son respondidas con promesas de limpieza de la basura radiactiva. Esto es totalmente irresponsable», dijo Smith, quien lidera la organización no gubernamental Green Action Japan.
Smith criticó al gobierno y a la estatal Tokyo Electric Power Company (TEPCO), operadora de la central de Fukushima, por concentrar sus esfuerzos en aliviar la preocupación pública prometiendo reducir la exposición en áreas afectadas y no realizar evacuaciones.
El miércoles 2, TEPCO admitió que uno de los reactores de Fukushima mostraba indicios de una nueva fuga.
Desde el accidente en la central el 11 de marzo, desatado por un terremoto y un tsunami, las autoridades redujeron el nivel de radiación aceptado para los residentes de Fukushima a 20 milisieverts (medida para calcular la radiación) por año.
Activistas sostienen que el gobierno hizo esto para minimizar el número de evacuados. Smith dijo que los nuevos estándares no protegían a la población más vulnerable, como niños, niñas y mujeres embarazadas.
Unas 36.000 personas han sido evacuadas fuera de un radio de 22 kilómetros del complejo, pero muchos más de las dos millones de habitantes de Fukushima estarían en riesgo, alertó Smith.
«No cederemos hasta que el gobierno cambie su actitud insensible», prometió Smith, participante de una sentada de protesta ante la sede del Ministerio de Economía, Comercio e Industria contra la política nuclear japonesa.
El corazón de la manifestación lo constituían unas 200 mujeres de Fukushima, que realizaron la sentada de tres días. Cuando terminó la protesta el 30 de octubre, hicieron un llamado a las mujeres de todo Japón para que participaran esta semana de una protesta hasta el domingo 13.
Mientras, mujeres de 47 prefecturas reunieron más de 6.000 firmas para apoyar sus demandas. Distribuyeron volantes a los transeúntes con información de los peligros que afrontan los habitantes de Fukushima.
Rika Mashiko, evacuada de esa ciudad, explicó que se unió a las protestas junto a su hija de siete años para mostrar solidaridad y expresar su decepción con el gobierno. Su esposo sigue trabajando en Fukushima.
Mashiko abandonó hace seis meses su huerta orgánica, ubicada a 50 kilómetros del complejo nuclear. Ahora reside en Tama, un suburbio de Tokio, y tiene un empleo de tiempo parcial.
«No recibo apoyo financiero del gobierno, porque me fui voluntariamente, aunque soy una refugiada nuclear. No confío en los nuevos estándares de exposición radiactiva en Fukushima, y no puedo arriesgar mi salud y la de mi hija», dijo a IPS.
Las mujeres exigen mayores medidas de protección contra la radiación, así como transparencia y honestidad de las autoridades de gobierno. También promueven un llamado nacional a la abolición de la energía nuclear en Japón.
Ayako Ooga, de la organización no gubernamental Madres de Fukushima Contra la Radiación, cuestionó el programa de recuperación del gobierno.
«No es la recuperación que imaginábamos», dijo. «La política es calmar a la población, pero lo que queremos son acciones honestas del gobierno», añadió.
Ooga huyó el 11 de marzo de su casa, ubicada a 10 kilómetros del accidente. Explicó a IPS que los altos niveles de radiación reportados en su área le impedían regresar.
«Queremos la garantía de que un accidente similar nunca vuelva a ocurrir en Japón, y que el gobierno haga más para proteger a nuestros amigos y familiares de la radiación», señaló.
Las mujeres sabían que tenían una larga batalla por delante. Un duro golpe llegó el 1 de este mes, cuando la Compañía de Energía Eléctrica Kyushu anunció que reanudaría la actividad de un reactor defectuoso en la estación nuclear de Genkai, en la sudoccidental prefectura de Saga.
El anuncio fue hecho luego de que el gobierno autorizó la reapertura del reactor al considerar que la compañía había tomado las suficientes medidas de seguridad. El reactor había sido clausurado el 4 de octubre debido a errores de procedimiento en tareas de reparación.
La central está en el centro de un escándalo, debido a denuncias de que la compañía manipuló a la opinión pública y presionó a sus empleados para que aceptaran la reapertura del reactor.
Hatsumi Ishimaru, agricultora de Genkai que encabezó una campaña contra la central, también vino a Tokio para unirse a las protestas.
Ishimaru, que participa de una demanda de los residentes de Genkai contra la planta, dijo a IPS que no descansaría hasta que su aldea de 3.000 personas se viera libre de la amenaza nuclear.
«Las mujeres están hoy a la vanguardia de la campaña antinuclear. Valoramos la vida más que las ganancias económicas», afirmó