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Irán

Las mujeres no han aceptado las leyes opresivas del gobierno

Fuentes:

Entrevista a la investigadora Shahra Razavi

Las imágenes de Irán, sobre todo las que difunde la TV, suelen mostrar mujeres asustadizas todas tapadas de negro. Este estereotipo de opresión se derrumba de inmediato al entrevistar a la investigadora iraní Shahra Razavi, del programa de Naciones Unidas para el Desarrollo Social (UNRISD).

 

Razavi vino a Buenos Aires para presentar su informe sobre «Igualdad de género» en el mundo y en diálogo con Clarín trazó una radiografía política minuciosa de los distintos gobiernos de Irán y los cambios en la situación de la mujer.

 

«Antes de la Revolución Islámica de 1979, el gobierno era laico y modernizador pero extremadamente autoritario y elitista. Sólo una pequeña minoría urbana de clase alta disfrutaba esos beneficios. El padre del Sha Reza Palevi, en 1936, había ordenado que las mujeres no usaran más el pañuelo. Pero para la mayoría de las mujeres, como le pasó a mi abuela, no salieron más a la calle: les daba miedo y vergüenza de que los soldados las pararan por la calle y le hicieran sacar el pañuelo. No les gustaba salir sin nada, se sentían incómodas».

 

-Y en 1979 la Revolución Islámica lo volvió a imponer.

 

-Yo tenía 16 años y recuerdo que mi generación y la de mi madre protestaban en la calle por la imposición del pañuelo y para que no anularan la ley de divorcio y la de la custodia materna de los hijos. Especialmente en los 5 o 6 primeros años de la Revolución el gobierno fue estrictísimo: te paraban por la calle si no ibas apropiadamente vestida. Pero no era un régimen talibán que podía imponer lo que quisiera. La sociedad iraní es muy compleja y la gente no está dispuesta a aceptar mansamente las reglas.

 

-La idea que hay acá es que las iraníes están oprimidas.

 

-La «sharía» o ley islámica dice que la mujer no debe estar en cargos como el de juez. Y en los 80 hubo muchas mujeres cesantes. Pero si se observan los números de los últimos 20 años, vemos que las iraníes continuaron trabajando y hoy son una parte significativa de la fuerza laboral. Vemos que la edad del matrimonio aumentó y que hoy el 60% de los estudiantes universitarios son mujeres y que en el campo artístico, en el cine, tenemos mujeres muy destacadas.

 

-¿Y cómo se explica eso?

 

-Por un lado, porque el gobierno intentó imponer leyes opresivas pero la sociedad iraní es muy dinámica y no las acepta. Por otro, porque las clases pobres necesitan el sueldo de la mujer y la realidad social se impuso.

 

-¿Entonces la situación de la mujer iraní mejoró?

 

-Sí. En época del sha sólo un grupo pequeño de mujeres estaba concientizada sobre sus derechos. Con la Revolución Islámica y su concepto de «Estado de bienestar» se expandió la salud y la educación gratuitas. Eso dio como resultado una mayor y más extendida concientización de la mujer.

 

-¿Y con Jatami?

 

-Ese fue un período de gran significación en la historia contemporánea de Irán. Fue un gobierno progresista que peleó por reformar el régimen islámico y hacerlo compatible con la democracia y los derechos humanos. Pero su agenda neoliberal trajo consecuencias económicas y sociales muy negativas. Hubo tecnócratas y funcionarios muy corruptos.

 

-¿Y el gobierno actual?

 

-Que EE.UU. haya decretado que Irán es un país «villano» y lo hayan colocado en el «eje de mal» debilitó las fuerzas democráticas (que por otra parte están totalmente desunidas) e hizo que la gente se volcara a los slogans nacionalistas de las fuerzas más retrógradas del país. Cuanto más asustada está la gente por un virtual bombardeo de EE.UU., más se aferra al nacionalismo. Pero este gobierno, a diferencia del de Jatami, apunta a la justicia social a través de un gran número de subsidios. Por eso los indicadores sociales en Irán están bien: baja mortalidad, buena educación. Lamentablemente la agenda en relación a las mujeres es muy regresiva. Se quiere volver a los primeros años de la Revolución. Pero por ahora tienen toda la atención puesta en el tema nuclear.

 

Luego Razavi sintetizó a Clarín los resultados del informe global que leyó en el seminario organizado por María del Carmen Feijoo, del Fondo de Población de Naciones Unidas y que concluyó ayer.

 

«La buena noticia es que en los últimos 10 años se duplicó la presencia femenina en la política. La mala, es que las mujeres siguen ganando la mitad que los varones. Se necesita leyes específicas para cambiar eso.», sintetizó.