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Las presiones de Rodríguez Ibarra

Fuentes: Rebelión

Hasta ahora se habían manifestado casi todos los barones históricos y territoriales del PSOE, menos él… Felipe González, Alfonso Guerra, José Bono, Javier Lambán, Susana Díaz, varios ex Ministros, hasta su paisano Guillermo Fernández Vara, todos más o menos en la misma línea…todos menos él…¿Pero quién es él? Pues él es Juan Carlos Rodríguez Ibarra, […]

Hasta ahora se habían manifestado casi todos los barones históricos y territoriales del PSOE, menos él… Felipe González, Alfonso Guerra, José Bono, Javier Lambán, Susana Díaz, varios ex Ministros, hasta su paisano Guillermo Fernández Vara, todos más o menos en la misma línea…todos menos él…¿Pero quién es él? Pues él es Juan Carlos Rodríguez Ibarra, una de las voces más rancias y antipáticas del partido, y uno de los personajes más chulescos del gallinero «socialista». Y como faltaba él, pues hace pocos días por fin lo ha hecho, y lo hecho con la típica actitud altanera, desafiante y chulesca que le caracteriza. Nos lo cuenta, entre otros muchos medios, este artículo de Gonzaga Durán para okdiario.com, y lo resume en las siguientes declaraciones: «Si Sánchez forma Gobierno con Podemos y los independentistas, me voy del partido«. Añadió que le parecería muy difícil que el Comité Federal aceptara esa propuesta, y que a Pedro Sánchez «no se le ocurriría nunca formar Gobierno» tanto con la formación morada como con CDC y ERC. Igualmente, se muestra contrario al proceso de elección de primarias en el partido, así como al hecho de consultar a la militancia del PSOE. Y es que para Rodríguez Ibarra, ex Presidente de la Junta de Extremadura, y uno de los dinosaurios más peligrosos del partido, «muchos de los males del PSOE vienen de las primarias, de dar voz a la gente«, alegando que esto «baja el nivel«, debido a que «la selección de personal se ha puesto barata: ahora se puede presentar cualquiera«.

Como vemos, se trata de un personaje poco amigo de la democracia interna, que ejerce un absoluto desprecio a la militancia, y que entiende sólo la política como la que debe ejercer la élite elegida para ello. Pero la desfachatez del personaje llega a más, porque considera, entre otras perlas y lindezas, que Chaves y Griñán no tendrían que haber dimitido en su día (la entrevista fue realizada después de conocerse las penas solicitadas para ambos por la Fiscalía), así como que la ex Alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, no debería abandonar su acta como senadora después de que haya sido imputada por el Tribunal Supremo por un supuesto delito de blanqueo de capitales, argumentando que hay que respetar la presunción de inocencia, que no estamos respetando el Estado de Derecho, y que «parece que se ha desatado la fiebre podemita y todo el mundo tiene que dimitir«. Absolutamente vergonzoso. Con ex líderes de esta calaña, es totalmente comprensible que el PSOE coseche cada vez menos rédito electoral. Qué buen dirigente del PP hubiera sido este Rodríguez Ibarra. Decididamente, con declaraciones como las de este personaje, cada día tenemos más claro el permanente engaño del bipartidismo durante más de 35 años, y hasta qué punto se parecen el PP y el PSOE, como ya denunciara el Movimiento 15-M en las calles de nuestro país. Pero en fin, no sabemos cómo llevará su Secretario General, Pedro Sánchez, el hecho de que este australopiteco que se autodenomina «socialista», y que tenemos claro que no ha tenido jamás ni puta idea de lo que es el verdadero Socialismo, le presione en los términos en los que lo ha hecho.

Pero es curioso que, con la trayectoria histórica del PSOE, con todas las traiciones a su electorado y a su militancia, con todas las mentiras y las barbaridades que han cometido tanto en el Gobierno como en la oposición, jamás se haya escuchado al señor Ibarra decir que se iba del partido. En efecto, no amenazó con ello cuando el PSOE defendía a la Monarquía frente a la República, cuando nos metió en la OTAN después de clamar contra esta organización, después de que el Gobierno de González organizara una banda terrorista para secuestrar y matar a etarras (GAL), o después de impulsar la «Alianza de Civilizaciones» durante el Gobierno de Zapatero, mientras multiplicaba por seis la fabricación y venta de armas. Tampoco alzó su voz el señor Ibarra para amenazar con irse de su partido cuando se indultó al ex número dos del Banco de Santander, ni cuando veíamos cómo todos los altos dirigentes del partido finalizaban en los Consejos de Administración de las mismas empresas que ellos habían contribuido a privatizar. En efecto, el señor Ibarra ha tenido muchísimas ocasiones y todas muy justificadas, para anunciar que se iría de su partido, pero nunca lo ha hecho. Más bien al contrario, siempre ha defendido la línea oficial de su Comité Federal. Tampoco lo escuchamos amenazar con dejar el PSOE que rescataba a la banca privada con fondos públicos, mientras aplaudía la eficacia de los desahucios.

Tampoco vimos que se exaltara demasiado cuando su partido aprobó una Reforma Laboral en 2010 que abarataba vergonzosamente el despido para gusto y disfrute de la patronal, o que aprobó una agresiva reforma de las pensiones que retrasaba la edad de jubilación hasta los 67 años. Y tampoco profirió amenazas de abandonar el PSOE cuando, en conjunción con el PP, con agosticidad y alevosía, en el año 2011, reformó el artículo 135 de la Constitución, para declarar que el pago de la deuda tenía prioridad absoluta frente a cualquier otro gasto social, hipotecando nuestra sociedad a mayor gloria de la Troika. Creemos que ni se immutó cuando Rodríguez Zapatero se plegó a Angela Merkel, y aprobó en su segunda legislatura la más dura ola de recortes sociales que se habían puesto en marcha hasta la época, lo que dio pábulo al PP para endurecerlas después por la misma senda. Ni tampoco escuchamos (al contrario, aún continúa defendiéndolos) a Rodríguez Ibarra poner el grito en el cielo cuando se supo la colosal y monumental estafa a los fondos públicos de Andalucía, dedicada a favorecer a determinadas personas y empresas, creando una red de ERE’s fraudulentos, y estafando más de 740 millones de euros, para «tener contentos» a los sindicatos mayoritarios, y fomentar su red clientelar. Y así podríamos seguir. Tenemos miles de ejemplos más para poner, y denunciar el silencio de Rodríguez Ibarra ante tanto atropello a las clases populares que ellos dicen defender. Se le debería caer la cara de vergüenza. Pero miren ustedes por dónde, cuando se trata de establecer negociaciones con Unidos Podemos, la única fuerza política situada a su izquierda, es cuando el señor Rodríguez Ibarra amenaza con abandonar el partido. Ironías de la vida. Qué pena que el PSOE no tenga un Secretario General con la suficiente valentía y arrojo como para decirle a Rodríguez Ibarra por dónde se puede meter sus amenazas.

Blog del autor: http://rafaelsilva.over-blog.es

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