En la década de los 90 del siglo pasado la Rand Corporation – tanque pensante del Pentágono – realizó varias investigaciones que recomiendan el desarrollo de una política estadounidense de información y comunicaciones destinada a «ayudar a abrir el sistema cerrado de Cuba y fomentar el surgimiento de una sociedad civil independiente». Uno de esos […]
En la década de los 90 del siglo pasado la Rand Corporation – tanque pensante del Pentágono – realizó varias investigaciones que recomiendan el desarrollo de una política estadounidense de información y comunicaciones destinada a «ayudar a abrir el sistema cerrado de Cuba y fomentar el surgimiento de una sociedad civil independiente».
Uno de esos estudios, realizado por Larry Press en 1996, tenía como fin mejorar el conocimiento sobre la situación de las telecomunicaciones de Cuba, especialmente las perspectivas para ampliar la red de computadoras a través de Internet, y serviría como documento base para un proyecto sobre «Actores, resultados y política estadounidense para una Cuba en proceso de cambio».
En las recomendaciones realizadas llama la atención que se proponen varias medidas dirigidas a incrementar la subversión político ideológica, utilizando las redes informáticas cubanas, embrión de las acciones que en fechas más recientes han ejecutado agencias y mercenarios al servicio del gobierno de Estados Unidos contra la mayor de las Antillas.
Entre las recomendaciones tenemos: estimular una conexión directa IP con Internet para brindar a los cubanos un acceso interactivo a materiales del extranjero; dar una respuesta rápida a la solicitud que hiciera la empresa WilTel de un permiso para construir un cable óptico entre los Estados Unidos y Cuba, pendiente desde marzo de 1994, y a otras solicitudes para brindar diferentes servicios relacionados con datos; fomentar los viajes y otras formas de intercambio técnico pues resulta difícil obtener un permiso para viajar a Cuba; fomentar los viajes desde Cuba con fines de adiestramiento y capacitación en la administración de las redes informáticas. En este sentido el informe plantea que existe cierto riesgo de que los cubanos que asistan a esas reuniones deserten, sin embargo, ello convendría a los intereses de EE.UU ya que estos están bien instruidos y poseen valiosos conocimientos.
Además, se indica evitar una propaganda agresiva a través del correo electrónico y los sitios en Internet; evitar la restricción legislativa en materia de comunicaciones a la manera de la Ley Helms-Burton y permitir la inversión directa de empresas estadounidenses en la infraestructura cubana, ofreciendo equipos y servicios, cuestión prohibida desde 1959 luego del triunfo de la Revolución.
Por último, me detengo en la siguiente recomendación: Apoyar a los usuarios cubanos, en especial a las ONG con adiestramiento, equipos y cubriendo los costos de la comunicación. A continuación se explica que dado que con una subvención directa se corre el riesgo de que las organizaciones beneficiarias salten demasiado a la vista, pudiera preferirse la subvención indirecta, pues esta acción puede canalizarse a través de una serie de organizaciones, fundaciones y compañías profesionales internacionales.
Las recomendaciones de la Rand Corporation demuestran la existencia de un bloqueo económico, comercial y tecnológico, que transcurrido más de quince años continúa intacto a pesar de esas mismas sugerencias, y evidencia la política subversiva del gobierno de EE.UU. contra Cuba, en la que no han cesado de diseñar acciones como la que involucró a Alan Gross, con el envío de medios de cómputo y de comunicaciones para establecer redes informáticas al margen del Estado cubano, violando las leyes de la Isla.