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Las verdades elementales (y esenciales) de unos sindicalistas de largo recorrido

Fuentes: Rebelión

La declaración de CCOO de Cataluña, la autodenominada CONC, respondiendo a las reflexiones de los secretarios generales de CCOO y UGT sobre el 27S y las posiciones independentistas, dice así: «Ante las informaciones aparecidas en los medios de comunicación sobre los secretarios generales de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, en relación […]

La declaración de CCOO de Cataluña, la autodenominada CONC, respondiendo a las reflexiones de los secretarios generales de CCOO y UGT sobre el 27S y las posiciones independentistas, dice así:

«Ante las informaciones aparecidas en los medios de comunicación sobre los secretarios generales de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, en relación a Cataluña, CCOO de Cataluña quiere recordar que es una confederación (Confederación Sindical de la Comisión Obrera Nacional de Cataluña) con estatutos propios y con voz propia. En este sentido queremos manifestar nuestro total compromiso con el derecho a decidir de la ciudadanía de Cataluña y el total respeto a todas las opciones políticas que se presentan a las elecciones del próximo 27 de septiembre, tal y como consta en la resolución aprobada en el nuestro último congreso. Sin embargo, CCOO de Cataluña quiere manifestar el rechazo a las injerencias que en forma de miedo y amenazas quieren condicionar el libre debate y decisión del pueblo de Cataluña».

El texto está fechado el 21 de septiembre de 2015. Las amenazas, como la lectora habrá inferido, son únicamente las de «los representantes políticos y empresariales españoles». La política separadora de los dirigentes de .Cat no cuenta. Son de «los suyos». Mayor servilismo al nacionalismo catalán de derecha neoliberal extrema imposible. No es imposible pensar en alguna llamada.

La respuesta no se ha hecho esperar. La han redactado Nicolás Sartorius, Eduardo Saborido, José Luis López Bulla, Paco Acosta, Pedro Santiesteban y Miguel Ángel Zamora. Todos ellos son cofundadores de CC.OO, cuando las identidades nacionales no importaban. Todos ellos son luchadores antifranquistas que se le jugaron y fueron duramente represaliados por la dictadura.

Su nota está dedicada a la memoria de Cipriano García y Ángel Rozas, dos de los mayores referentes de la persona que suscribe esta nota. Son cinco puntos:

Si algo ha mostrado la historia, señalan, «es que las derrotas de los trabajadores siempre han venido por la división o cuando se han dejado arrastrar por proyectos insolidarios». Los que firmamos este artículo, añaden, «somos personas que, en momentos difíciles, hemos dirigido las luchas de los trabajadores por la democracia y el bienestar social. Ahora vemos, con gran preocupación, que se nos quiere separar».

Se pretende, pretenden desde hace años, «poner por encima de nuestros valores y compromisos solidarios unos proyectos identitarios, con el objetivo de dividir un Estado democrático que los trabajadores, más que nadie, fueron capaces de conquistar». El problema se ha agravado, recuerdan, «por la crisis económica, por una sentencia del Tribunal Constitucional que modificó el nuevo Estatuto de Cataluña y por la política de los nacionalistas de encubrir sus medidas antisociales y la corrupción bajo la bandera de la separación». Y la corrupción por supuesto y en forma de estelada.

Pero no olvidemos, señalan con toda razón, «que las libertades y los derechos sociales conquistados -hoy en peligro- son el producto de las luchas de todos los españoles. Porque en todos los lugares hay hombres y mujeres que se levantan contra las injusticias, sabiendo que formamos parte de un proyecto común de avance social y que si nos va mal a unos les irá mal a todos». No fueron todos los españoles, por supuesto, pero sí ciudadanos de todos los rincones de una España que aspiraba a la equidad y la fraternidad.

Luchamos juntos contra la dictadura, recuerdan, «fuimos represaliados, muchos perdieron la vida y otros conocimos la cárcel. Nuestros represores pertenecían a todos los territorios de España. Así se forjó el movimiento obrero de nuestro país, que fue decisivo en la conquista de las libertades». En las movilizaciones por la libertad sindical, la amnistía, las libertades democráticas y los estatutos de autonomía, «los trabajadores estuvieron a la cabeza, mientras los que hoy se presentan como adalides de confusas liberaciones nacionales, o no se enfrentaron a la dictadura con igual decisión o ni siquiera lo intentaron». Algunos de ellos se estaban preparando… para hacer negocios y convertirse en líderes de la nación.

Se defendieron todas las causas justas sin pensar a qué territorios afectaban, afirman. Por supuesto. «Y si hoy existen notables diferencias de desarrollo entre distintas autonomías, no se debe a que unos seamos más listos o laboriosos que otros sino a que la desigualdad es una constante en el desarrollo del capitalismo y a que los diversos sectores de ese capital siempre han pactado repartirse las zonas de influencia». ¿Elemental? De acuerdo, elemental, pero hay que decirlo. Lo anterior explica «las grandes corrientes migratorias en el interior de España, de las zonas más pobres a las más ricas. Pero también es indiscutible la contribución de esos emigrantes al desarrollo económico y a la conquista de las libertades en Cataluña«. Recuerdan por ejemplo que ya en junio de 1967, «la Primera Asamblea Nacional de CC.OO reconocía las reivindicaciones nacionales del País Vasco, Cataluña o Galicia «sin anteponerse a las de tipo social o sindical ni a la unidad de acción de todos los trabajadores españoles»». Se la jugaron, por las libertades de todos.

Hoy, prosiguen, la crisis económica «se aborda provocando millones de desempleos, reduciendo salarios y pensiones, desahuciando a los más pobres, reduciendo las inversiones en educación y sanidad, facilitando el despido». Todo ello, además, «en el contexto de la corrupción más vergonzosa jamás conocida en el periodo democrático. Medidas antisociales y corrupción que afectan sobre todo a PP y a CiU -no dicen únicamente al PP y CiU- por mucho que este último se envuelva en la «independencia» con el fin de ocultar sus vergüenzas y sus políticas antisociales». Ya lo han hecho repetidas veces. No con tanto éxito como en estos últimos años.

Siempre se han defendido, desde el mundo del trabajo, desde la perspectiva de las trabajadoras y trabajadores, «los derechos democráticos que han sido la expresión de su fuerza unitaria». Todo quebranto de dicha unidad, señalan, «conduciría a la debilidad del movimiento de los trabajadores, y de la izquierda». Más aún, «en la época de la globalización, en una UE que decide cada vez más sobre nuestros asuntos, las opciones de ruptura y división nos debilitarían hasta hacernos irrelevantes». No deberíamos olvidar nunca «que la solidaridad es la esencia del sindicalismo y no hay acto más insolidario que desgajar una parte del conjunto cuando, como en este caso, es una de las más ricas». La cosmovisión liga-nordista asoma su gran pata, la que hiela el corazón que diría Mahado.

El que haya afiliados al sindicato favorables a la independencia, sostienen finalmente, «no debe ser obstáculo para que las organizaciones sindicales tengan una posición clara ante lo que supone un atentado contra los intereses de los trabajadores». Más claro imposible.

No están por el inmovilismo actual desde luego. «Apostamos por una reforma de la Constitución que amplíe los derechos sociales, que mejore nuestra convivencia democrática y el encaje de todos en una España mejor». Por eso, concluyen, «los que luchamos juntos queremos seguir unidos dentro de una España y una Europa federales, garantía de que podremos avanzar en las conquistas sociales y democráticas». Una Europa federal no remite forzosamente (o más bien en absoluto) a esta UE neoliberal. No es el punto básico de la nota.

Una carta al Director firmada por Pau Vives Iborra, publicada el 23 de septiembre en El País, expresaba algo complementario en estos términos:

«Pase lo que pase el próximo domingo, lo que es cierto es que el triste legado del señor Mas será una Cataluña profundamente dividida con un ambiente envenenado que ha roto amistades de toda la vida, y todo ello sólo para tapar con la estelada la corrupción generalizada de su partido y los brutales recortes de su Gobierno en sanidad y educación. Sin duda, el peor presidente que ha tenido nunca la Generalitat de Cataluña».

No estoy seguro que sea el peor, su padre político no anda muy lejos de él. Sí, con seguridad, uno de los peores, uno de los que más ha dividido, por motivos identitarios, al pueblo y a las trabajadores catalanas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.