Para Pilar, para las Pilares.. y para el compañero Manuel Cañada. Pilar tiene 47 años, es una trabajadora en paro, madre separada de la que dependen tres hijos. Este es su domicilio desde que se casó, hace 24 años, y hasta que la crisis les hundió en la penuria extrema nunca habían dejado de pagar […]
Pilar tiene 47 años, es una trabajadora en paro, madre separada de la que dependen tres hijos. Este es su domicilio desde que se casó, hace 24 años, y hasta que la crisis les hundió en la penuria extrema nunca habían dejado de pagar la luz y el agua. Hasta ahí, es un relato común a los cinco millones de personas que sufren en España eso que la neo-lengua hipócrita de la beneficencia llama «pobreza energética». Pero el caso de Pilar es insólito. Desde hace seis años tiene una auténtica batalla por el derecho a la luz y al agua. Treinta veces le han cortado la luz y treinta veces la ha vuelto a enganchar; nada menos que cuatro guardias civiles tuvieron que custodiar a los empleados de Acciona en uno de los últimos cortes de agua. Y a causa de su lucha tenaz Pilar ha sufrido arresto domiciliario y en este momento tiene pendientes cuatro juicios.
Manuel Cañada (2016)
Cualquiera que conozca la historia contemporánea de España sabe que desde el siglo XIX hasta hoy el debate en torno a la forma republicana de gobierno ha estado siempre presente. Cuando las dictaduras fascistas en Europa llegaron a su fin, como en Italia o en Grecia, el electorado pudo elegir entre monarquía o república, entre democracia con corona o sin corona. Esa elección al pueblo español se le ha hurtado hasta la fecha pero obviamente el tema está ahí… Tanto en el siglo XIX como en el XX la alternativa republicana era vista como una respuesta democrática a las crisis de los regímenes de la monarquía isabelina, que fue desterrada de España en 1868, o a la monarquía alfonsina, que abrió las puertas a la dictadura del general Primo de Rivera. Hablar de república en España hoy en día implica tener que darle un contenido de una alternativa en cuanto a soberanía nacional, soberanía popular frente a la negación de estas por los sectores que controlan el sistema… La dictadura que se estableció en España a partir del 39 hablaba de una ilegitimidad de origen y de una legitimidad de ejercicio. La monarquía actual tiene un origen ilegítimo, no se puede negar, porque fue creada a partir de la dictadura franquista por franquistas, y el debate está en otro terreno, en la legitimidad de ejercicio. Es el tema de hoy y de mañana. Para responder si existe o no esa legitimidad de ejercicio, no se puede mirar solo a la persona del jefe del Estado sino al conjunto del sistema político del cual él es parte. En la medida en que es el conjunto del sistema político el que entra en crisis, lo más probable es que la institución monárquica no pueda desligarse de la suerte del sistema. También hay que pensar que ningún Gobierno desde 1939 se ha atrevido a consultar al pueblo español a que responda a si quiere monarquía o república. Por algo será.
Joan E. Garcés (2016)
Recordemos lo que no debemos olvidar: mujeres asesinadas en España por violencia machista: 2007: 71 mujeres asesinadas /// 2008: 84 mujeres /// 2009: 68 mujeres // 2010: 85 mujeres // 2011: 67 mujeres // 2012: 57 mujeres // 2013: 57 mujeres // 2014: 59 mujeres // 2015: 64 mujeres. Si calculamos desde 1977, a partir de un promedio similar, unas dos mil mujeres asesinadas. ¿No es éste un problema esencial -esencial al que deberíamos plantar cara de frente y con total prioridad- con todos los medios e ideas a nuestro alcance que, esforzándonos, pueden ser muchas?
Sobre nuestro asunto y con brevedad; Estamos en período de cambio de estación y de descanso (no para todos, lo sé muy bien). Sobre la primera cita: un comentario al final de este escrito; sobre la segunda: como homenaje a un clásico, Joan E. Garcés, autor de un libro imprescindible: Soberanos e intervenidos (Madrid, Siglo XXI, 2012, uno de los ensayos que más impactaron en su día a Francisco Fernández Buey).
El preámbulo obligado. Si tenían alguna duda, que no creo, sobre la creciente subordinación política de CSQES y de grupos afines al mundo nacionalista-secesionista -la CUP, sabido es, es parte integrante y entusiasta de la «unidad nacional», presupuestos incluidos (por cierto, ¿Andorra no forma parte de los «Países Catalanes»? ¿Y por qué esa exclusión?)-, esta semana se habrá desvanecido. Desde el apoyo a Carme Forcadell, la dirigente secesionista que gritaba hasta el ahogo «España nos esclaviza», a la feria de las vanidades y la «representación nacional» del encuentro de 23 de diciembre tarde, pasando por el mutismo total (o dicho en voz muy pero que muy baja) sobre el acecho, agresión y presión de un sindicato de estudiantes de los Países Catalanes -«¡fuera fascistas de las Universidad!», dijeron con tonos fascistoides- a un acto que organizó la SCC en la UAB. ¿Dónde está la izquierda no nacionalista y federalista en .Cat? ¿Nada qué decir tampoco sobre ello por muy lejanos que se esté de los planteamientos políticos de la SCC? ¿Los de SCC son todos unos fachas y se lo tienen merecido y ya está y punto y a otra cosa? ¿Es eso lo que piensa la izquierda soberanista .Cat? Pues apañados estamos.
(Sobre el apoyo a las acciones y estrategias secesionistas de la segunda autoridad de Cataluña, la señora Forcadell, conviene recordar que la ex presidente de la ANC, una política profesional de ambición ilimitada, ha hecho todo lo posible hasta el momento, y sin descanso, para crear y abonar una línea de demarcación excluyente y de máxima incomprensión mutua entre la ciudadanía de Cataluña (una parte, «su pueblo nacionalista») y la del resto de España, una «autoridad» que ha sido capaz de decir en el ágora pública sin enrojecer ni pedir disculpas que los catalanes éramos esclavos de los españoles, alguien que ha hablado de España como un país de zafios y reaccionarios sin matiz alguno, alguien que ha expulsado por su boca toneladas de odio y vómitos sobre todo «lo español», alguien que, por supuesto, nunca ha tenido problema alguno en asociarse en un frente único nacional y nacionalista (són els seus!) con gentes de la «altura» poliética de Jordi Pujol y sus próximos (aquests són de la casa; los otros, sin distinción, son unos pitufos traidores, unos enemigos de la Patria, «unos esclavistas» con ADN imperial). Y así siguiendo. Y sólo he trazado un brevísimo resumen. No he recordado, por ejemplo, la emoción sentida por J.J. Nuet, el dirigente de «E» «U» i «A» al oír sus discursos. Pues bien sin perder hilo,, a esta «autoridad política» perseguida según dicen por «España y el Tribunal Constitucional» se le está apoyando, incluso abrazando, desde las filas de una supuesta izquierda comunera, transformadora, que se relaciona además con fuerzas españolas que dicen ser federalistas. ¡Vivir para ver… y no comprender!).
Sobre el lenguaje usado en ámbitos soberanistas que dicen ser no secesionistas cabe una pequeña muestra. Esta por ejemplo: «Cataluña se ha construido tanto con su capacidad de pactar como con su capacidad de movilizarse a sí misma. Yo no lo llamaría unilateralidad, lo llamaría que gran parte del autogobierno de Cataluña lo construyen los propios catalanes con movilizaciones. Han sido desafíos. Ahora bien, otra cosa es que eso se concrete con un referéndum unilateral de independencia. Tengo problemas para ver de qué forma [esa consulta] no será un nuevo 9-N II. No creo que sea la vía de salida».
Dejando aparte la última consideración sobre la conveniencia o no de un nuevo 9N, ¿Cataluña pacta? ¿Cataluña se ha construido así, con pactos y movilizaciones? ¿Cataluña se moviliza? ¿Se imaginan a alguien que escribiera que España se caracteriza por la capacidad de movilizarse a sí misma y lemas similares? ¿No será más bien que algunos sectores sociales de Cataluña, las clases populares, han intentado pactar en ocasiones y que las clases dominantes de aquí, de .Cat, no las de allí, les han machacado siempre que han podido (y han sido ya unas cuantas veces)? ¿La patronal de principios de siglo, la que ordenaba asesinar a líderes de la CNT, era pactista? ¿La que apoyó el golpe fascista también lo era? ¿La que estaba más feliz de haberse conocido que el sábado noche proletario durante el fascismo era también pactista? ¿La de Fomento, la que apoya la contrarreforma laboral del PP es pactista? Y así siguiendo y siguiendo.
Por no hablar del titular de la conversación (16 de diciembre) con Xavier Domènech: «Debemos caminar a una Constitución catalana negociada» (http://politica.elpais.com/politica/2016/12/15/actualidad/1481830336_173503.html) ¿Y los demás, dónde quedan los demás ciudadanos? ¿Qué tipo de Constitución será ésa? ¿Está clara la orientación excluyente del llamado soberanismo? Por lo demás, algunos líderes de la izquierda española que se afirma federalista, y que dice tener la España de Lorca, Espriu y Castelao en su corazón, hablan con similar o idéntico lenguaje. Ejemplo destacado: Íñigo Errejón, que es capaz de comprender incluso la convocatoria de un referéndum unilateral. ¡No les queda otro remedio, pobrecitos!
Por otra parte, en esa misma entrevista, se puede preguntar esto: «El Tribunal Constitucional paralizó este miércoles el acuerdo del Parlament para convocar un referéndum unilateral de independencia antes de finales de septiembre de 2017. ¿Y ahora, qué?» y se puede responder este otro: «El Constitucional no suspende la resolución mayoritaria, la presentada por Catalunya Sí Que es Pot, que habla de la posibilidad de hacer un referéndum. Y ha hecho dos cosas: explicar que la operación diálogo del PP no es nada y de nuevo decir que suspende una resolución del Parlament. Es evidente que no soluciona nada.»
¿Lo entienden? ¿De dónde se infiere que la operación diálogo del PP no es nada -que tal vez no sea nada o muy poco por supuesto- y qué es un horror suspender una resolución del Parlament? ¿Y si fuera una resolución del Parlamento español que fuera anticonstitucional? Por lo demás, ¿no se reconoce al mismo tiempo que no se ha suspendido la resolución mayoritaria propuesta en su día por CSQES y aprobada mayoritariamente por el Parlamento catalán? ¿No es evidente para todos que se generan resoluciones en el Parlamento catalán que tienen como finalidad básica ser suspendidas y liarla tras ello, acusando a quien sea y corresponda de conspiración antidemocrática y fascistoide contra Cataluña, siempre prudente, siempre democrático, siempre maravillosa? ¿No son esas las cartas y los procedimientos de este juego de tronos? ¿Alguien piensa que estamos realmente en un tema de derechos y no en un asunto de lucha descarnada por e el poder?
Algo más sobre lenguaje, falsedad y secesión.
¿Qué se nos dijo hace unos cinco o seis años? Que la cosa iba del dret de decidir. ¿Qué dret es ese preguntamos? Un dret que tienen todos los pueblos del mundo se nos respondió y luego se nos invitaba a ir a manifestaciones no nacionalistas, eso nos decían, estrictamente democráticas. Democracia es votar, se añadía, y nosotros no podemos votar, repetían. Algunos, incluso, fueron a rodear La Caixa, a ello nos convocaban, para demostrar, mostrar o construir una punta anticapitalista en el movimiento. La ingenuidad, demostrado está, no tiene límites. Muchos cayeron en la trampa.
Luego, al cabo de poco, vimos que la cosa no iba de votaciones ni de decisiones ni de mandangas. Que la cosa iba de secesión (no se usa casi nunca la expresión derecho de autodeterminación, demasiada marxista y sin condiciones para su concreción en el caso de Cataluña) y de antiespañolismo y, sobre todo, de generar -poco a poco, granito a granito, por TV3, mar y aire- cultura identitaria, valores identitarios, lenguaje nacionalista, cosmovisión catalana-molt catalana, fuertemente antiespañola, arremetiendo incluso, si «tocaba», contra las personas que viven entre nosotros y tienen otros orígenes geográficos (se les ha llegado a llamar colonos o colonizadores lingüísticos; no es la primera vez [1]. El adjetivo «xarnego», que yo mismo he sufrido, no es en absoluto inocente).
Poco después, pancartas hasta entonces escondidas y manifestaciones sin ropajes encubridores lo dejaron claro: «Cataluña un nuevo Estado de Europa». Y a seguir, a generar divisiones en el pueblo catalán y a taparlo todo (sus principales políticas antipopulares) con lo mismo. Conocemos la historia. Mientras tanto, la tesis esencial: el ADN genético-memético catalán (pensado siempre sin diversidad, una marca inalterable en el espacio-tiempo) es inconmensurable con el español (pensado también como conjunto unitario y uniforme, siempre imperial y fachoso).
Esta semana tenemos otro ejemplo. La reunión del 23 se anuncia como un encuentro por la democracia. ¿Por la democracia? Sí, sí por la democracia, de tal forma que, en esa lógica, su ilógica lógica, las gentes que no somos secesionistas ni soberanistas excluyentes ni partidarios hoy de un imposible derecho de autodeterminación al no ser Cataluña ni colonia ni país oprimido ni nada parecido, seríamos entonces antidemócratas. Somos cómplices de los que no les dejan votar a pesar de haberlo hecho en siete u ocho ocasiones en los últimos años. Se vota cuando ellos -cuidadito, cuidadito- dicen que se ha votado.
Y de hecho, si lo pensamos sin miedo y hablamos con claridad, son ellos, las fuerzas políticas secesionistas, los antidemócratas. Hablan de votar y ya votamos el 27S y todo el mundo conoce el resultado: el secesionismo perdió la apuesta plebiscitaria que ellos mismos organizaron. Pero no, no fue suficiente. A pesar de reconocer la derrota (Antonio Baños, David Fernàndez) la misma noche electoral, luego cambiaron de opinión y siguen adelante con un Parlamento colaborador, con truco de escaños, que nos quiere y tal vez nos lleve a un escenario de enfrentamientos (de los de abajo y entre los de abajo; ellos y ellas, que se las saben todas, estarán a cubierto).
Un ejemplo concreto de esa neolengua secesionista. Palabras de una diputada de la CUP (¡la izquierda, se autodenominan, radical y transformadora de los «Países Catalanes»!), Eulàlia Reguant, para justificar el voto a favor de su grupo para que continúe la tramitación de los presupuestos elaborados por el gobierno de Junts pel sí: «Nos cuesta ver que se estén revirtiendo los recortes y las privatizaciones… El gobierno no ha querido modificar el IRPF y los impuestos de sucesiones y patrimonios para conseguir una fiscalidad más redistributiva… No se puede pretender mantener los privilegios de algunos y ganar el referéndum y estamos aquí para eso». ¿No se puede pretender mantener los privilegios de algunos y ganar el referéndum? No se ha querido modificar el IRPF, no se ha querido modificar el impuesto de sucesiones, no se están revirtiendo recortes y privatizaciones,… pero nosotras somos tan rojas que votamos SI. ¿Lo entienden? La razón de fondo: la Patria por encima de cualquier cosa, el ideario central de toda fuerza nacionalista-secesionisa por mucho que se cubra de ropajes de «ruptura». ¿Se imaginan un espectáculo parecido, unas alianzas de clase similares, ante unos presupuestos presentados por el PP con el apoyo de Ciudadanos? ¿Se lo han imaginado? ¡Claro! La CUP juega el mismo papel en. Cat que el PSOE en el conjunto de España. Me pongo bíblico: por las obras les reconoceréis.
No les canso más. No es que el lenguaje cree siempre una cosmovisión singular y enfrentada a otras (otro de los cuentos semántico-filosóficos que se nos vende) pero muchos -no sólo los escisionistas declarados- contribuyen a la que la tríada lenguaje-falsedad-secesión siga teniendo un inmejorable y dañino estado de salud entre la ciudadanía.
(Otro ejemplo -no es propiamente una recomendación, más bien lo contrario- de esta neolengua secesionista. Lean los mensajes de los participantes, valen su peso en sectarismo, machismo y horror http://politica.e-noticies.cat/de-mala-pecora-a-barbie-neofalangista-106986.html Por si fuera necesario, que no lo es: no desconozco los mensajes y comentarios del «otro bando nacionalista». A su altura, retroalimentándose).
Buenas fiestas, buenos encuentros y toda la solidaridad que esté en su mano.
…Perdón, perdón, me faltaba la referencia a la cita inicial, ¿con quién se sienten ustedes más hermanados, más unidos, sean o no sean catalanes? ¿Con la compañera Pilar (Villafranca de los Barros, Badajoz) o con Félix Millet, Oriol Pujol, Jordi Pujol, Prenafeta, Alavedra, Marta Ferrusola, Artur Mas, Andreu Mas Colell y así siguiendo, todos ellos muy pero que muy catalanes?
(Por cierto, diez años después de su aprobación, el artículo 24.3 del Estatuto de Cataluña sigue sin cumplirse: «Les persones o les famílies que es troben en situació de pobresa tenen dret a accedir a una renda garantida de ciutadania que els asseguri els mínims d’una vida digna, d’acord amb les condicions que legalment s’estableixen»
PS: Por si tuvieran tiempo: Carlos Jiménez Villarejo, «Las confusiones del señor Romeva» http://cronicaglobal.elespanol.com/pensamiento/las-confusiones-del-senor-romeva_65189_102.html E l siguiente no le anda a la zaga: Pasqual Esbrí, «Del pancatalanismo al panoportunismo» (se habrá publicado ya en rebelión y en otras páginas de la red).
Nota:
1) Josep A. Vandellós i Solà, La inmigración en Cataluña, Madrid, CIS-BOE, 2011 (presentación de Jordi Pascual; traducción y anotaciones de Carles Gil y S. López Arnal)
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