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Llamado de feministas «aborígenes» de Francia

Fuentes: Rebelión

Bajo el alto madrinazgo de Soledad, heroína de la revuelta de los esclavos de Guadalupe contra el restablecimiento de la esclavitud por Napoleón; de Yamila Bouhired, revolucionaria argelina y de nuestras madres inmigrantes.

Llamado de las feministas "aborígenes" (nacidas y criadas en Francia, de antepasados provenientes de las ex -colonias francesas, africanas (magrebíes o del Africa subsahariano) o centroamericanas (criollas).

Personalidades políticas, intelectuales, feministas, representantes institucionales en Francia, se inclinan con humanismo y compasión sobre la suerte de las mujeres surgidas de la emigración post-colonial, que somos "NOSOTRAS".

Ellos nos animan a emanciparnos, a despojarnos de nuestro estado de incultura, o, para las más evolucionadas de nosotras, de nuestro estado de subcultura. Ellos nos protegen contra nuestros maridos, nuestros padres y nuestros hermanos, supuestos culturalmente violentos, violadores y ocultadores. Ellos son los cuidadores sin los cuales estamos condenadas a continuar sometidas, casadas por la fuerza con brutos, infibuladas y puede ser hasta lapidadas. De su vigilancia celosa depende nuestra liberación. Ellos hablan en nuestro nombre. Por nuestro bien...

Señores y señoras, el Colectivo de mujeres Feministas "aborígenes" tiene a bien anunciarles el fin de la comedia. Les suplica tragarse sus lágrimas y guardarse sus buenos sentimientos. Ese discurso colonial y paternalista es una VIOLENCIA que no aceptamos más. Rechazamos la desposesión y la instrumentalización de nuestras luchas. Rechazamos, categóricamente, que personas no afectadas por discriminaciones racistas y sexistas hablen en nuestro nombre. Así como rechazamos el discurso estigmatizante y esencializante de las mujeres oriundas de la inmigración, que prestan su voz al discurso dominante estructuralmente racista y oportunamente feminista.

Hablar en lugar nuestro, es expoliarnos nuestras vidas, desposeernos de nuestra trayectoria y de nuestra visión del mundo. Es también sabotear nuestras luchas cotidianas. No nos engañan con la instrumentalización que hace de nosotras las víctimas ideales.

Los discursos dominantes, a la vez sexistas y racistas, confiscan nuestra palabra, reducen nuestra complejidad, niegan nuestra resistencia. Estos procedimientos tienen su raíz en los sistemas esclavistas y coloniales que obligan a las mujeres a la doble expropiación de su cuerpo (a la vez fuerza de trabajo y objeto sexual) Nuestras madres, lejos de los estereotipos del feminismo blanco, siempre supieron resistir. Nosotras resistimos.

Nuestra lucha es feminista, específicamente "aborigen". Nosotras, en tanto que mujeres que vivimos en Francia, heredamos las conquistas de las feministas francesas, pero en tanto que mujeres racializadas, cuestionamos los dictados del universalismo blanco y masculino y del feminismo blanco, que niegan toda otra visión del mundo o vivencias. El feminismo occidental no tiene el monopolio de la resistencia a la dominación masculina. Rechazamos los presupuestos ideológicos según los cuales el feminismo sería incompatible con la fe religiosa, en especial llevando y defendiendo la palabra feminista de las mujeres creyentes.

Nosotras asumimos y reinvindicamos nuestras identidades plurales, nuestros contornos variables hechos también de contradicciones e imperfecciones. Rechazamos la instigación a la deslealtad hacia los nuestros con todo el sacrificio que esto conlleva: ruptura familiar, guerra y competencia de sexos, distanciarse de nuestras culturas acusadas cada día. Interpelamos nuestras comunidades y el conjunto de la sociedad. Denunciamos y luchamos contra el sistema de opresión.

No queremos "concientizar" a las mujeres provenientes de la inmigración, que somos nosotras, ni juzgarlas bajo criterios de "emancipación" subjetivos. Cada mujer tiene derecho de elegir su modo de vida, en continuidad, en composición o en ruptura con su cultura, su tradición o su religión.

Nosotras reivindicamos la autonomía de nuestras luchas y de nuestra trayectoria. Exigimos en adelante de los movimientos políticos occidentales que piensen las relaciones Norte/Sur, que cesen de ignorar las consecuencias del imperialismo y del liberalismo en el mantenimiento y el reforzamiento de los sistemas patriarcales. Consideraremos en adelante como anti-feminista toda solidaridad con las mujeres del sur que no integre la estrecha relación entre patriarcalismo e imperialismo.

Nosotras exigimos una igualdad real. En nuestra sociedad, racismo y sexismo están íntimamente ligados. Nosotras sufrimos opresiones de clase, de género y de neo-aborigenismo que se refuerzan mutuamente. Nuestra palabra es la única legítima para dar cuenta de la realidad de estas opresiones cruzadas. Esta palabra es radicalmente anti-racista y anti-sexista. Nosotras no establecemos prioridades entre estas luchas intrínsecamente ligadas. Denunciamos categóricamente todas las violencias sexistas y racistas que sufrimos sean las que sean y vengan de donde vengan. No callamos nuestro combate feminista bajo pretexto de que la lucha anti-racista es prioritaria. De la misma manera no callamos nuestro combate anti-racista para servir de recambio, en nombre de un pseudo-feminismo, a la demonización de l@s negr@s, de l@s árabes, de l@s musulman@s y de otras poblaciones estigmatizadas racialmente.

Nosotras nos negamos a ser el blanco de la competencia y de la batalla que libran el patriarcado de los dominados y el de los dominadores Por consiguiente, nos inscribimos en ese feminismo paradojal a fin de no ser nunca más el caballo de Troya de la supremacía blanca o las traidoras al orden comunitario. Es a este precio que podremos luchar contra las representaciones coloniales, indigenizantes y folklorizantes de las mujeres negras, árabes y musulmanas, vehiculizadas en los discursos dominantes, las políticas públicas y los espacios mediáticos. Es así que podremos romper los estereotipos de la "aborigen/criolla o magrebí", de la madre-nutricia e infantilizada, de la musulmana manipulada o de la africana exótica.

En una sociedad "francia país de los derechos del hombre", estructuralmente no igualitaria y patriarcal, NOSOTRAS, descendientes de colonizad@s y de inmigrad@s lanzamos un llamado a las mujeres y a las feministas que se estiman víctimas de violencias sexistas y racistas a unirse a nosotras con el objetivo de contribuir a la emergencia y a la construcción de una palabra FEMINISTA POLÍTICA, igualitaria y autónoma que interpele al conjunto de la sociedad francesa en su gestión de las cuestiones concernientes a las mujeres que han venido o que viven en los países del sur.

Traducido del francés por Mirta Voldman en colaboración con Liliana Kaczerginski