En el marco de la cumbre entre Joe Biden y Vladimir Putin el 16 de junio de 2021 en Ginebra, sede de las Naciones Unidas, pedimos a las dos grandes potencias mundiales que apliquen políticas internacionales de desarme mundial y tomen medidas para proteger nuestro medio ambiente. Nuestras vidas importan y la Madre Tierra está en peligro.
Los derechos de los pueblos a la autodeterminación están garantizados en la Carta de la ONU y su papel es respetarlos y promoverlos: la democracia sólo es efectiva cuando se garantizan los derechos humanos fundamentales. Sus fracasos tienen un impacto global.
Sr. Joe Biden:
Nosotros, latinoamericanos que vivimos en Ginebra y pertenecemos al Bloque de Solidaridad con América Latina, todos hemos sufrido en nuestra vida personal y colectiva la política injerencista mortal de Estados Unidos desde las dictaduras de los años setenta hasta hoy.
Se nos reprime por elegir la vía socialista como, por ejemplo, los pueblos de Cuba, Venezuela y Nicaragua o por desafiar las políticas liberales apoyadas militarmente por su gobierno en Brasil, Colombia, Chile y Ecuador. Perú acaba de elegir a un presidente de izquierdas y nos opondremos a cualquier intento de desestabilización como en Bolivia que acabó en golpe de Estado en 2019.
Estados Unidos tiene una presencia militar en todo el planeta y su política imperialista de injerencia es más que nunca una amenaza para la soberanía de nuestros pueblos americanos y también para la del mundo entero. Por eso nos unimos a los pueblos de Oriente Medio que sufren el imperialismo del petróleo. Conscientes de nuestras luchas sociales históricas y de los problemas continentales actuales, nos unimos a los pueblos del mundo para enfrentar al capitalismo asesino que es la fuente de las guerras, la miseria y el hambre en el mundo.
En el marco del respeto a los derechos humanos e internacionales, exigimos:
– El levantamiento inmediato de sus sanciones económicas en el mundo, así como las últimas sanciones contra Siria, que acaba de sufrir 10 años de guerras sangrientas y destructivas.
– La retirada de las bases militares y las fuerzas armadas de Colombia, de Siria y de todo el mundo, así como la disolución de la OTAN.
– La liberación de las patentes de vacunas y el desarrollo de una verdadera cooperación internacional que permita el acceso a las vacunas a todos los países.
– La liberación inmediata de los presos políticos, en particular Leonard Peltier, activista indígena, y Mumia Abu Jamal, periodista y activista por los derechos de los afroamericanos, que llevan más de 40 años en prisión en las cárceles de los Estados Unidos.
– Que se detenga la persecución judicial de Julian Assange, encarcelado en Inglaterra, que se respete el derecho a la información y que se proteja a los denunciantes de consciencia, como Edward Snowden, refugiado en Rusia.
– Dejar de entrenar y financiar a agentes de desestabilización como Juan Guaidó, el títere creado por los EE.UU. para destruir la revolución venezolana.
También recordamos a Suiza, que hace de mediadora entre los dos países, lo siguiente:
– No comprar aviones de combate a Estados Unidos, que es el primer exportador de armas y el primer provocador de conflictos en el mundo.
– Levantar las sanciones contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, lo que contradice su neutralidad: ¿cómo se puede justificar la neutralidad si se trata de aplicar automáticamente las decisiones de la Unión Europea que sigue la política exterior de los Estados Unidos?
¡FUERA EL IMPERIALISMO CAPITALISTA YANKI QUE DESTRUYE EL PLANETA!