El 29 de septiembre los sindicatos de toda España han convocado una huelga general contra el proyecto de Reforma Laboral del gobierno de Rodriguez Zapatero. Dicha huelga no es una lucha exclusivamente obrera; es una lucha de todos porque, directa o indirectamente, a todos nos va a afectar dicha Reforma, y porque forma parte de […]
El 29 de septiembre los sindicatos de toda España han convocado una huelga general contra el proyecto de Reforma Laboral del gobierno de Rodriguez Zapatero. Dicha huelga no es una lucha exclusivamente obrera; es una lucha de todos porque, directa o indirectamente, a todos nos va a afectar dicha Reforma, y porque forma parte de un paquete de medidas neoliberales que la Unión Europea trata de implementar vía Fondo Monetario Internacional. Con dicho conjunto de medidas, similar a los «planes de ajuste estructural» que el FMI imponía a los países latinoamericanos en los años ochenta del siglo pasado, trata de imponérsenos a los pueblos europeos duros sacrificios para hacernos pagar una crisis que no hemos provocado y que ya nos está afectando seriamente. Dicho paquete incluye, además de la reforma laboral propiamente dicha (despido libre, desaparición de los convenios colectivos y del Derecho Laboral, etc.) que deja a los asalariados en la más absoluta indefensión, medidas tales como la congelación de las actuales pensiones y rebaja de las futuras, arbitrarios recortes salariales, retraso de la edad de jubilación, recortes en los servicios sanitarios y de educación, subida del IVA y otros impuestos indirectos, etc… Todo ello configura un panorama de eliminación paulatina del «estado de bienestar» europeo y regreso al capitalismo salvaje del siglo XIX, que, si no lo evitamos, afectará gravemente a nuestras vidas y a las de nuestros descendientes. Para enfrentarlo se ha convocado esta primera jornada de lucha el 29 de septiembre, fecha en la que, por otra parte, se va a movilizar no sólo la clase obrera y la sociedad civil española, sino las de toda la UE. De ahí su importancia.
Esta crisis, como decimos, no ha sido provocada por nosotros, es decir, por la inmensa mayoría de la población, sino por una pequeña minoría de especuladores ligados a la gran banca internacional que, tras el estallido de su «burbuja» financiera, la ha trasladado a la economía real vía saqueo de las arcas públicas (con la colaboración de gobiernos cómplices) y la supresión drástica del crédito a empresas y familias, provocando miles de quiebras y millones de parados. Es decir, estamos ante una dictadura de codiciosos y poderosos banqueros que, gracias a la colaboración de nuestros gobernantes, privatizan sus escandalosas ganancias y socializan sus pérdidas, provocando una tragedia social sin precedentes. Y lo más humillante es que esos estados saqueados se ven ahora obligados, para cubrir su déficit, a endeudarse pidiendo dinero prestado a intereses de usura a la misma banca que los saqueó. Los planes de ajuste que se nos imponen no buscan otra cosa que seguir enriqueciendo a los victimarios con nuevos sacrificios de las víctimas. Pero esos planes -como ya ocurrió en Latinoamérica- no sólo no nos sacarán de la crisis, sino que la ahondarán, sumiéndonos en una larga recesión y regresión social, que conllevará inevitablemente recortes paralelos de la democracia, tanto a nivel de los estados como de la propia UE.
Frente a este falso proyecto -que es en realidad un proyecto de destrucción y sumisión de Europa al dictado de una minoría criminal- existen alternativas. La lucha que iniciamos el 29-S tiene ese doble objetivo: impedir que se nos endose la crisis y presionar por otras medidas que nos ayuden de verdad a salir de ella. Medidas como: una banca pública al servicio de todos, que restaure el crédito sin ánimo de lucro; soberanía energética, promocionando las «energías verdes»; soberanía alimentaria y protección del entorno natural; justicia fiscal y laboral, que repartan mejor la riqueza y el trabajo; erradicación de los paraísos fiscales y de la especulación financiera; y un largo etcétera de medidas guiadas por los valores de la solidaridad y la sostenibilidad. Es decir, a aquellos injustos e ineficaces «planes de ajuste» podemos contraponer un eficaz plan de recuperación económica con justicia social y ambiental.
Estamos en guerra contra una poderosa y ambiciosa minoría, a cuyos inconfesables intereses está dispuesta a sacrificar todo lo demás y a todos los demás. El 29-S se libra la primera batalla. Es muy importante ganarla. Juntos podemos porque somos la inmensa mayoría. Contamos contigo.
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