Si al final la letra pequeña en el BOJA no anula la primera impresión, estamos ante una buena noticia: el anuncio del decreto-ley que permitirá a la Junta de Andalucía expropiar temporalmente, durante un periodo máximo de tres años, inmuebles inmersos en procedimientos de desahucio o sancionar a las personas jurídicas, inmobiliarias y bancos que […]
Si al final la letra pequeña en el BOJA no anula la primera impresión, estamos ante una buena noticia: el anuncio del decreto-ley que permitirá a la Junta de Andalucía expropiar temporalmente, durante un periodo máximo de tres años, inmuebles inmersos en procedimientos de desahucio o sancionar a las personas jurídicas, inmobiliarias y bancos que no destinen al arrendamiento su fondo de pisos.
Quienes suscribimos estas líneas nos consideramos poco sospechosos de decir amen a la actuación seguida por Izquierda Unida en el gobierno andaluz. Es más, pensamos que la presencia en el co-gobierno durante este año ha sido un lastre para la organización en todo el Estado. Hasta ahora se ha gestionado poco más que humo y palabras hueras.
Por ello deseamos de corazón que la iniciativa tenga un éxito arrollador y no quede en otro brindis al sol, incapaz de superar la primera resistencia de las muchas que encontrará en el camino.
Una vez que el verdadero poder, la oligarquía económica que nos ningunea, ha volado conscientemente todos los derechos adquiridos (por limitados que éstos fueran), toca conformar un contrapoder ciudadano. Y deben dar ejemplo, poniéndose al servicio de la ciudadanía quienes detentan parcelas institucionales en nombre de la Izquierda.
Es la hora de sumar, de utilizar los resquicios legales que anulen el inmenso expolio al que nos están sometiendo. La consideración de la vivienda digna como un derecho humano fundamental e inalienable va en esa línea.
Dado el paso adelante se hace imprescindible no darlo hacia atrás. Ni con la excusa de tomar impulso. Ni por contentar a los timoratos compañeros de gabinete con una altísima parte de responsabilidad alícuota en el desastre que nos acogota. Ni por paliar las críticas de las voces de su amo que, en forma de medios de difusión, resucitarán consignas antibolcheviques. Ni por temor a afrontar envites judiciales.
Al contrario. Es la hora de marcar la linde y señalar el camino. A la insumisión a las leyes injustas en materia de vivienda deben seguir otras negaciones. Las que impidan irse de rositas a los corruptos de los EREs. Las que desbrocen el lodazal de las agencias de enchufe masivo. Las que devuelvan a la función pública los interinos de educación que nunca debieron ser despedidos o los » servicios sanitarios externalizados»…
Gritemos un «No» mayúsculo al chanchullo y al nepotismo. Un «No» que permita al ciudadano reivindicar la austeridad, la importancia del ejemplo, la virtud cívica que no ve en los gobernantes.
No es la hora de transigir ni pactar la componenda. Es el momento de fijar las posiciones. De restablecer las líneas rojas que no debimos nunca dejar traspasar. No juguemos más al avestruz. Lo valiente es decir» hasta aquí hemos llegado».
Para que la iniciativa tomada, que tanto nos satisface, no sea flor de un día.
Julio Anguita y Juan Rivera, miembros del Colectivo Prometeo y del Frente Cívico-Somos Mayoría
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