Un estudio de la Universitat Autònoma de Barcelona resalta las carencias de los planes que regulan la actuación en caso de accidente atómico. Los municipios piden una reunión al Gobierno
El accidente en la central de Fukushima, en Japón, ha abierto los ojos a los pueblos nucleares españoles, que temen no estar preparados para hacer frente a una emergencia atómica. Se trata de 67 municipios que están en un perímetro de diez kilómetros en torno a las seis centrales nucleares en funcionamiento y una en desmantelamiento que hay en España y que, encaso de accidente, podrían ser desalojados.
Varios planes de emergencia, nacionales, regionales y municipales, disponen cómo se debe actuar en caso de accidente, pero, según un informe presentado ayer, los planes tienen importantes carencias en infraestructuras y sistemas de aviso a la población. «No estamos preparados para una emergencia nuclear, es necesario mejorar los sistemas de evacuación y la logística», explicó ayer a este diario Anna García Hom, directora del informe sobre los planes de emergencia nuclear realizado por el Centro de Investigación para la Gobernanza del Riesgo, dependiente de la Universitat Autònoma de Barcelona. El estudio incluye encuestas a alcaldes y regidores de las localidades en torno a los reactores españoles y ha sido encargado por la AMAC, la asociación que agrupa a esos 67 municipios y unas 90.000 personas. Los resultados de la encuesta, respondida por la mitad de los municipios, destapan carencias tanto a nivel material como entre la población que, juntos, pueden desencadenar el «caos».
«Existe un claro déficit de información a la población general tanto del riesgo nuclear como de las previsiones de emergencia», alerta el trabajo, cuyos resultados conocieron ayer los miembros de la AMAC en una reunión en Quintana Martín Galíndez, uno de los pueblos cercanos a la central de Garoña (Burgos).
El trabajo resalta además la falta de cobertura de redes móviles en la zona o que «los sistemas actuales de megafonía no cumplen adecuadamente la función para la que fueron concebidos».
El ejemplo más patente lo puso la semana pasada el pueblo de Almaraz (Cáceres), cercano a una central de dos reactores y donde el sistema de alerta por megafonía se disparó sin motivo y comenzó a exclamar: «Emergencia nuclear, acudan a los puntos de encuentro». El fallo puso en evidencia la efectividad de la medida, ya que muchos de los habitantes se marcharon por su cuenta o ni siquiera escucharon los avisos debido a deficiencias del sistema, gestionado por Protección Civil. «Aún no nos han sacado de dudas», confesaba ayer la alcadesa de Almaraz, Sabina Hernández (PP), donde aún se ignoran las causas del fallo.
La falta de comunicación asusta en valles profundos como el que acoge la central de Garoña. «Aquí hay muchas zonas sin cobertura, por lo que en caso de emergencia me sería imposible ponerme en contacto con algunas de ellas», confiesa Rafael González Mediavilla, alcalde del Valle de Tobalina, que agrupa 32 pueblos.
El trabajo delata que, en general, los últimos simulacros de emergencia que se recuerdan en los pueblos nucleares se realizaron hace «ocho o diez años». El trabajo considera que «es necesario» hacerlos «al menos una vez al año», para, entre otras cosas, «garantizar la vigencia del compromiso» de los voluntarios que forman la red local de agentes ante una emergencia. «Con la precariedad de los actuales planes de emergencia, Trillo se convertiría en un caos», confesaba ayer Francisco Moreno (PP), el alcalde de esta localidad de Guadalajara recién elegido presidente de la AMAC.
En caso de accidente en una central, los gestores del reactor deciden si activar el plan de emergencia interior. Además lo comunican a la Delegación del Gobierno que corresponda. Es este organismo, dependiente del Ministerio del Interior, el que debe decidir si activar el plan de emergencia exterior, que involucraría a Protección Civil, Guardia Civil, Bomberos e incluso unidades del Ejército si es necesario. Enfrentados con las carencias a nivel municipal, los pueblos nucleares miran hacia arriba para pedir la mejora de los planes vigentes. Moreno asegura que su asociación pedirá hoy una reunión a los ministerios de Interior e Industria así como al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) para trasladarles el informe y discutir sobre seguridad. «Tenemos que exigir al CSN que, igual que hace pruebas de estrés a las centrales, se haga una evaluación de los planes de emergencia», aporta la alcaldesade Almaraz.
Fuentes del Ministerio del Interior declinaron ayer comentar el informe y señalaron que Protección Civil, dependiente de este departamento, es el organismo encargado de comentar los planes de emergencia. Y Protección Civil ha señalado que «en 20 años no ha fallado nada y que hay planes de renovación previstos».
La autocrítica no es parte del discurso de la AMAC. «Nosotros hemos hecho los deberes», espeta Moreno. No lo ve tan claro Francisco Castejón, de Ecologistas en Acción, que lleva años denunciando las insuficiencias de los planes. «Los municipios no han exigido hasta ahora que se hagan más simulacros y tienen parte de culpa en su desconocimiento profundo de los planes», opina.
El informe pide ahora preparar programas trienales y anuales de información, formación, ejercicios y simulacros, como ya recoge la legislación vigente, según el trabajo. También pide estudios «concretos y realistas de una posible evacuación» así como revisar el estado de las carreteras de evacuación.