Paul Nicholson, miembro del sindicato agrario EHNE y coordinador en Europa de Vía Campesina, ha sido imputado por un tribunal brasileño con una pena de 30 años de cárcel por participar, junto con otras 36 personas, en una acción contra los monocultivos impulsados por multinacionales que fuerzan el desplazamiento de comunidades campesinas e indígenas, en […]
Paul Nicholson, miembro del sindicato agrario EHNE y coordinador en Europa de Vía Campesina, ha sido imputado por un tribunal brasileño con una pena de 30 años de cárcel por participar, junto con otras 36 personas, en una acción contra los monocultivos impulsados por multinacionales que fuerzan el desplazamiento de comunidades campesinas e indígenas, en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora en Porto Alegre, el 8 de marzo de 2006. En la entrevista, Paul Nicholson hace un análisis sobre los efectos sociales y ambientales que están generando las actuales políticas agrarias de la Unión Europea en el mundo rural.
DIAGONAL: La multinacional Aracruz Celulosa ha iniciado un proceso judicial contra miembros de Vía Campesina y del movimiento de mujeres campesinas de Brasil. ¿Podrías contextualizar la condena?
PAUL NICHOLSON: El contexto es un 8 de marzo del 2006, en el Estado Brasileño de Río Grande do Sul (Porto Alegre), durante una conferencia internacional organizada por la FAO sobre la reforma agraria. En este contexto las mujeres de Vía Campesina deciden hacer una acción pública en contra de los ‘desiertos verdes’ (la deforestación de la selva por monocultivos de eucaliptos, pinos o acacias para producir pasta de papel). La acción concreta de estas 2.000 mujeres fue invadir una finca de viveros de eucaliptos donde según la policía se destruyó un millón de plantas de eucaliptos y de pinos y el laboratorio de semillas transgénicas de la empresa.
¿Que cargos se os imputan por haber participado en esta acción?
El Gobierno de Río Grande do Sul ha encausado a 37 personas, 34 mujeres y dos hombres. Se nos acusa de banda armada, secuestro, uso de armas, lavado de dinero y espionaje industrial. En total se nos pide 2.000 años; entre ocho y 30 años a cada persona. Pero lo más preocupante son las mujeres: en Río Grande do Sul, están bajo una gran presión y el apoyo tiene que ir hacia ellas. D.: La plantación de grandes monocultivos va asociada al desplazamiento de comunidades locales en Brasil y en otros lugares…
Esto está ocurriendo en todo el mundo. En Colombia, por ejemplo, se está dando con la palma de aceite. Se está dando también en la India, en Indonesia y en África. Las tierras más fértiles se están destinando para cultivos que no producen alimentos, principalmente para producir energía de origen vegetal o biodiesel. Y no hay que olvidar que está ocurriendo en un contexto de un aumento del hambre en el mundo.
La huella europea
El Comité sobre Agricultura y Desarrollo Rural de la UE ha aprobado un documento sobre biotecnología que prevé un incremento de los transgénicos para la década 2006- 2015. ¿Que consecuencias tendrá en caso de aprobarse por el Parlamento europeo el próximo mes de marzo?
Este documento entra en esta misma lógica de los monocultivos. Es un fraude, pues está orientando la producción hacia una agricultura no alimentaria, para la producción del biodiesel. Es una alternativa muy a corto plazo y va a poner nuestra agricultura en jaque. Este documento es un engaño por varias razones. La primera, las fábricas para la producción de energía derivada de origen vegetal se están construyendo cerca de los puertos y no de las zonas de producción agrícola, porque desde el principio se entiende que esta producción se basa en la exportación. El segundo problema es que estas políticas de apoyo a los cultivos productores de energía de origen vegetal son dependientes de las ayudas, lo que crea una mayor dependencia del modelo industrial por parte de la agricultura.
Los impactos sociales más inmediatos son la fragilización de las economías locales y la soberanía alimentaria local y nacional. Los costes ambientales son altos porque este modelo viene acompañado del uso intensivo de la tierra y de los agrotóxicos. Creemos que este documento y la política agraria europea son absurdos. Si el modelo capitalista está ante una crisis energética no lo puede solucionar con este tipo de propuestas, pues ante todo los campesinos somos productores de alimentos y no productores de energía.
¿Se están viendo afectados los mercados alimentarios por esta nueva tendencia de producción agrícola no alimentaria?
En efecto. En México, por ejemplo, el maíz ha subido un 40% en las tortillas, y eso está afectando directamente a la capacidad de consumo de los ciudadanos mexicanos. La causa de esta subida de precio en el maíz es que los EE UU están utilizando gran parte de su maíz para la producción del biodiesel, y no para el consumo humano. El mayor impacto está en que la tierra va a perder su uso social y pasará a tener un uso más mercantil, ya sea para la producción de pasta de papel o de biodiesel.
¿Crees que las actuales políticas agrícolas de la UE son contrarias a la soberanía alimentaria?
La UE prioriza la importación de materia prima alimentaria barata para después trasformarla aquí y volver a exportarlo a todo el mundo. Tanto en piensos animales que usan la soja y el maíz, como los aceites. Prioriza la agroexportación frente a la soberanía alimentaria. Nosotros defendemos el marco de soberanía alimentaria, el derecho de que países o regiones puedan desarrollar políticas agrarias que vayan orientadas a suplir las necesidades sociales, con una agricultura propia.
¿Nos encontramos ante una crisis rural generalizada?
Sí, en todo el mundo, pero esto también incluye la Unión Europea. Cada minuto que pasa, se cierra una explotación familiar; ése es el sacrificio que hace Europa. Ha decidido apostar por la agricultura industrial en manos de las multinacionales. Su prioridad es conquistar los mercados industriales y de servicios internacionales y, hoy en día, parece que quiere liberalizar los mercados agrarios y alimentarios. Es una postura cínica porque la UE es el mayor culpable junto con Estados Unidos de la crisis rural en todo el mundo.
Biocombustibles
El Convenio sobre el Cambio Climático aprobó en 2003 el uso de los árboles de ingeniería genética como sumideros de carbono y como materia prima para biocombustible, en sustitución del combustible fósil que emite CO2. Desde entonces, el Movimiento Mundial por la Defensa de los Bosques Tropicales, fundado en 1986 ante el Plan de Acción Forestal Tropical de la FAO y el Banco Mundial, emprendió una gran campaña para denunciar los impactos de los monocultivos a gran escala en los países del sur (wrm.org.uy).