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A propósito del “caso Volswagen”

Los estados, las multinacionales y las prácticas «ecologistas» de la UE

Fuentes: Rebelión

La increíble falsificación del pan, sobre todo en Inglaterra, fue inicialmente descubierta por el comté de la cámara baja «sobre la falsificación de alimentos» (1855-1856) y por el trabajo del doctor Hassall Adulterations detected. Consecuencia de esas revelaciones fue la ley del 6 de agosto de 1860 «para impedir la adulteración de artículos de alimentación […]

La increíble falsificación del pan, sobre todo en Inglaterra, fue inicialmente descubierta por el comté de la cámara baja «sobre la falsificación de alimentos» (1855-1856) y por el trabajo del doctor Hassall Adulterations detected. Consecuencia de esas revelaciones fue la ley del 6 de agosto de 1860 «para impedir la adulteración de artículos de alimentación y bebidas», ley ineficaz porque, como es natural, es de la mayor delicadeza para con todo libre comerciante que se proponga «sacar un honrado penique» mediante la compra venta de mercancías falsificadas. El comité mismo expresó más o menos ingenuamente su convicción de que la libertad de comercio significa esencialmente comerciar con materias falsificada. Karl Marx (El Capital, libro I, 1867)

Sin ser necesario, el caso Volswagen ha puesto al descubierto -lo seguirá haciendo en el futuro- los engranajes (ocultados) de la barbarie, las entrañas reales de la Bestia, los verdaderos mecanismos del capitalismo realmente existente, las dimensiones del poder de las grandes corporaciones, las sucias prácticas de la cacareada competitividad, las acciones y finalidades efectivas de la UE, el papel de las normas y su descarada alteración en beneficio de unos intereses minoritarios y la praxis (sin apenas ocultaciones) del auténtico ejercicio del poder en la Europa del Capital.

Veamos algunos ejemplos. De la portada del global-imperial del pasado miércoles 7 de octubre de 2015:

«Bruselas presentó ayer [6 de octubre de 2015] un documento a los Estados miembros para retrasar y suavizar la puesta en marcha de los controles de emisiones en carretera tras las enormes presiones recibidas de la industria y de los países que producen coches. Bruselas calcula que con los controles reales las emisiones superan entre 4 y 5 veces el límite permitido. Si los límites se aplican a rajatabla, es puede dejar parte del parque automovilístico camino del desguace». 

En páginas interiores (p. 37):

«Ante el peligro de que eso se convierta en un hachazo para una industria que tiene que digerir los problemas de credibilidad y el impacto económico del caso Volswagen, Bruselas propone una estrategia en dos fases. Los nuevos controles emisiones en carretera empezarán a hacerse en enero de 2016, pero la propuesta de la Comisión pasa porque se aplique sólo a partir de septiembre de 2017. Y con unos límites más laxos: la legislación actual impide que las emisiones de nitrógeno sobrepasen los 80 mg/km; antes las enormes diferencias detectadas entre los resultados del laboratorio y en carretera, Bruselas propone que en esta primera fase el límite sea de 128 mg/km, con un margen de error que permitiría a los fabricantes sobrepasar hasta 2,2 veces el límite de 80 mg/km».

Pese a que lo anterior supone retrasar y diluir el control de emisiones que se sabe son netamente perjudiciales para la salud humana (la OMS lo ha señalado reiteradamente), «Bruselas considera que de lo contrario los daños para la industria serán sensacionales: incluso con esa laxitud, la Comisión estima que en torno al 10% de los modelos tendrán que ser reemplazados. En una segunda fase, a partir de septiembre de 2019 -es decir, prácticamente cuatro años vista- se aplicarán completamente los límites legales actuales. Eso sí, permitiendo también un margen de error del 18%.» 

No es todo. Hay más, hay más madera germánica:

«La industria y los países con más peso del PIB del sector automotriz se han movilizado a favor de la propuesta. Algunas fuentes aseguran que Alemania pide incluso más laxitud: que la obligatoriedad de los controles se retarse aún más en el tiempo. La Comisión estima, según el informe, que una docena de países serían favorables a su propuesta, empezando por Alemania. Austria, República Checa, Hungría, Polonia, Eslovaquia, Francia, Reino Unido. Los países nórdicos e Italia están también a favor. Y España, aunque con menos entusiasmo que otros estados».

Presupuesto a compartir: ¿exageramos si afirmamos que «la dirección» de Volswagen (sin poder precisar más en nombres y cargos y en sus prolongaciones) es la máxima responsable (acaso no la única) del escándalo, manipulación y estafa industrial y ecológica que estamos comentando? ¿Alguna objeción a este punto de partida?

Parece que no. Algunas preguntas:

1) ¿Retrasar y suavizar la puesta en marcha de los controles de emisiones en carretera? ¿Descontrol de los controles? ¿Entonces…?

2) ¿Presiones recibidas de las grandes corporaciones y los Estados? ¿Bruselas como fiel servidora del poder? ¿La UE es un ejemplo de democracia? ¿De qué democracia hablan cuando hablan de ello?

3) ¿Las emisiones reales superan entre 4 y 5 veces el límite permitido? ¿Un incremento del 400, el 500%? ¿En el caso de Volswagen o en el caso de todas las corporaciones automovilísticas? ¿Con todo el rostro del mundo? ¿El beneficio a toda costa?

4) ¿Todo el parque automovilístico europeo camino del desguace? ¿La estafa, la manipulación, el descontrol es entonces generalizada? ¿Han estado contaminando y mintiendo todo lo que han querido y podido y algo más?

5) ¿Nuevos controles a partir de septiembre 2017, dentro de unos dos años?

6) ¿Una primera fase que, con el margen de error, permita sobrepasar en 2,2 veces el límite actual de 80 mg/km?

7) ¿El 10% de los modelos -¿de qué modelos? ¿Sólo los de Volswagen?- tendrán que ser reemplazados?

8) ¿Hasta 2019, hasta dentro de 4 años, no se aplicarán los límites establecidos actualmente? ¿Y las consecuencias durante todos estos meses? ¿Simples «daños colaterales», a aceptar sin rechistar, como en los ataques bélicos imperiales?

9) ¿Se permitirá entonces, cuatro años después, un margen de error de casi el 20%, una quinta parte?

10) ¿Alemania en la vanguardia de la industria y la civilziación? ¿De qué vanguardia hablamos?

11) ¿El made in Germany como símbolo de excelencia y rigor productivos? ¿Alguien más quiere abonar ese cuento de trilleros?

12) ¿Alguna duda de que el IV Reich marca las directrices del conjunto de la actual UE?

13) ¿Más laxitud, más demora en la aplicación de los controles? ¿Mejor sin controles? ¿Que hagan lo que les venga en gana?

14) ¿Una UE preocupada por el medio ambiente, por la contaminación, por las muertes prematuras que ocasiona, por los cánceres del diesel, por el cambio climático, por el bienestar de la ciudadanía, por la suerte de los trabajadores? ¿Quién se puede creer ese cuente?

15) ¿Qué pasará a partir de ahora con los trabajadores de las corporaciones de la industria del automóvil y de las empresas auxiliares? ¿De qué han sido ellos responsables?

Cabe finalizar con la pregunta de siempre, la que formuló sabiamente Erich Fried hace ya muchos años: ¿y aquí quien manda? La ciudadanía desde luego. Por supuesto, por supuesto. Pero, ¿aquí quien manda realmente? ¿Con qué procedimientos? ¿Con qué finalidades?

¿Alguna duda para responder a estas preguntas? ¿Cómo permitimos que las clases sociales responsables de este inmenso lodazal de mentira, manipulación, destrucción y barbarie sigan dirigiendo nuestras sociedades y nuestras vidas?

 

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.