Traducido por Eva Calleja
La Amazonia está ardiendo. Casi 75.000 incendios se han desatado en la icónica selva amazónica brasileña este año hasta la fecha, un 84 % más que el año pasado. Un gran número de fuegos intencionados lleva propagándose en la Amazonia desde el 10 de agosto. Pero el presidente de Brasil, Jair Bosonaro, que tomó posesión de su cargo en enero, los dejó arder durante dos semanas antes de enviar bomberos para apagarlos después del clamor internacional.
Los incendios que azotan la Amazonia ponen en peligro inminente a 34 millones de personas y a 3 millones de especies de animales y de plantas que viven en la mayor selva tropical del mundo, que abarca más de 3 millones de kilómetros cuadrados.
Los daños de los incendios cambiarán la faz del planeta. La selva tropical alberga el 10 % de las especies de la Tierra, entre ellos muchos tipos de plantas y animales que no se encuentran en ningún otro lado.
«La pérdida de la biodiversidad de la Amazonia será más que devastadora para el planeta», escribió Dahr Jamail en Truthout, destacando que muchos científicos consideran a la Amazonia como la zona de biodiversidad más importante de la Tierra.
«Una crisis internacional»
El presidente francés Emmanuel Macron tuiteó, «Nuestra casa está ardiendo, literalmente» y exhortó «Miembros de la Cumbre del G7, ¡hablemos de esta emergencia de primer orden en dos días!» enojado por el llamamiento de Macron, Bolsonaro escribió en Twitter «La sugerencia del presidente francés de que se discutan asuntos de la Amazonia durante la cumbre del G7 sin la participación de los países de la región evoca una mentalidad colonialista que está fuera de lugar en el siglo XXI».
En vista de la negativa de Bolsonaro de facilitar medios para extinguir los fuegos, Macron amenazó con bloquear el acuerdo mercantil entre Mercasur y la Comunidad Europea. Bolsonaro se rindió. Destinó 7 millones de dólares y envió 44.000 soldados y aviones militares a las áreas afectadas.
Pero eso se queda corto para lo que es necesario para extinguir los incendios y salvar la Amazonia. «Estamos hablando de luchar contra cientos de fuegos ardiendo simultáneamente, lejos de cualquier carretera, distribuidos a lo largo de miles de kilómetros», según Douglas Morton, jefe del Laboratorio de Ciencias de la Biosfera en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA. «Es un gran reto movilizar los medios para uno de esos incendios, pero localizar y extinguir tal cantidad de esta clase de incendios… básicamente requiere una implicación total, «añadiendo «En realidad se necesitan miles de personas».
Los países integrantes del G-7, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Japón y Canadá, donaron 20 millones de dólares como ayuda para luchar contra los incendios, pero Bolosnaro se negó a aceptar el dinero si Macron no se disculpaba. Bolsonaro está jugando mientras arde la Amazonia.
Donald Trump, que no asistió a la reunión de la cumbre G-7 sobre el clima, dijo más tarde que no había acordado contribuir a los 20 millones de dólares debido a la falta de coordinación con Bolsonaro.
Además, incluso si aceptase, este dinero sería insuficiente. Rick Swan, de la Asociación Internacional de Bomberos, dijo a The Washington Post que, como comparación, para extinguir el incendio de Tubbs en el norte de California, «solo el coste ascendió a 100 millones de dólares.»
En otras palabras, se necesita un enorme esfuerzo internacional para detener los incendios de la Amazonia.
El Llamamiento de Bolsonaro a políticas anticolonialistas es profundamente cínico.
Aquellos que son críticos con las dinámicas coloniales y neocoloniales actuales pero que no están del todo familiarizados con el contexto de los incendios en Brasil pueden estar, en principio, inquietos a la hora de apoyar los intentos internacionales de presionar para que Bolsonaro termine con los incendios. Sin embargo, en realidad, el llamamiento de Bolsonaro a políticas anticolonialistas es profundamente cínico y no debería impedir a los progresistas con compromisos anticoloniales respaldar los intentos internacionales de acabar con los incendios.
El cinismo del llamamiento anticolonial de Bolsonaro es evidente en el contexto de las protestas populares generalizadas, en las que los brasileños se han manifestado portando pancartas con mensajes tales como «La Amazonia pertenece al mundo, necesitamos la ayuda del mundo ahora mismo» y «SOS». Los manifestantes participaron en unas 30 manifestaciones por todo Brasil el fin de semana pasado y miles de manifestantes marcharon en Río cantando «La Amazonia se queda, fuera Bolsonaro.»
Los indígenas de Brasil también han dejado claro que hacen responsable al Gobierno de Bolsonaro de la destrucción de la Amazonia. La Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Amazonia Brasileña (COIAB) emitió una declaración expresando «una preocupación extrema sobre la rápida destrucción de la selva tropical del Amazonas, hogar de nuestras familias y de todos los recursos que necesitamos para vivir.» La COIAB) afirmó «El ritmo récord de deforestación y de incendios son consecuencia de los discursos genocidas antiindígenas y antimedioambientales de este Gobierno».
El Consejo debería requerir que los Estados miembros se abstengan de entrar en acuerdos comerciales con Brasil hasta que acuerde permitir la asistencia económica y de extinción de incendios internacional.
Un grupo de líderes indígenas Huni Kuin recientemente hizo un llamamiento para acabar con los incendios diciendo: «La naturaleza está llorando y nosotros estamos llorando. Si no detenemos esta destrucción de la Madre Naturaleza, las generaciones futuras vivirán en un mundo completamente diferente al que vivimos ahora. Este es el grito de la Madre Naturaleza pidiéndonos que la ayudemos. Y estamos trabajando hoy para que la humanidad tenga un futuro. Pero si no detenemos esta destrucción seremos los que quedaremos extinguidos, quemados y el cielo caerá sobre nosotros, lo que ya ha empezado a suceder.»
El Consejo de Seguridad de la ONU debería enviar bomberos internacionales y ordenar un boicot económico
Empoderado por la Carta de las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad debería declarar que los incendios en la Amazonia plantean una «amenaza para la paz» y ordenar medidas para restaurar y mantener la paz y la seguridad internacional. Estas medidas «pueden incluir interrupciones completas o parciales de las relaciones económicas».
El Consejo debería requerir a los Estados miembros que se abstengan de entrar en acuerdos comerciales con Brasil hasta que acuerde permitir asistencia económica y de extinción de incendios internacional. Como dijo Moira Birss, directora de campaña financiera de Amazon Watch, en una nota emitida por el Institute for Public Accuracy (IPA), «Ahora el mundo está finalmente prestando atención, es importante entender también que los gobiernos y las empresas de todo el mundo están alentando las políticas tóxicas de Bolsonaro cuando entran en acuerdos comerciales con su Gobierno o cuando invierten en empresas de agroindustria que operan en la Amazonia».
Además el Consejo debería ordenar a los Estados miembros que contribuyan con dinero y con personal para luchar contra los intensos incendios en la Amazonia.
Existe un precedente para este tipo de resolución. En 1985, el Consejo aprobó la Resolución 569, en la que condenaba las políticas de apartheid del Gobierno sudafricano. Instaban a los miembros de la ONU a adoptar medidas que incluían la suspensión de todos las nuevas inversiones en Sudáfrica, la prohibición de venta de divisas y moneda sudafricanas, restricciones en las relaciones culturales y deportivas, suspensión de los préstamos de exportación garantizados, prohibición de nuevos contratos nucleares y prohibición de la venta de equipos informáticos que pudieran ser usados por la policía y el ejército sudafricano. El boicot internacional a Sudáfrica provocó el fin del régimen del apartheid.
Todos los países miembros de la ONU están obligados por las resoluciones del Consejo de Seguridad. El Artículo 25 de la Carta dice «Los miembros de las Naciones Unidas convienen en aceptar y cumplir las decisiones del Consejo de Seguridad de acuerdo con esta Carta». el Artículo 49 anuncia que los miembros de la ONU «deberán prestarse ayuda mutua para llevar a cabo las medidas» que decida el Consejo.
Las plíticas de Bolsonaro han agravado los incedios
Los incendios no se prenden solos en la selva amazónica. «Básicamente, la Amazonia no se ha quemado en cientos de miles o en millones de años,» dice William Magnusson, un especialista en biodiversidad en el Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonia en Brasil. Según National Geographic, «Un creciente número de incendios provocados por el hombre han asolado la Amazonia en los últimos años, poniendo en peligro al ecosistema. La selva tropical no está creada para el fuego».
Los agricultores en la Amazonia talan árboles para despejar la zona para plantar. Los mineros y los madereros prenden fuegos para tapar sus actividades ilegales. Y algunos de los incendios se prenden para forzar a los indígenas fuera de sus tierras. Bolsonaro, sin embargo, ha avivado las llamas en la Amazonia.
Un análisis del New York Times encontró que durante los primeros seis meses de 2019, las políticas prodesarrollo y antimedioambientalistas de Bolsonaro produjeron un descenso del 20 % en las medidas de aplicación dirigidas a la protección contra la deforestación en comparación con el mismo periodo en 2018.
«Bolsonaro debe tomar medidas inmediatas y completas, no solo para extinguir estos incendios sino también para afrontar las causas principales de esta catástrofe medioambiental: la reducción de los derechos de protección medioambiental y de los indígenas y la insensata búsqueda de beneficios de la agroindustria», dijo Chirstian Poirier, director de programas de Amazon Watch en la nota de IPA. Pero, añadió, «el problema no lo tiene solo el Gobierno brasileño. Todos somos ciudadanos globales en nuestro planeta compartido y debemos aceptar la responsabilidad compartida de su conservación».
Debemos actuar internacionalmente para salvar la valiosa selva tropical del Amazonas. Los ciudadanos de los 15 Estados miembros del Consejo de Seguridad deberían presionar a sus gobiernos para que voten a favor de una resolución que llame al boicot económico a Brasil y a la provisión de medios que sofoquen los incendios de la selva. El futuro de nuestro planeta está en juego.
Marjorie Cohn es profesora emerita en la Thomas Jefferson School of Law, antigua presidenta de la National Lawyers Guild, vicepresidenta general de la International Association of Democratic Lawyers y miembro del consejo asesor de Veterans for Peace. Su último libro es Drones and Targeted Killing: Legal, Moral, and Geopolitical Issues.
Fuente: https://truthout.org/articles/amazon-fires-will-have-global-consequences-the-un-must-act/