Sus batallas agradan a unos y disgustan a otros, pero es un hecho incuestionable: vivir para Manuel Cañada, Manolo para quien le conoce, es encadenar luchas entre una revolución y otra. Uno de sus frentes es su empeño por rescatar del olvido el 25 de marzo extremeño de 1936, cuando el campesinado se levantó para […]
Sus batallas agradan a unos y disgustan a otros, pero es un hecho incuestionable: vivir para Manuel Cañada, Manolo para quien le conoce, es encadenar luchas entre una revolución y otra. Uno de sus frentes es su empeño por rescatar del olvido el 25 de marzo extremeño de 1936, cuando el campesinado se levantó para cambiar la tierra de manos. Es un pensador comprometido con la rebelión: no piensa teorías, piensa la existencia. Tiene la mochila repleta de revueltas. Y rebosa reflexiones, que va introduciendo en cada conversación con la cita al autor o autora correspondiente. Como un libro abierto, habla siempre con pasión. Y gesticula mucho, aunque en este caso no pueda apreciarse porque la extensa entrevista es por teléfono.