Se debe tener cuidado y combatir el capitalismo, pero también hay que ser objetivo. Tenemos intelectuales acomodados, pequeños propietarios de negocios, pequeños capitalistas y cierta clase media acomodada, nuevos ricos considerados en nuestra tradición más extremista como burgueses (y lo son) pero habría que revisar su papel social. Esa pequeña burguesía es mal vista, se […]
Se debe tener cuidado y combatir el capitalismo, pero también hay que ser objetivo. Tenemos intelectuales acomodados, pequeños propietarios de negocios, pequeños capitalistas y cierta clase media acomodada, nuevos ricos considerados en nuestra tradición más extremista como burgueses (y lo son) pero habría que revisar su papel social.
Esa pequeña burguesía es mal vista, se cree que engendra capitalismo. Debemos resaltar que el capitalismo como forma dominante no surge del capital comercial, y ese es el que tenemos en Cuba. Desde el siglo XIII en Europa se advertía capital de usura y comercial, pero no fue hasta el capital industrial siglos después que el capitalismo se hizo hegemónico. Esto tampoco fue resultado de la competencia capitalista, ocurrió en la medida en que la superestructura social se iba transformando, como en Inglaterra, donde los nobles se convirtieron en burgueses.
Marx aclara que el capitalismo nace de manera violenta separando la fuerza de trabajo de los medios de producción, no podía hacerse de manera independiente y aislada. Para que una nueva forma económica emergiera, debía moverse todo el aparataje jurídico, moral entre otros de la sociedad. Con eso, Marx desmentía el mito de que el capitalismo surge de los ahorros de un hombre trabajador, quedando desmontado el mito del buen emprendedor.
No fueron emprendedores quienes instauraron el capitalismo sino las fuerzas dominantes del feudalismo quienes movieron la sociedad hacia el capitalismo. No fue el libre mercado quien consolidó al capitalismo, sino la necesidad que tenía su clase dominante de pasar a una forma socioeconómica superior.
En Cuba la izquierda sigue despreciando a los pequeño-burgueses, en cualquiera de sus formas, y sigue perdiendo un aliado importante. Al hacerlo olvida que el capitalismo no ha sido solo un hecho económico, sino cultural, político, jurídico, conducido desde las clases dominantes. Cuba no debe ir a ese capitalismo donde la pequeña burguesía se imponga de manera natural, esto sólo podría ocurrir con la complicidad del poder político y entonces el enemigo no sería sólo la burguesía.
El tránsito al capitalismo en Rusia no fue porque bares y hostales privados tomaron el poder, sino cuando se eliminó la propiedad social-estatal sobre grandes medios de producción, ocurriendo lo que Marx describe como el hecho que da origen a la acumulación originaria: separando la fuerza de trabajo de estos, pasando a manos de dueños privados. Todo con la complicidad del poder político, por supuesto.
Estudiando a Marx identificamos cómo sería la llegada del capitalismo a Cuba, si ocurre. Tendrá de manera general esa forma de Rusia a través de la emblemática acumulación originaria que Marx describe, en la medida que el pueblo vaya siendo alejado (jurídicamente o no) de los medios de producción. Cierto optimismo y confianza hacen dudar que eso ocurra, señalamos entonces el peligro de esa gran burguesía que existe fuera de Cuba y nosotros no tenemos.
Los pequeño-burgueses, que distan de ejercer hegemonía o hacer tambalearse la sociedad, históricamente no han sido precursores del capitalismo. Esperamos entonces que en nuestra isla no tengan apoyo político para apoderarse de los medios de producción. Si se les da un papel útil en Cuba, aprenderemos que no son tan malos, ni tan enemigos.
Fuente: http://jovencuba.com/2018/08/03/los-nuevos-ricos-y-cuba/