Tras valorar como un «éxito» la cifra de participación en la consulta alternativa realizada este domingo en Cataluña, en la que a falta del recuento definitivo se sumaron 2,25 millones de personas, los partidos del bloque pro-consulta han vuelto este lunes a marcar perfil propio. La unidad exhibida en las semanas anteriores al 9-N, con […]
Tras valorar como un «éxito» la cifra de participación en la consulta alternativa realizada este domingo en Cataluña, en la que a falta del recuento definitivo se sumaron 2,25 millones de personas, los partidos del bloque pro-consulta han vuelto este lunes a marcar perfil propio. La unidad exhibida en las semanas anteriores al 9-N, con el objetivo principal de garantizar que se preguntase a los catalanes en la fecha pactada el 12 de diciembre del año pasado, estuvo cerca de romperse cuando Mas se descolgó con la propuesta de un «proceso participativo» tras la suspensión del Tribunal Constitucional. Finalmente, tanto ERC, ICV-EUiA y la CUP, como las entidades independentistas ANC y Òmnium Cultural, se sumaron a la iniciativa y llamaron a la participación masiva. Pasada la jornada, y mientras todavía algunos catalanes que el domingo no pudieron votar hacen cola ante las delegaciones del Govern para depositar su voto, los partidos han vuelto a marcar distancias.
El coordinador general de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Josep Rull, ha comparecido este lunes tras la reunión de la ejecutiva del partido para calificar de «muy probables» unas elecciones en clave plebiscitaria que deberían contar con una lista conjunta de varios partidos con un programa común centrado en la consecución de un Estado catalán. Rull se ha referido a todas las formaciones del bloque pro-consulta (CDC, Unió, ICV-EUiA y la CUP), para defender que se «ensanche la mayoría actual en favor de la independencia». Sin embargo, el coordinador general de CDC ha marcado un plazo de dos semanas para negociar con el Gobierno central la celebración de un referéndum pactado, y ha rehuido las prisas por el avance electoral que, según lo manifestado por Artur Mas -el único con potestad para convocarlas-, aceptarían siempre que se concurriese con una lista conjunta, en alusión a ERC.
Los republicanos, sin embargo, no están por la labor de intentar la vía de la negociación con el Estado. La secretaria general de ERC, Marta Rovira, ha rechazado la posibilidad de negociar un referéndum pactado con el gobierno de Mariano Rajoy, aduciendo que esta vía se ha intentado con éxito en el pasado reciente. Para Esquerra, la prioridad son unas elecciones de carácter «constituyente» que se celebren «tan pronto como sea posible». Según ERC, la masiva movilización de este domingo y el resultado del sí-sí constituyen «un mandato para pedir que empiece la construcción del nuevo Estado». Esquerra, que se muestra dispuesta a «entenderse con todos» a partir de «hablar de programas», prioriza unas elecciones inmediatas: «No hay tiempo que perder», ha afirmado Rovira.
Si las estrategias de CDC y ERC en cuanto a cuándo convocar elecciones parecen no coincidir, el acuerdo se complica por la postura de Unió, que en boca de su secretario general, Ramón Espadaler (también conseller de Interior), ha descartado avanzar elecciones. «Ahora no es hora de elecciones, es hora de gobernar. Es la hora de negociar un pacto político que permita una consulta legal», ha mantenido Espadaler, para quien la prioridad se sitúa en el diálogo con el Gobierno central.
ICV-EUiA ha vuelto a poner el foco en los recortes. Para el coordinador nacional de Iniciativa per Catalunya-Verds (ICV), Joan Herrera, la «movilización más importante de la historia de Cataluña» evidenció que la ciudadanía de Cataluña «quiere votar» y no le dejan. Por ello, no hay alternativa posible a la celebración de un referéndum, pero «el futuro también pasa» porque el govern de la Generalitat presente unos «presupuestos justos». El coordinador nacional de ICV pospone así el reclamo de unas elecciones anticipadas para poner de relieve la necesidad de revertir los recortes, e instar al Govern a recuperar la paga doble de los funcionarios, adoptar una «política redistributiva» y garantizar una «inversión mayor en Sanidad y Educación», que deberá plasmarse en unos presupuestos que a día de hoy se mantienen en el aire a la espera de las alianzas que permitan aprobarlos.
La CUP, a través de las declaraciones realizadas este mismo domingo a finalizar las votaciones por la diputada Isabel Vallet, ha recuperado el tono beligerante con el Govern que aparcó para no poner en riesgo el éxito del 9-N. La izquierda independentista considera que el Govern que lidera Artur Mas no es válido para caminar hacia la independencia, y lo acusa de haber querido diluir el 9-N primero -con la renuncia a la consulta por un proceso participativo con un peso menor- y de haber pretendido capitalizar después la jornada. «Que nadie tenga la tentación de hacerse propietario del éxito de esta consulta, ni de usar los resultados para ningún tipo de pacto, ni de decir que esta consulta se debe a la pericia del Govern», sostuvo Vallet. La CUP se reafirma en que las decisiones a partir de ahora no se pueden tomar en «instituciones, despachos o mesas de negociación», sino que «el proceso se debe movilizar desde abajo». Para ello, la formación reclama la celebración de unas elecciones que «alteren mayorías» en el Parlament.
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