La propuesta presentada por la eurodiputada holandesa Corien Wortmann-Kool, incluye a los vertidos ilegales o provocados por negligencia grave como infracciones penales que pueden ser castigadas con penas de cárcel, fuertes multas e, incluso, la retirada de ayudas económicas y la imposibilidad de negociar con la UE. Tras su debate esta semana en el Comité […]
La propuesta presentada por la eurodiputada holandesa Corien Wortmann-Kool, incluye a los vertidos ilegales o provocados por negligencia grave como infracciones penales que pueden ser castigadas con penas de cárcel, fuertes multas e, incluso, la retirada de ayudas económicas y la imposibilidad de negociar con la UE.
Tras su debate esta semana en el Comité de Transporte, en febrero la propuesta de Directiva pasará a ser votada en el pleno del Parlamento Europeo y, posteriormente, tendrá que ser aprobada o rechazada por los Ministros de Transporte de los 25.
Oceana lleva un año impulsando la aprobación de esta Directiva que podría poner fin al vertido de casi 20 millones de residuos de hidrocarburos y aguas oleosas a los mares europeos.
En este tiempo, Oceana ha presentado dos informes al Parlamento Europeo y a los ministros de Transportes («La flota de la UE y la contaminación crónica de los océanos por hidrocarburos» y «La otra cara de las mareas negras») en los que alerta del peligro para la salud y la vida marina de esta contaminación.
«Nos encontramos en el proceso final para la aprobación de una Directiva que, además de abordar el problema de las grandes mareas negras, perseguirá los vertidos rutinarios que provocan una contaminación tres veces superior que la de los grandes accidentes y que contamina crónicamente nuestros mares. Si la UE no legisla duramente contra estos vertidos ilegales, nuestras aguas seguirán recibiendo decenas de miles de ellos», declara Xavier Pastor, Director de Oceana para Europa.
Una de las grandes deficiencias detectadas por la Comisión Europea en la legislación europea es la falta de una Directiva marco que sancione duramente a los que realizan vertidos intencionados de hidrocarburos a los océanos. Por este motivo, en 1998 presentó una primera propuesta de Directiva que lleva años sin poder salir adelante por las reticencias de los países miembro.
En 2004, tras una primera aprobación del texto enmendado por el Parlamento Europeo a finales de 2003, el Consejo de Ministros de Transportes decidió relajar las medidas y sanciones propuestas, pero el Parlamento Europeo se ha mostrado contrario a estas modificaciones.
Ahora, en su Segunda Lectura, el Parlamento europeo vuelve a retomar gran parte de sus propuestas iniciales.
En caso de que el Consejo vuelva a rechazarlo, las instituciones tendrán que ir a un proceso de arbitrio, ya que en este caso es necesaria la co-decisión de ambos órganos.