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Los trasvases no son la solución

Fuentes: www.portaldelmedioambiente.com

Opciones como el suministro de agua del Ebro a Barcelona por barco desde Tarragona, en lugar de traerla desde Carboneras o el Ródano, o la instalación de minidesaladoras distribuídas por la ciudad, parecen viables y más coherentes con la línea de la provisionalidad y la excepcionalidad. Sería imprescindible que se nos explicara si estas medidas […]

Opciones como el suministro de agua del Ebro a Barcelona por barco desde Tarragona, en lugar de traerla desde Carboneras o el Ródano, o la instalación de minidesaladoras distribuídas por la ciudad, parecen viables y más coherentes con la línea de la provisionalidad y la excepcionalidad. Sería imprescindible que se nos explicara si estas medidas han sido estudiadas y en caso de haber sido desechadas, que se informara de cuáles han sido los motivos que han llevado a desestimarlas.

Sólo si se nos demostrara que el trasvase es la única garantía para el suministro de agua de boca a Barcelona y la excepcionalidad de la medida fuera asegurada, podríamos entender esta actuación.

La Fundación Ecología y Desarrollo analiza la aprobación por parte del Consejo de Ministros de una «cesión temporal y voluntaria de agua del Ebro a Barcelona» a partir de los siguientes principios en los que cree firmemente:

  1. La cuenca higrografica, y no las comunidades autónomas, es el espacio en el que organizar la gestión del agua en cualquier país y también en el nuestro. Con los estatutos de autonomía aprobados se jugó a romper este principio, en el que creemos firmemente y que consagra la Directiva Marco del Agua. Es en el seno de los órganos de cuenca en el que hay que debatir los diagnósticos y las soluciones. LLevamos años erosionando las confederaciones hidrográficas y esta deriva es muy negativa para los intereses del agua y los intereses de nuestro país.
  2. Los trasvases no son la solución. El desarrollo insostenible que vivimos se basa en transferir el daño a terceros. Transferir el daño en el espacio o transferir el daño en el tiempo. Debemos respetar la unidad de cuenca y armonizar nuestro desarrollo económico teniendo en cuenta las limitaciones de la biosfera, no jugar siempre a saltarnos los límites y mantener modelos de desarrollo insostenibles.
  3. No es posible negar agua si existe una cierta y probada necesidad de agua de boca sin precipitarse en un tobogán indeseable: el del egoismo insolidario. No es bueno en sí y no es bueno por la percepción de los demás. Demagógicamente se juega con la idea de comunidades autónomas insolidarias…extender un juicio moral sobre el conjunto de una comunidad autonoma, «son insolidarios», es atizar el fuego del enfrentamiento entre comunidades autónomas. Pero la solidaridad en la emergencia no debe generar derechos ni romper los principios anteriores.
  4. Nuestro país necesita sacar los conflictos del agua del pim-pam-pum de los enfrentamientos partidarios electorales y cortoplacistas. Menos declaraciones emocionales de Ministros y Presidentes de comunidades autónomas. Más diálogo social y técnico, sereno y tranquilo, construyendo consensos de largo plazo.

A partir de estos principios hemos valorado la actual situación y consideramos que:

  1. La unidad de cuenca debe verse reflejada en la toma de decisiones. Por lo tanto, nos parece un grave error que estas decisiones se tomen de manera bilateral entre la Ministra y el Presidente de la Generalitat, sin la participación del resto de Comunidades Autónomas y de los principales actores, políticos y sociales, de la cuenca del Ebro. Llama la atención, poderosamente, que la Confederación Hidrográfica del Ebro, órgano de demarcación, no esté liderando este asunto. Máxime cuando los tres Pactos de Gobierno PSOE-PAR establecen que en situación de emergencias para cualquier territorio de la cuenca, se convocará a todos los organismos de cuenca y a todas las partes para decidir soluciones y alternativas.
  2. El problema de fondo que estamos discutiendo, al igual que en otras ocasiones, es una evidencia del agotamiento del modelo de desarrollo insostenible y depredador de recursos. Nuestro territorio no soporta las presiones a las que le estamos sosteniendo y la realidad habla por sí sola. Se da la paradoja de que Barcelona puede tener problemas de abastecimiento de agua de boca siendo que está construida sobre dos importantes acuíferos, ya que éstos están contaminados.
  3. Consideramos que los trasvases son, conceptualmente, rechazables desde el punto de vista de la sostenibilidad ambiental y social y que antes de recurrir a ellos se deberían de agotar todas las posibilidades que la técnica nos brinda a día de hoy.
  4. Dicho esto, creemos que las urgencias de abastecimiento de agua de boca deben atenderse. No sería comprensible que en pleno siglo XXI se dieran problemas de estas características. Sobre todo, cuando hablamos de una ciudad que está haciendo importantes esfuerzos en materia de ahorro de agua. En este sentido, conviene aclarar que no estamos hablando de un trasvase para abastecer de agua a futuros desarrollos urbanísticos, que nuestro territorio no soportaría, sino que estamos hablando de garantizar el suministro de agua a boca a una ciudad ya existente.
  5. Lo urgente no debe tapar lo importante. Por eso, la urgencia, debe ser atendida sin obviar el problema de fondo, el del modelo de desarrollo. Y por eso también, lo urgente, excepcional y temporal debe solucionarse con medidas urgentes cuya excepcionalidad y temporalidad esté taxativamente garantizada.
  6. Solicitamos que se estudien todas las alternativas posibles al trasvase . En este sentido, opciones como la llevada de agua del Ebro a Barcelona por barco desde Tarragona, en lugar de traerla desde Carboneras o el Ródano, o la instalación de minidesaladoras distribuídas por la ciudad, parecen viables y más coherentes con la línea de la provisionalidad y la excepcionalidad. Sería imprescindible que se nos explicara si estas medidas han sido estudiadas y en caso de haber sido desechadas, que se informara de cuáles han sido los motivos que han llevado a desestimarlas. Mientras tanto no podemos aceptar que la tubería propuesta sea la mejor de las alternativas posibles.
  7. Por lo tanto, sólo en caso de que se nos convenza de que ésta es la única vía posible de suministrar el agua de boca a Barcelona, pedimos que se realice garantizando la retirada de la tubería una vez que se ponga en marcha la desaladora o, en su defecto, que su uso posterior a la entrada en funcionamiento de la desaladora, fuera autorizado por la decisión unánime de los territorios y usuarios que componen la Cuenca del Ebro. De otro modo tememos que esta emergencia cree derechos para la ciudad de Barcelona y precedentes para otras zonas del país.

Con todas estas consideraciones, Ecología y Desarrollo sólo entendería las medidas propuestas si existiera la suficiente información y participación como para valorar si esta es la menos mala de las alternativas posibles. Y aún en este caso, la excepcionalidad y temporalidad de la medida debería verse garantizada, adecuando los medios a los objetivos.

Por último, Ecología y Desarrollo, hace un llamamiento a la sociedad española en su conjunto y a la clase política en especial, para que estos debates del agua se aborden desde la serenidad y la racionalidad. De lo contrario, nunca saldremos de un clima de confrontación que dañará cada vez más la relación entre regiones. La gestión del agua ha sido en nuestro país, y en muchos otros, un motivo de cooperación. Las comunidades de regantes son un magnifico ejemplo de como gestionar el agua desde la cooperación y no desde el enfrentamiento.