Traducido para Rebelión por Carmen García Flores
El Día nacional de acción por la salida de la nuclear que debía reunir el sábado 13 de octubre a los oponentes a la nuclear en varias ciudades del Hexágono, no se resumirá en un asunto franco-francés.
En Metz, los habitantes de Luxemburgo han previsto unirse a la manifestación para denunciar «las condiciones de seguridad absolutamente sorprendentes de la central de Cattenom», según los términos de Herni Kox, diputado Verde y alcalde de la comuna de Luxemburgo de Remich, situada a 10 km de la ciudad nuclear francesa, quien nos recuerda que «aproximadamente el 75% de la población de nuestro país vive en el primer perímetro de seguridad de la central, establecido en 25 km».
Según este representante «el emplazamiento de los cuatro reactores de Cattenom, que se encuentran a la vez cerca de Luxemburgo, de dos Lander alemanes -la Rhenania-Palatina y el Sarro-, de Valonia y de Lorena, presentan unos planos de evacuación de la población que no son extrapolables en la realidad».
Philip Urhausen, que vive en Luxemburgo y cuyas ventanas dan a la central, confirma esta inquietud: «Los muros de protección de la población en caso de accidente parecen absolutamente irrisorios. Yo no me hago ninguna ilusión en cuanto a la eficacia de mi refugio en mi bodega». El folleto publicado por el ministerio de sanidad de Luxemburgo y la disposición de los vecinos de los reactores no resultan más tranquilizadores. Estos folletos sirven principalmente para reconocer la señal de las sirenas que son diferentes en función de la gravedad de la situación.
Este descontento se traduce en el plano político
No existe ninguna central nuclear en Luxemburgo. Y desde el comienzo de los años ochenta, la mayoría de la población se ha opuesto a la construcción del primer reactor de Cattenom. Este descontento se traduce hoy en el plano político. El 27 de marzo de 2012 el Parlamento de Luxemburgo ha adoptado por unanimidad una moción estipulando que Cattenom pone en peligro la soberanía y la sostenibilidad de la nación de Luxemburgo y exige «el refuerzo de la acción gubernamental para su cierre definitivo».
Varios incidentes menores se han sucedido en Cattenom en estos últimos años. «Un incidente cada dos o tres meses los cuales han provocado una parada automática del reactor», asegura Roger Sapautz, responsable del dossier nuclear hecho junto a Greenpeace. Por los resultados de los tests de resistencia efectuados por la Unión Europea, la Autoridad de seguridad nuclear (ASN) francesa ha reconocido, el 4 de octubre, que eran necesarias algunas obras para mejorar la solidez de las centrales europeas frente a algunas situaciones extremas, señalando a continuación que el nivel de seguridad de las instalaciones era «suficiente» y que no exigía que se paralizasen inmediatamente.
Estas conclusiones se han vuelto a cuestionar por un experto nuclear independiente, Dieter Majer. A la demanda de las autoridades del Gran Ducado, de la Rhenanie-Palatinat y de la Sarre, ha llevado a cabo una auditoría para examinar la eficacia de los tests de resistencia que se han realizado desde 2011 -año de la catástrofe de Fukushima- por el ASN, EDF, la explotadora de las centrales nucleares francesa y la Unión Europea. Según el Comité de acción de Luxemburgo contra la nuclear, «los resultados del estudio llevados a cabo por el señor Majer, exigen el cierre inmediato de la central» hasta que se realicen los trabajos necesarios.
Impugnar la prolongación del contrato de explotación
En una carta recientemente enviada a la Asamblea Nacional Francesa, el presidente del Parlamento de Luxemburgo insiste en este sentido: «Los recientes tests de seguridad efectuados por la Comisión eurpea son en cierto grado más críticos respecto a la central nuclear de Cattenom que a la de Fessenheim, por lo que el gobierno francés se compromete a cerrarla de aquí a 2016″. Al margen del Consejo de asuntos exteriores que la Unión Europea ha previsto el 15 de octubre, las quejas luxemburguesas figuran por primera vez en el orden del día de un encuentro entre los ministros de Asuntos Exteriores franceses y luxemburgueses.
Por otra parte, las autoridades del Gran Ducado están buscado los medios jurídicos que desafíen cualquier prolongación de la explotación de Cattenom. Para ellas no hay más cuestión que el hecho de que los reactores -el primero se puso en marcha en 1987- llevan más de 30 años en activo.
rCR