Cuando Malala Yousufzai recibió un disparo en la cabeza por pistoleros talibanes simplemente porque quería obtener una educación envió ondas de choque en todo el mundo. De inmediato los medios de comunicación occidentales se ocuparon del asunto. Los políticos occidentales hicieron un montón de declaraciones y pronto se encontró en el Reino Unido. La forma […]
Cuando Malala Yousufzai recibió un disparo en la cabeza por pistoleros talibanes simplemente porque quería obtener una educación envió ondas de choque en todo el mundo.
De inmediato los medios de comunicación occidentales se ocuparon del asunto. Los políticos occidentales hicieron un montón de declaraciones y pronto se encontró en el Reino Unido. La forma en que Occidente reaccionó me hizo cuestionar las razones y los motivos de por qué el caso de Malala fue tan nombrado y no tantos otros.
No hay ninguna razón para justificar las brutales acciones de los talibanes o la negación del derecho universal a la educación; sin embargo hay una narrativa más profunda, histórica, de la que se ha hecho hasta aquí.
Esta es la historia de una chica nativa salvada por el hombre blanco. Ha volado al Reino Unido, el mundo occidental puede sentirse bien acerca de sí mismo, ya que ha vuelto a salvar a una mujer indígena de los salvajes hombres de su país de origen. Se trata de un relato histórico racista que ya ha sido institucionalizado. Los periodistas y los políticos no paran de hablar y de informar del caso. La historia de una niña inocente que fue baleada por los salvajes para exigir una educación y salvada por el caballero de la brillante armadura.
Las acciones de Occidente, los bombardeos, las ocupaciones, las guerras… todo parece justificarse ahora: «ves, es por eso que intervenimos, paras salvar a los indígenas».
La verdad es que hay cientos, miles de otras Malalas. Provienen de Irak, de Afganistán, de Pakistán y otros lugares en el mundo. Muchos de ellos son víctimas de Occidente, pero medios de comunicación y políticos lo olvidan convenientemente para apaciguar a una clase media, blanca, que justifica la carga del hombre blanco.
Gordon Brown [ex primer ministro de Gran Bretaña] pronunció un discurso de apoyo a Malala en la ONU. El mismo Gordon Brown que votó a favor de la guerra en Irak, que no sólo robó a la gente el derecho a la educación sino a sus vidas. Los mismos periodistas que no se han interrogado o informado sobre las guerras occidentales cantan alabanzas a Occidente por Malala, sin poner el caso en su contexto de la guerra de Afganistán y la desestabilización de la región que se produce gracias a la ocupación de Afganistán.
Cierto es que el mensaje de Malala es profundo, el mundo debería tomar nota que el derecho a la educación es un derecho de todos los niños, no sólo de una Malala utilizada como herramienta por Occidente porque permite a países como Gran Bretaña ocultar sus pecados en Afganistán e Irak. Los periodistas informan de una buena historia mientras descuidan otros muchos casos, como los ataques con aviones no tripulados que matan y aterrorizan a hombres, mujeres y niños en las regiones fronterizas de Afganistán.
La narrativa actual continúa la demonización de los musulmanes no blancos. Se les pinta como salvajes, alguien con quien no se puede negociar, ni alcanzar ningún compromiso, con quienes la única manera de lidiar es con la guerra, ocupando sus países y utilizando los aviones no tripulados contra ellos. La OTAN está bombardeando a chicas como Malala.
Históricamente Occidente ha utilizado las mujeres para justificar las acciones de los hombres en la guerra. Son frecuentes las imágenes en el arte, la educación, en las organizaciones de derechos humanos occidentales. Amnistía Internacional hizo una campaña coincidiendo con la cumbre de la OTAN en Nueva Cork alentando a la OTAN a «mantener el progreso» en Afganistán.
Sacia Ramzan y Kainar Riaz también fueron baleadas junto a Malala, pero los medios y los políticos parecen haberse olvidado de ellas. Abeer Qassim Hamza al-Janabi -saben los periodistas y los políticos occidentales este nombre?- tenía 14 años cuando fue violada por cinco soldados de EEUU y luego ella y su familia, incluyendo a su hermano de seis años, fueron asesinados.
No hay ninguna mención a ella en la ONU, ni Gordon Brown pronuncia su nombre.
Estoy a favor de Malala, apoyo el derecho a la educación para todos; sólo que no soporto la hipocresía de los políticos y medios de comunicación occidentales cuando se felicitan por lo que ellos han causado. Malala es una buena nativa, que no critica a occidente, que no habla de los ataques con aviones no tripulados; es la candidata perfecta para que el hombre blanco alivie su conciencia y salve al nativo.
El complejo salvador occidental ha secuestrado el mensaje de Malala. Occidente ha matado a muchas más niñas que los talibanes. Occidente ha negado más educación a las niñas con sus misiles que los talibanes con sus balas. Occidente ha hecho más en contra de la educación en todo el mundo que lo que los extremistas soñaron jamás. Así que, por favor, nos sobra el mensaje de justicia y autocomplacencia que no es más que propaganda occidental para decirnos que lanza bombas para salvar a chicas como Malala.
Fuente: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1728
Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por María Valdés