La Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirma: «Mueren mas personas en el trabajo que en las guerras». Algo así debería, cuanto menos, provocar una reacción sindical, social e institucional a nivel internacional que sirviera para reducir drásticamente esta sangría y no dejar que tantas muertes sean aceptadas como resultado de un fatalismo inevitable. Cada año […]
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirma: «Mueren mas personas en el trabajo que en las guerras». Algo así debería, cuanto menos, provocar una reacción sindical, social e institucional a nivel internacional que sirviera para reducir drásticamente esta sangría y no dejar que tantas muertes sean aceptadas como resultado de un fatalismo inevitable.
Cada año 2,2 millones de personas pierdan la vida en el trabajo y se generan 160 millones de nuevas enfermedades profesionales. Esto no es fruto de la casualidad ni de la mala suerte; tiene causas y responsables: la ausencia de prevención empresarial. Euskadi tampoco es diferente en eso. La siniestralidad no disminuye. Las cifras de muertos e inválidos demuestran la insumisión empresarial para con sus obligaciones preventivas,la complicidad de las Mutuas o Servicios de Prevención Ajeno, la pasividad del Gobierno Vasco, del central y la insuficiente acción de los trabajadores y trabajadoras en las empresas y en sus convenios para dar una respuesta a esta situación.
En muchas empresas, la prevención de los accidentes se traduce en un puro trámite. Un papel para justificarse ante las visitas de la Inspección de Trabajo u Osalan, eludiendo así la prevención de riesgos higiénicos, ergonómicos y psicosociales. No integrando una vigilancia especifica de la salud a sus trabajadores y desviando lesiones y enfermedades a Osakidetza para tratarlas como comunes, cuando estas enfermedades laborales generan más sufrimiento y perdida de días de trabajo que los accidentes. Porque la siniestralidad es la punta del iceberg de los daños a la salud en el trabajo. El crecimiento exponencial de las Enfermedades Profesionales en las estadísticas es resultado de la acción de CCOO por hacerlas visibles, aún representando todavía un pequeño porcentaje de las que se generan por las insalubres condiciones de trabajo. Así lo demuestra la experiencia de nuestro sindicato en el caso de las sorderas profesionales, alergias, asma, irritaciones tóxicas, lesiones musculoesqueléticas, estrés, cánceres y enfermedades respiratorias derivadas del amianto,.. CCOO ha sacado a la luz en Euskadi numerosos déficit preventivos de las empresas, generando una cultura reivindicativa en defensa de la salud y de mejora de prestaciones económicas a los afectados.
Para más de un ingenuo, el problema está en el listado de Enfermedades Profesionales, incluido, el que aprobará próximamente el Gobierno. Sin embargo, aunque un amplio listado será positivo, sin la acción sindical y sanitaria especifica en su visualización no servirá de nada. Muchas enfermedades seguirán siendo ocultadas por las Mutuas y los Servicios de Prevención, con el objetivo de exculpar al empresario y justificar sus chapuzas preventivas.
La experiencia ha demostrado que siniestralidad y daños a la salud son inversamente proporcionales a presencia y acción sindical en las empresas. La participación activa de los trabajadores y trabajadoras, delegados de prevención es garantía de calidad preventiva. La implicación es sinónimo de mejora continua. Por eso, sólo desde esta falta de implicación, se comprende el rechazo del sindicato de José Elorrieta a la creación de la figura del Delegado de Prevención Sectorial en la Construcción o en aquellas microempresas donde ni existe posibilidad de elegir representación sindical. ¿Por qué ELA delega la protección de la salud a los Inspectores de Trabajo y Técnicos de Osalan, mientras defiende otros objetivos sindicales? Es evidente, el sindicalismo necesita impulsar la participación de los trabajadores con nuevos instrumentos en las cada vez más numerosas microempresas o centros de trabajo multi-empresas, curiosamente, donde más siniestralidad existe.
Acabar con esta sangría de accidentes y enfermedades exige una movilización permanentemente obstaculizada por la injustificable división sindical que de mantenerse puede frustrar muchas de las expectativas abiertas en esta nueva coyuntura política. Sin avances sociales, los neoliberales vascos saldrán fortalecidos. En Ahotsakhan han dado ejemplo, reivindicando el papel de las mujeres en el proceso político. La defensa de la salud de los trabajadores y trabajadoras es el marco idóneo para iniciar la superación de la nefasta división sindical.
El 28 de Abril, Día Internacional de la Salud y la Seguridad en el Trabajo es una oportunidad para remover las conciencias, recordar las víctimas del trabajo insalubre, especialmente, a las silenciadas víctimas del amianto, reforzando la lucha por la salud laboral, ambiental y el sindicalismo Confederal. Reconocer y visualizar las víctimas se ha convertido en una de las mejores herramientas para mejorar las condiciones de trabajo. Con la implicación de todos y todas podemos y debemos reducir tanto sufrimiento, porque la verdadera prevención es posible.
* Jesús Uzkudun Illarramendi. Responsable de Salud Laboral de CCOO Euskadi.