En un fallo histórico, los tribunales de justicia de Puerto Cisnes, Región de Aysén, condenaron esta semana a un operario de la compañía salmonera Los Fiordos/Agrosuper por la matanza de al menos cinco lobos marinos (Otaria Flavescens), especie que está protegida y prohibida su caza. El dictamen judicial, en que la empresa reconoce haber proporcionado […]
En un fallo histórico, los tribunales de justicia de Puerto Cisnes, Región de Aysén, condenaron esta semana a un operario de la compañía salmonera Los Fiordos/Agrosuper por la matanza de al menos cinco lobos marinos (Otaria Flavescens), especie que está protegida y prohibida su caza.
El dictamen judicial, en que la empresa reconoce haber proporcionado el arma de fuego con que se cometió el ilícito, entrega varios testimonios de otros trabajadores de Los Fiordos que reconocen además que a estos mamíferos marinos se les intentó eliminar ahogándolos al hundirlos con un remo y suministrándoles carburo. Además consta en los testimonios que para tratar de ahuyentar a estas especies se roció con petróleo y se incendió el lugar que ocupaban para pos! arse, cuestión que no logró espantarlos.
Todos los empleados que en su momento trabajaron en Los Fiordos y que testimoniaron en este caso, acusaron directa y exclusivamente al trabajador, pero sin generar vínculos de responsabilidad con la compañía.
Esta situación fue criticada por el empresario turístico Ronald Pfeil que participó en la acción judicial, que afirmó no entender la sentencia porque «si la empresa admite haber entregado las armas y haber estado conciente de la matanza, se responsabilice sólo al funcionario».
De todas formas este proceso judicial permitió que se abra una nueva investigación por otros hechos similares ocurridos en las cercanías de los centros de cultivo de Los Fiordos.
Esta es la primera condena de esta especie en Chile, luego que por décadas las organizaciones ambientalistas, operadores tu! rísticos y comunidades costeras han venido denunciado s! ostenida mente ante las autoridades y la opinión pública este tipo de prácticas crueles e ilegales por parte de algunas empresas salmoneras.
Las compañías señalan pérdidas por 21 millones de dólares anuales causadas por la acción de ejemplares de mamíferos y aves marinos. Estas matanzas tuvieron una gran expansión en la década de los ’80 y ’90 provocando la eliminación de entre 5 a 6 mil ejemplares sólo en la Región de Los Lagos.
Ahora, la preocupación de las organizaciones ambientalistas y las comunidades costeras es en la Región de Aysén, donde la justicia ya acogió otras denuncias de este tipo y la fiscalización por parte de los organismos públicos es precaria debido a la falta de recursos y lo inhóspito de sus parajes.
Testigos detallan matanzas
Este tipo de matanzas tantas veces denunciadas, esta vez logró ser acreditada por los testimonios de tres profesionales que trabajaron en el centro de cultivo de Los Fiordos, que relataron haber sido testigos presénciales de este tipo de situaciones.
También se acreditó el testimonio de Ronald Pfeil, empresario turístico de la zona, quien relató que en muchas ocasiones ha encontrado lobos marinos muertos a causas de heridas de bala de grueso calibre.
En el juicio Pfeil «manifestó haber escuchado a trabajadores de la empresa Los Fiordos comentar que se les da muerte a los lobos marinos, por ser más barato que instalar medidas de seguridad y que incluso han utilizado hidrocarburos para eliminarlos».
Por su parte, el ingeniero Rodrigo Astete Rebolledo, quien trabajó en el centro salmonero de Los Fiordos/Agrosuper el año 2003, aseguró «haber te! nido conocimiento y presenciar en dos ocasiones la matanza de ! lobos ma rinos; y que el autor de tales hechos fue el requerido -identificándolo en la audiencia-. Éste utilizaba cómo método el ahogamiento de los animales, luego que éstos se enmallaban en la lobería».
Astete testimonió que «en otras oportunidades la eliminación se realizaba por medio de disparos de escopeta». También indicó que en una ocasión «se roció una roca cercana a la lobería con bencina y se le prendió fuego, para evitar que los animales se posaran en ella, lo que no resultó de la forma esperada».
«Relató además que se intentó que los lobos marinos comieran peces muertos, rellenos con carburo, lo que tampoco dio resultados», y que presenció cuando ahogaban a uno de estos animales, «lo que se efectuaba hundiéndolo con un remo, impidiendo que saliera a respirar para finalmente morir ahogado».
Mientras, Javier Eduardo Gómez Ulloa, buzo que trabajó en el centro de cultivo, aseguró que «cuando se enredaba algún lobo en la ‘malla lobera’, éste era sacrificado, lo que aconteció unas cinco a seis veces».
El buzo «continuó relatando que una vez muertos los animales, procedía a bajarlos, es decir a hundirlos hasta el fondo marino para que se descompusieran, lo que realizó en una seis ocasiones».
Otros de los testigos, Edgar Alejandro Domínguez Mardones, Técnico en Acuicultura, «relató que presenció cuando el imputado daba muerte a un lobo marino, disparándole con una escopeta en dos ocasiones».
Empresa admite matanza y porte de armas
Según consta en la sentencia, el gerente de producción de la pesquera Los Fiordos, Miguel Rodrigo Portus Ortega, reconoci&oac! ute; que a los centros salmoneros se enviaron escopetas para «! espantar a los lobos», mediante disparos al aire.
Este empleado admite «haber tenido conocimiento que en el centro San Andrés se mataron entre cinco a seis lobos marinos, pero dentro del procedimiento normal cuando se enredaban en las redes y que nunca ordenó al requerido que eliminara a estos animales y que le facilitó un arma de fuego, únicamente para espantarlos».
Sin embargo Portus afirmó desconocer la forma en que se eliminaron los animales.
Critican sentencia
Ronald Pfeil manifestó a Ecocéanos News su disconformidad con la sentencia que responsabiliza sólo al jefe del centro salmonero, dejando libre de culpas a Los Fiordos/Agrosuper.
«Lo que no entiendo de la sentencia es que si la gerencia de la empresa admite haber entregado las armas y haber estado conciente de la matanza, que no fue un día particular, sino en un periodo! de tres meses, se responsabilice sólo al funcionario. Me parece una desfachatez que la empresa haya derivado toda la culpa a un subalterno (…) esto es una mafia y es la forma que tienen de operar».
No obstante, Pfeil se mostró esperanzado en que se condene de una manera más drástica y justa estos delitos, ya que «en el curso del juicio se determinó que hubo otras matanzas de lobos marinos, no sólo las que se admitieron, por lo que se abrió una nueva investigación».
Además, informó que se acogieron dos denuncias sobre la muerte de un delfín y tres lobos marinos. Uno de estos últimos fue encontrado por uno de los clientes turísticos de Pfeil en Bahía Marta. Personal de la Gobernación Marítima y la Fiscalía de Puerto Cisnes acudieron al lugar, se hizo una autopsia y se recuperó la bala, según el empresario.!
El tribunal en definitiva condenó a Hugo Arm&ia! cute;n P adilla Torres a cinco penas de 61 días de presidio menor en su grado mínimo y multa de un ingreso mínimo mensual y a las accesorias de suspensión de cargo u oficio público durante el tiempo de la condena, las que deberá cumplir en forma sucesiva cómo autor de cinco delitos reiterados de maltrato o crueldad animal, cometidos durante los meses de marzo a noviembre del año 2003, en el centro de cultivo San Andrés, de la compañía Los Fiordos. Se le concedió el beneficio de la remisión condicional de las penas corporales impuestas.
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