«Una cosa sí puedo asegurar: antes de la pausa estival habrán concluido los procedimientos parlamentarios legales para un cambio rápido a las renovables». Con estas declaraciones al periódico regional Ruhr Nachrichten, Ángela Merkel anunciaba así su intención de convocar una consulta en el Bundestag para poner fin a la energía atómica antes del verano. Se […]
«Una cosa sí puedo asegurar: antes de la pausa estival habrán concluido los procedimientos parlamentarios legales para un cambio rápido a las renovables». Con estas declaraciones al periódico regional Ruhr Nachrichten, Ángela Merkel anunciaba así su intención de convocar una consulta en el Bundestag para poner fin a la energía atómica antes del verano. Se confirman así los rumores iniciados hace una semana: el objetivo de la canciller es acelerar el calendario para desconectar las plantas aún en funcionamiento, y echar así por tierra la ley que ella misma impulsó en septiembre de 2010 para prolongar el uso de la energía nuclear 14 años de media.
El nuevo plan se aprobaría a mediados de junio, fecha en que expira la moratoria provisional que puso Merkel sobre la mesa, a raíz de la presión ciudadana que desencadenó la crisis de Fukushima, para detener durante tres meses los reactores más antiguos. El nuevo concepto energético que fragua la canciller no sólo implica una rectificación de la ley nuclear, sino que además abrirá «las vías legales necesarias para el desarrollo de las energías alternativas», incluido aumentar la eficiencia energética y el saneamiento de los edificios para proteger el clima.
De valedora a detractora
El radical cambio de opinión de Merkel, hasta hace unos meses abanderada de la energía nuclear, sólo se explica como ella misma ha dicho en las consecuencias del desastre de Japón y el temor que ello desató entre los ciudadanos. «Se trata de un gran proyecto de futuro para nuestro país y espero que se lleve adelante sobre una amplia base social»; así argumenta ahora el viraje energético alemán la líder cristianodemócrata, que confía en contar con el respaldo de todos los partidos.
No obstante, no apuesta aún por una fecha definitiva para apagar las 17 centrales del país. «No puedo descartar que determinados y definidos contingentes energéticos desempeñen un papel en nuestro concepto», apuntó Merkel, que en un comienzo deberá apostar por las energías fósiles. No en vano, amén de las pérdidas millonarias que registrarán los grandes consorcios energéticos con el apagón (y por las que ya planean demandar al Gobierno), el otro gran problema es que alrededor de un 21% de la energía que se consume aún es atómica.
Fuente: http://www.publico.es/