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Entrevista a Joaquín Miras Albarrán sobre "Praxis política y estado republicano. Crítica del republicanismo liberal" (V)

«Mi propuesta es radical porque pretende ir a la raíz de los problemas, y propone medios para que los subalternos podamos cambiar de raíz el mundo»

Fuentes: Rebelión

Entre otras muchas cosas, algunas de ellas se han recordado en anteriores conversaciones, Joaquín Miras Albarrán es miembro-fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y estado republicano. *** -Estábamos en esto. Dices que la concepción de la política que criticas ha sido también mayoritaria en la izquierda. ¿En qué […]

Entre otras muchas cosas, algunas de ellas se han recordado en anteriores conversaciones, Joaquín Miras Albarrán es miembro-fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y estado republicano.

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-Estábamos en esto. Dices que la concepción de la política que criticas ha sido también mayoritaria en la izquierda. ¿En qué izquierda? ¿Nos puedes dar algún ejemplo? ¿Por qué afirmas que se pregona como la única existente? ¿Por quiénes?

-«Vosotros votadnos y ponednos en las instituciones, que nosotros os solventaremos los problemas». Quizá, en algunos casos, con la ayuda de una idea-propuesta complementaria, «movilizaros en movimientos de protesta y presión que sean instrumentales a nuestro acceso al gobierno». Esta segunda parte, reclamar movimientos entendidos como medio o recurso instrumental para el acceso y el apoyo al gobierno propio, ya no es ni común a todo lo que se dice de izquierdas. Bueno, este es el fundamento del discurso de toda la izquierda. Nadie considera que se deba impulsar un movimiento capilar que luche por el control sobre la actividad social que produce la vida cotidiana, en todos sus ámbitos, pero comenzando por donde se pueda. La lucha por la creación de un movimiento, mediante el cual la comunidad de individuos organizados genere una nueva cultura cotidiana de vida, una democratización de la vida cotidiana. Esto está fuera de la reflexión…pero, la creación en comunidad de un vivir cotidiano, de un ethos, es el sine qua non del republicanismo, de la praxeología, tal como muestro en el libro.

-Hablas de la cultura material de vida al definir que es una sociedad política. ¿Qué es para ti, en qué consiste esa cultura material de vida? ¿No puede haber varias culturas materiales, incluso enfrentadas, en una misma sociedad política?

-Me sirve la noción de cultura que elabora la antropología cultural, por ejemplo Karl Polanyi. Es la denominación del acervo de conocimientos, que, en primer lugar, guían nuestro hacer. Porque nuestro hacer, desde comer, a cruzar una calle, a trabajar, a declararnos a una mujer -o a un hombre, etc- es un saber hacer creado y transmitido por la comunidad, no innato, ni individualista. Es el conjunto de saberes que nos hominizan, como individuos y como especie. Cultura no es, en primer lugar, arte, literatura, cine, deporte, etc, sino el conocimiento que posibilita la actividad creadora de la comunidad mediante la ésta produce y reproduce la vida

-En cuanto al plural…

-Sí puede haber diversas culturas materiales. En la Edad Media, hubo, a menudo, en coexistencia, diversas culturas materiales de vida, de espaldas unas a otras. Toda religión era la forma de consciencia mediante la que se elaboraba el saber hacer que ordenaba la vida cotidiana en su totalidad, de una comunidad, y, a la par, mediante la que se expresaba la consciencia de constituir una religación comunitaria, la consciencia de un hacer común: consciencia segunda sobre el propio hacer. Cada religión ordenaba todos los ámbitos del vivir, desde la familia y el sexo al tiempo de trabajo y su reglamentación, los trabajos dignos y los indignos, el tiempo de descanso, las formas de asueto y diversión, los usos alimentarios, con las prohibiciones de alimentos, para siempre o durante determinados días, etc. Era también el ámbito intelectual en que se reflexionaba, deliberaba y se justificaba ese saber hacer práctico, y en el que se expresaban los nuevos sectores sociales emergentes y sus nuevas experiencias y necesidades, muchas veces en pugna con los de otras fracciones sociales, dando lugar a nuevas órdenes religiosas, «herejías», etc.

Los estados modernos, desde su constitución en el siglo XVl, percibieron el peligro, para su unidad, de la existencia de diversos ethos o religiones, y se dedicaron a la homogeneización cultural. La persecución de la Inquisición contra judíos y moriscos no era por motivos raciales, sino culturales. La Inquisición tenía la característica de ser la única institución que ejercía unidad de jurisdicción en todos los reinos de la corona… pero todo esto nos lleva lejos.

-Tienes razón, un poco lejos.

-Basta decir que cuando comprendemos que una religatio religiosa es una comunidad de cultura de vida, se nos aclara el porqué de muchos acontecimientos históricos. Desde la Revolución Francesa, y el cambio de civilización sobrevenido, las culturas materiales de vida ya no se auto reflexionan y elaboran a través de la religión, sino a través de concepciones del mundo laicas, weltanschauung filosóficas, dentro de las cuales las religiones constituyen una corriente o partido en pugna cultural.

Pero aún falta otro asunto.

-¿Cuál?

-A pesar de la potencia de los estados, la vida cotidiana de las comunidades, la vida de la comunidad familiar extensa, etc., era difícil de controlar, por la dificultad de penetración en la misma. Explicaba Pasolini -lo cito en el libro- que el fascismo, a pesar de todo su poder tiránico, no consiguió controlar y dominar la vida cotidiana de la gente.

Sin embargo, el capitalismo, y el capitalismo productor de bienes para el consumo de la vida cotidiana, ha logrado lo que hasta el presente era imposible, la penetración y ahormación de las culturas materiales de vida, y de la vida cotidiana, según las necesidades del propio capitalismo, la destrucción del anterior tejido comunitario desde el que los diversos sectores sociales elaboraban en comunidad culturas y subculturas autónomas, y la uniformización del vivir, mediante el consumo y la ordenación del tiempo según las necesidades del trabajo. El capitalismo para el consumo ha ejercido un poder totalitario sobre la vida cotidiana que ningún régimen religioso o político se había podido permitir.

-Afirmas que la propuesta que defiendes es radical. ¿Qué significa aquí ser radical? ¿Por qué es radical tu propuesta?

-Mi propuesta es radical porque pretende ir a la raíz de los problemas, y propone medios para que los subalternos podamos cambiar de raíz el mundo, cambiándonos a nosotros mismos, luchando por tratar de crear una nueva cultura material de vida organizada democráticamente, luchando desde la vida cotidiana, desde los microfundamentos de la misma en los que nosotros la generamos: el entramado de comunidades de las que somos partícipes.

-La última por el momento: al hablar de la sociedad política, tal como debe entenderse en tu opinión, hablas de «una tarea que exige participación activa, creativa, constante, de la comunidad de ciudadanos». Activa, creativa, constante, de todos los ciudadanos… ¿No es eso una tarea casi sobrehumana? ¿Y cuándo tiempo nos quedaría para el trabajo, los amigos, la familia, nuestras ayudas y cuidados, etc?

-La creatividad no es un novum a lograr, es realidad siempre existente, siempre constante del ser humano: la praxis. Y se da, no en los intermundos habitados por los dioses-prohombres faros de la comunidad, no en el Espacio Público político, ni en momentos excepcionales de la historia, sino en la vida cotidiana de cada persona, en su hacer diario en común, mediante el que somos el dios creador que crea este mundo material de vida. Todo el mundo humano es creado, y recreado a cada instante, so pena de desaparición; es creación humana.

Por tanto, la actividad política nueva a la que me refiero, es interna a cada uno de esos ámbitos de la vida cotidiana, todos ellos, ámbitos comunitarios de vida. Porque es actividad política para recrear un nuevo vivir y hacer dentro de las instancias comunitarias en las que actuamos para producir y reproducir la vida social. No es un pluriempleo u ocupación extra, nueva, que nos cae encima. Se trata de someter a relaciones sociales simétricas, democráticas, la actividad creadora que constantemente generamos desde nuestra vida cotidiana, desde el múltiple entramado de comunidades en las que participamos, que es el microfundamento capilar que organiza nuestra actividad, pero sometidos a una división social de trabajo que impone desigualdad, dominación, jerarquía. Es declarar política la totalidad de la vida cotidiana y luchar por democratizarla. Precisamente entender la política como un hacer excedente, «Público», exterior a la vida cotidiana, es asumir ya la ideología liberal, burguesa. Que considera «privada» y no objeto de la política al grueso fundamental de la actividad creadora mediante la que producimos la vida social humana.

-Perfecto. Nos adentramos ahora en el primer apartado de la primera parte de tu libro. Cito el titulo: «Dos concepciones políticas opuestas. La política como ciencia o la política como praxis».

-Cuando quieras, de acuerdo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.